Resulta francamente bochornoso escuchar las soflamas del Partido Popular y de su líder, Núñez Feijóo, respecto del inicio de curso escolar y, más concretamente, en lo que se refiere a los libros de texto. Recientemente, ha sido la diputada Carmen Navarro la que, en el último Pleno y sin ruborizarse, insistía sobre este tema en pregunta a la ministra de Educación, Pilar Alegría.
Permítanme recordar unos hechos que me tocó vivir con intensidad en mi papel de portavoz de Educación del Grupo Socialista en el Parlamento de Galicia durante el gobierno presidido por Emilio Pérez Touriño y en los primeros años de Feijóo al frente de la Xunta de Galicia.
Celso Currás, conselleiro de Educación en el gobierno de Manuel Fraga, y por indicación de éste, había iniciado tímidamente un programa de gratuidad de los libros de texto, basado en el préstamo, que afectaba únicamente a un par de años en Educación Primaria y con un calendario de implantación de una lentitud exasperante.
En el año 2005, nada más llegar Pérez Touriño a la presidencia de la Xunta de Galicia, encargó a la conselleira de Educación, Laura Sánchez Piñón, abordar la gratuidad de los libros de texto en el conjunto de la educación obligatoria. Una decisión acompañada de un incremento sustancial del presupuesto destinado a Educación, en plena coherencia con el programa electoral presentado en campaña por el líder socialista.
Pues bien, la implantación del programa de gratuidad constituyó todo un éxito y así fue reconocido por la comunidad educativa. Es de justicia señalar que al compromiso del gobierno Touriño le acompañó el compromiso ejemplar del alumnado y de sus familias en el cuidado de los libros de texto y, la mejor prueba, fue que la partida presupuestaria que se destinaba a la compra de material deteriorado nunca fue utilizada más que en una exigua parte.
Insistiendo en lo bien que funcionaba el programa de gratuidad de libros de texto a la totalidad del alumnado, también es justo reconocer que supuso un gran esfuerzo de gestión por parte del profesorado. Ahí sí que había un margen de mejora y en ello se esforzó la consellería de Sánchez Piñón para implementar fórmulas con las que conseguir optimizar el proceso.
Lamentablemente, en el año 2009, el Partido Popular ganaba las elecciones y Núñez Feijóo ocupaba la presidencia de la Xunta de Galicia. En materia educativa los cambios fueron inmediatos y para peor.
Una de las primeras medidas fue la supresión del programa de gratuidad de los libros de texto. Los argumentos para hacerlo fueron de lo más peregrino. El portavoz de Educación del Grupo Popular, Román Rodríguez, actualmente conselleiro de Educación en la Xunta de Galicia, no se cortó un pelo en denigrar el programa de gratuidad universal con frases del siguiente tenor: «perverso, no de gratuidad, perjudicial para librerías y alumnos», un programa producto de la «demagogia de la izquierda y de su política de café para todos, injusta y antisocial». Y tanto Núñez Feijóo como su conselleiro de Educación, Jesús Vázquez, insistían en que, en época de crisis, «solo podemos atender a aquellos que más lo necesitan». Un argumento que era además absolutamente falaz.
El sistema de ayudas para compra de libros con el que Feijóo sustituía el programa de gratuidad era bastante más caro y atendía solo a una parte del alumnado, cuestión que me permito explicar a continuación.
Según datos de la propia consellería de Educación, cada curso el 40% del alumnado de la enseñanza obligatoria recibiría la ayuda máxima para la compra de libros que, según Feijóo, daría para el total de los libros del curso. Además, un tercio del alumnado, también según datos de la consellería, recibiría una ayuda parcial (aproximadamente el 50% de la total).
No hace falta ser un genio en matemáticas para calcular que el coste, a lo largo de cuatro cursos, es superior al que supondría la compra de los libros al conjunto del alumnado el primer año y cederlos gratuitamente en préstamo durante cuatro cursos.
Las protestas de la comunidad educativa no se hicieron esperar, en muchos centros escolares las familias organizaron sus propios sistemas alternativos de préstamo de libros. Hubo también ayuntamientos que crearon bancos municipales de libros de texto. Sobre esto último pongo el ejemplo de Cangas, gobernado por el Partido Popular, donde el concejal de Cultura decía que «pretende ser una medida de apoyo a las familias, reducir gastos y su puesta en marcha generará un enriquecimiento de valores para el alumnado» y, añadía, «fomentará valores como la colaboración, la solidaridad y la responsabilidad en el cuidado de los libros y respeto al medio ambiente».
En definitiva, «manu militari» en base a su mayoría absoluta, Núñez Feijóo suprimía el programa de gratuidad de libros de texto en base a préstamo, que incluía al 100% del alumnado, por un sistema más caro y que tan solo atendía a 4 de cada 10 alumnos con la ayuda máxima, a 3 con ayuda parcial y a otros 3 sin ninguna ayuda.
Resulta lamentablemente irónico que sea ahora Feijóo el que afirme preocuparse por el precio de los libros y su repercusión en el coste del inicio de curso a las familias. Precisamente él, que eliminó el programa de gratuidad en Galicia
No seré yo quien ponga de ejemplo las políticas de Manuel Fraga al frente de la Xunta de Galicia, pero, si hablamos de libros de texto, bien hubiera podido ampararse Feijóo en que el programa de gratuidad, aunque muy tímidamente y con escaso presupuesto, fuera iniciado por su mentor para así no tomar una medida en contra de la comunidad educativa, especialmente para los sectores más vulnerables, puesto que la ayuda máxima no llegaba, pese a lo argumentado por el líder popular, para el total del coste de los libros.
También debemos recordar que el sistema de gratuidad de los libros de texto basados en el préstamo y fulminado por Feijóo en el minuto cero de su presidencia de la Xunta fue reivindicado y reclamado con fuerza por todos los sectores de la comunidad educativa en el conjunto del Estado. Tanto fue así, que el ministro Wert se vio obligado a introducir en la LOMCE la disposición adicional quinta que rezaba del siguiente modo: «El ministerio de Educación, Cultura y Deporte promoverá el préstamo gratuito de libros de texto y otros materiales curriculares para la educación básica en los centros sostenidos con fondos públicos, en el seno de la Conferencia Sectorial de Educación».
Resulta lamentablemente irónico que sea ahora Feijóo el que afirme preocuparse por el precio de los libros y su repercusión en el coste del inicio de curso a las familias. Precisamente él, que eliminó el programa de gratuidad en Galicia en cuanto tuvo oportunidad, y un Partido Popular que ha votado en contra de la mayor partida de becas de la historia propiciada por el actual Gobierno de Pedro Sánchez, 2.134 millones de euros para 1,36 millones de estudiantes, y además, recientemente, también en contra de los 400 millones de euros destinados a la ayuda complementaria de 100 euros mensuales (de septiembre a diciembre) para los estudiantes con becas en la convocatoria general de este curso 2022-2023.
Cuanto más se conoce a Feijóo, más claramente se conocen sus imposturas y contradicciones. En esta ocasión le ha tocado a los libros de texto, un asunto en el que el líder popular, como en muchos otros temas, no es precisamente un ejemplo a seguir.
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Guillermo Meijón Couselo es portavoz Adjunto del Grujpo Socialista en el Congreso y coordinador del Área de Educación.
Resulta francamente bochornoso escuchar las soflamas del Partido Popular y de su líder, Núñez Feijóo, respecto del inicio de curso escolar y, más concretamente, en lo que se refiere a los libros de texto. Recientemente, ha sido la diputada Carmen Navarro la que, en el último Pleno y sin ruborizarse, insistía sobre este tema en pregunta a la ministra de Educación, Pilar Alegría.