Las santas, madres y reinas de la Navidad Cristina García Casado
Franco, un personaje histórico
Se llama Elisa Núñez y es consellera de Justicia e Interior del gobierno valenciano. Es de Vox. En mi tierra no se durmieron PP y Vox para pactar el gobierno de coalición después de las elecciones del 28M. En un plisplás se pusieron de acuerdo. Ningún problema. ¿Por qué habría de haberlos? Vienen del mismo sitio, se alimentan uno del otro como hermanos que saben de una lealtad inquebrantable, tienen la misma mirada hacia el pasado aunque el PP se vista obligadamente, algunas veces, con la seda de mona democrática.
Hace unos días, la consellera Elisa Núñez dijo: “Francisco Franco es un personaje histórico. No puedo decir nada más”. Un rato más tarde sí que dijo algo más: que fue un dictador. Y punto. Todos contentos. El mismo presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, del PP, salió a la palestra para aclarar lo que pensaba, como había hecho unos días antes: el franquismo fue una dictadura. Aplausos de la feligresía y a otra cosa, mariposa. Flipo al ver la facilidad con la que nos conformamos cuando nos enfrentamos al lenguaje. Flipo de verdad. Dicen la consellera de Vox y el presidente del PP que Franco fue un dictador y lo suyo una dictadura, y aquí paz y allá gloria. Punto final del debate.
Los dos personajes pasan ya al lado de la decencia democrática. Nada sospechosos de amarrarse al franquismo como una lapa, pedigrí de demócratas de toda la vida, intachable huella dactilar en su currículum político e ideológico. Flipo, de verdad que flipo. Qué fácil lo tienen la derecha y la extrema derecha para salir airosas de un asunto tan complejo como la manera en que nos enfrentamos al pasado, en cómo gestionamos ese enfrentamiento, en la cara que ponemos cada cual cuando una paletada de tierra levanta en una fosa común casi cien años de vergüenza democrática. Llegan Mazón y Núñez, dicen que lo que hubo casi 40 años atrás fue una dictadura y a bailar agarradas derechas e izquierdas Only you, como si los Platters no hiciera ya siglo y medio o más que desaparecieron del mapa.
“Vivimos tiempos inhabitables, tiempos contradictorios y atrevidos, donde el escarnio ostenta sus pantuflas, ahíto de osadía e impudicia”, escribe Paca Aguirre en uno de sus poemas inmortales. En eso se empeñan el PP y Vox, también cuando hablan o callan de lo que fue el pasado en este país al que están convirtiendo cada vez más en más inhabitable. Decir sólo que el franquismo fue una dictadura no significa nada, absolutamente nada. Lo dicen Mazón y Núñez, luego se cepillan bien fuerte los dientes, hacen gárgaras con un elixir bucal, sueltan la espuma sobre el agujero del desagüe y se van juntos a celebrar la victoria del franquismo una vez más en esta democracia. Se dicen entre ellos a risotada limpia: "¿No era eso lo que querían que dijésemos?, pues ya lo hemos dicho, se han quedado contentos y nosotros a lo nuestro".
Y es precisamente en eso, en ese “a lo nuestro”, donde está la esencia de lo que piensan del pasado. Y lo que piensan no es otra cosa que lo evidente desde que el franquismo más listo se convirtió en la UCD y luego en una mezcla con AP de la que saldría un PP que nunca ha renunciado a sus raíces franquistas. Cuando Carlos Mazón dice que el franquismo fue una dictadura no está diciendo nada porque sabe que lo que piensa de verdad lo llevarán a cabo los socios de extrema derecha en su gobierno. Que él y su vicepresidente de Vox, el torero franquista Vicente Barrera, piensan lo mismo sobre la justicia que se merecen las víctimas de la dictadura no hay ninguna duda. Y es ahí donde reconocer que el franquismo fue una dictadura se queda corto.
Lo que podrían haber añadido el presidente y su consellera de Justicia e Interior es muy claro. Yo les pongo aquí el añadido que aclararía un poco más lo que se niegan a decir porque sólo pensarlo les provoca sarpullidos: el franquismo fue una de las dictaduras más crueles del horror contemporáneo, una dictadura que asesinó sin que pudieran defenderse en un juicio a miles y miles de personas, que amontonó a esas personas como a perros muertos en fosas que todavía hoy sufren su silencio desde que uno de sus presidentes, Mariano Rajoy, decidió no destinar un solo euro de los presupuestos generales del Estado a las exhumaciones. Podrían decir también, Mazón y los suyos, que la guerra no fue necesaria para, según ellos, salvar España del caos republicano, sino que llegó después de un golpe de Estado contra los avances democráticos que estaba suponiendo la Segunda República.
Si convertimos la historia en una mentira, también será una mentira la memoria y un triste paisaje de muertos en vida sus protagonistas
Pero claro, que asuman las derechas esos añadidos que les digo es imposible. Porque, en realidad, a lo que le tienen miedo las derechas no es al pasado sino al presente. Porque saben que delante o detrás de un asesinato hay un asesino. Porque saben que si salen a la luz los nombres de las víctimas, han de salir igualmente los nombres de los verdugos. Ya sé que a lo mejor hablamos mucho del pasado cuando hay asuntos que están descalabrando lo que ahora nos pasa. Pero es que también creo que el pasado, como decía William Faulkner, no ha pasado, que venimos de sitios anteriores, que somos una mezcla de tiempos y de gentes, que vivir como si la vida naciera ahora mismo sería como ir creciendo a medias, como surgidos de una amputación injusta que nos convertiría en seres deformes corazón adentro, que si convertimos la historia en una mentira, también será una mentira la memoria y un triste paisaje de muertos en vida sus protagonistas.
Cuando el presidente del gobierno valenciano y una de sus conselleras dicen a secas que el franquismo fue una dictadura están ocultando lo que fue de verdad esa dictadura. Y es a esa verdad a lo que le tienen miedo. Porque si hubieran leído a Joyce Carol Oates igual habrían retenido estas palabras suyas: “Porque yo creo en la verdad, aunque duela. Especialmente, si duele”. Y lo que menos quieren el PP y Vox es buscar y defender la verdad de un tiempo sometido a la devastación como fue el de la dictadura franquista. Y digo ninguno de los dos porque en lo que se refiere a la Memoria Democrática seguirán siendo firmes defensores del franquismo, unas veces con la boca pequeña y otras a galope legionario. Pero, en resumidas cuentas, defensores de la dictadura. Aunque se quieran revestir, como hacen en algunas ocasiones, con la seda de la mona democrática. Tanto el PP como Vox piensan lo mismo de Francisco Franco: que fue un personaje histórico. Hasta ahí llegan. Sólo hasta ahí. ¡Qué vergüenza, dios, qué vergüenza!
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