¿Cómo evitar elegir entre salvar vidas o nuestra forma de vida en la próxima pandemia?

Rafael Bengoa

Esta pandemia no ha sido excepcional. Históricamente siempre las ha habido y pensar que no ha habido precedentes es negacionismo

Sólo en los últimos 45 años ha habido 335 saltos de virus del mundo animal al humano; 5 han tomado fuerza pandémica. El cambio climático y la globalización, la urbanización, están creando condiciones para que se aceleren esos saltos zoonóticos. Estamos creando las condiciones ideales para todo tipo de microorganismos infecciosos, por lo que no tiene mucho sentido esperar sentados que surja el siguiente sin actuar entre pandemias. 

Esta pandemia Covid tampoco ha sido la peor. La de 1918 mató mucho más y fue peor porque atacó más a gente joven y niños que a los mayores. Más recientemente, MERS y SARS-1 tuvieron mucha mayor mortalidad que la actual (un 10% la primera y un 30% la segunda).

No hay nada que indique que la siguiente sea una pandemia light. Puede ser más mortífera que Covid.

A pesar de ese posible escenario y más de 130.000 muertos por Covid, la seguridad sanitaria en España se encuentra en una situación paupérrima con relación a la seguridad militar. 

¿No son ambas, la seguridad sanitaria y la seguridad militar, parte de una seguridad nacional

¿Cómo se podría fortalecer la seguridad sanitaria?

Al principio de toda pandemia ocurre el llamado periodo de ignorancia porque científicamente se desconoce el microorganismo que lo provoca, sus características, su forma de trasmisión, su mortalidad, la forma de diagnosticar y los medicamentos y vacunas necesarios. Es inevitable que ocurra ese periodo de ignorancia en la siguiente pandemia. 

Lo que no es inevitable es estar mejor preparados y no tener que volver a decidir entre salvar vidas y nuestra forma de vida, entre salvar vidas y salvar empleos. 

Parece lógico pensar que habrá que preparar el futuro para que la sanidad pública pueda ser aún más resiliente; que no tengamos que cerrar los colegios ni confinarnos, que tengamos rápidamente pruebas diagnósticas, medicamentos y vacunas y así no tener que improvisar. En otras palabras, ser más resilientes ante crisis de este tipo. 

Parece lógico pensar que habrá que preparar el futuro para que la sanidad pública pueda ser aún más resiliente

Por todo ello, ¿no debería el reciente fin de la emergencia pandémica ser el principio de la preparación para la siguiente

En el ámbito internacional existen varias nuevas iniciativas. CEPI es una coalición público-privada y de la sociedad civil para acelerar la preparación pandémica. Lo que propone es un proyecto dirigido a recortar el mencionado periodo de ignorancia

En ese proyecto llamado Misión 100 días se ha nombrado la “enfermedad X" para ser financiada en investigación y desarrollo. Se trata de una enfermedad infecciosa hipotética con potencial pandémico

No se trata de desarrollar una nueva vacuna contra una enfermedad concreta, ya que se desconoce cuál será, sino de estructurar un sistema que logre desarrollar una vacuna rápidamente y con capacidad de producción. 

Una respuesta más rápida contendrá la propagación del virus y podría limitar significativamente el impacto al ser humano y el costo socioeconómico de una pandemia.

Lograr las vacunas contra el SARS-CoV-2 en un año ha sido un triunfo de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, a pesar de los avances habidos en vacunas, pruebas diagnósticas, secuenciación, rastreo de contactos y distanciamiento social para suprimir la transmisión de enfermedades, lograr una vacuna dentro de 100 días le daría al mundo una mejor oportunidad de contener y controlar futuras amenazas patógenas.

Mientras tanto es necesario reforzar hoy nuestro sistema público de salud, la salud pública y a nuestros profesionales para que se puedan enfrentar a un mundo con más enfermedades infecciosas.

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Rafael Bengoa es exdirector de Sistemas de Salud de la OMS y exconsejero de Sanidad del Gobierno Vasco.

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