La presidencia española del Consejo de la UE está generando una serie de encuentros informales de responsables ministeriales de todos los ámbitos. A finales de septiembre se llevó a cabo en Cáceres la reunión de ministros y ministras de Cultura que podría haber pasado desapercibida si no ponemos atención en la importancia del compromiso adquirido.
En línea con la Declaración de Mondiacult de 2022 y preparando el terreno para las negociaciones de la próxima agenda de desarrollo, la Unión Europea, a iniciativa de España, marca el paso para un nuevo compromiso con la cultura. La Declaración de Cáceres supone un momento histórico, después de muchos años de reivindicación para que los compromisos adquiridos en los Pactos de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas se trasladen a las políticas públicas. Estamos ante un nuevo escenario que abre un camino para la formulación de nuevos modelos de políticas culturales que recojan las múltiples identidades que forman parte de las sociedades contemporáneas, y que incorporen esta nueva visión a la agenda política nacional y global.
Los ministros y ministras de Cultura de la UE afirman en la Declaración de Cáceres que “la cultura es un derecho de la ciudadanía que los poderes públicos tienen la obligación de salvaguardar”. Necesitamos que este compromiso se haga efectivo en el corpus normativo. En España estamos a las puertas de una nueva legislatura que puede ser la oportunidad para alcanzar este objetivo, es el momento de intentarlo. Es importante garantizar los servicios culturales mínimos para que la ciudadanía pueda ejercer su derecho a participar en la vida cultural. Nuestra necesidad más urgente es una Ley General de Cultura que establezca el marco de actuación institucional en todos los niveles de competencia. No podemos seguir estirando regulaciones antiguas que no se adaptan al contexto actual. Para conseguir estar presentes después de 2030 en la nueva agenda, con un Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) específico para la cultura, es necesario demostrar el impacto que la acción cultural ejerce en la vida de las personas y en los territorios, el compromiso con la sostenibilidad ambiental y social y la adaptación al desarrollo tecnológico sin dejar a nadie atrás.
La UE, a iniciativa de España, marca el paso para un nuevo compromiso con la cultura. La 'Declaración de Cáceres' supone un momento histórico, después de muchos años de reivindicación para que los compromisos adquiridos se trasladen a políticas públicas
Si la Declaración de Cáceres recoge el compromiso para que la cultura sea “de ahora en adelante considerada como un bien público esencial y un bien público mundial al más alto nivel político”, no podemos quedarnos solo en las intenciones. Estas afirmaciones deben generar un giro en la planificación de las políticas públicas, fundamentándolas en los derechos culturales para asumir los retos del presente, y avanzar hacia el futuro fortaleciendo el ecosistema cultural en el marco de la diversidad y la sostenibilidad.
Los desafíos que plantea el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) pueden identificarse de igual manera como retos y oportunidades. Las industrias culturales necesitan una legislación adecuada que proteja la propiedad intelectual, pero que permita que el sector siga fomentando la innovación. Es necesario aumentar las inversiones y que la regulación tenga en cuenta la realidad de los profesionales de la cultura y se avance de manera conjunta. La puerta que abre la IA es una enorme oportunidad para la creación en cualquier formato y hay que explorar ese camino. Por eso es necesario incorporar especialistas regulatorios sectoriales en el diseño de las leyes que afectan a la IA.
Y al igual que la Declaración de Cáceres, terminamos estas líneas recuperando unas palabras de Lorca: “Los avances sociales se hacen con libros", con la cultura, para orientar bien las ideas y para que los pueblos entiendan el sentido de la vida.
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Inma Ballesteros es Directora del Observatorio de Cultura y Comunicación de la Fundación Alternativas.
La presidencia española del Consejo de la UE está generando una serie de encuentros informales de responsables ministeriales de todos los ámbitos. A finales de septiembre se llevó a cabo en Cáceres la reunión de ministros y ministras de Cultura que podría haber pasado desapercibida si no ponemos atención en la importancia del compromiso adquirido.