Cuando nació, el 29 de febrero de 1929, Marta Osorio se llamaba Josefina Garrido: el nombre artístico lo utilizó cuando empezó a tener éxito con la publicación de cuentos infantiles, que fueron traducidos a varios idiomas y por los que recibió numerosos premios.
Josefina conoció en 1955 a Wiliam Layton, el dramaturgo, y a un investigador de García Lorca llamado Agustín Penón. Un amigo les había contado que el director de teatro estaba ensayando La Celestina con unos actores muy interesantes, entre ellos una joven que hacía el papel de alcahueta.
Los amigos la vieron y quedaron impresionados y prometieron ir al estreno. Pero este no llegó a producirse. El obispo de Granada y el gobernador civil prohibieron la obra y amenazaron a Josefina de excomunión.
Oí hablar por primera vez de Marta Osorio en julio de 2006. Yo trabajaba entonces en Informe Semanal y había ido con el equipo a Granada a realizar un reportaje sobre Federico García Loca y los desaparecidos de la Guerra Civil española en el barranco de Víznar y alrededores.
Allí nos enteramos de que había una exposición sobre una maleta misteriosa que pertenecía a Marta Osorio.
Ese mismo día pedimos permiso al museo y rodamos la exposición, que se abría con una maleta y una fotografía de un tal Agustín Penón. La exposición contaba que esa maleta contenía más de mil documentos y fotografías que había acumulado el señor Penón durante su estancia en Granada en los años 1955-1956. Todo se refería a García Lorca. Entrevistas con gente que había conocido al poeta, documentos oficiales que había encontrado el investigador, por ejemplo, la partida de defunción de García Lorca que permanecía entre legajos en un juzgado de Granada y que se exponía allí, aunque pertenecía a Fuente Vaqueros.
Esa misma tarde compré el libro. Puedo asegurar que pasamos noches enteras leyéndolo, no lo podíamos dejar. Era un thriller, emocionante, misterioso… Nos presentaba a un Lorca desinhibido, alegre, declaradamente homosexual, amigo de sus amigos…
Todo era un misterio. Allí estaba toda la historia de los últimos días del poeta, que había permanecido guardada en una maleta. Esa fue la primera sorpresa, no salíamos de nuestro asombro.
También nos enteramos de que Marta Osorio había escrito un libro formidable basado en esa documentación y que se llamaba Miedo, Olvido y Fantasía, (“crónica de una investigación de Agustín Penón sobre García Lorca”).
Esa misma tarde compré el libro. Y ya no pude dejarlo en todo el rodaje. Nos cambió absolutamente la perspectiva del reportaje. Puedo asegurar que pasamos noches enteras leyéndolo, no lo podíamos dejar. Era un thriller, emocionante, misterioso… Nos presentaba a un Lorca desinhibido, alegre, declaradamente homosexual, amigo de sus amigos…
Marta nos contaba en el libro lo que no pudo hacer Penón por incapacidad o miedo a comprometer a los que le habían ayudado en la investigación. Agustín Penón entrevistó a docenas de personas que aún vivían en 1956-56, amigos y enemigos del poeta. Y Marta, a lo largo de 10 años, organizó todos los documentos y por fin publicó el libro en 2001.
Obsesionados con Marta Osorio y Agustín Penón, decidimos hacer un documental para contar su historia y dar a conocer la formidable investigación que había realizado un hombre desconocido y cuyo trabajo de campo muchos achacaban a otros hispanistas que de un modo u otro habían conocido el contenido de la maleta y la habían utilizado sin mencionarlo. Lo titulamos La maleta de Penón. Marta describía la España de posguerra en Granada, en blanco y negro, que encontró Penón, la ciudad que había matado a su poeta, como había descrito Gerald Brenan. En ese documental contábamos cómo Marta Osorio había escrito el libro que Agustín Penón nunca pudo hacer.
Poco después, Juan Carlos García de la Polavieja fundó con unos cuantos la Asociación amigos de Penón y Marta Osorio.
Seguimos en ella para que se conozca cada día más a estos dos personajes irrepetibles.
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Isabel M. Reverte es periodista y guionista.
Cuando nació, el 29 de febrero de 1929, Marta Osorio se llamaba Josefina Garrido: el nombre artístico lo utilizó cuando empezó a tener éxito con la publicación de cuentos infantiles, que fueron traducidos a varios idiomas y por los que recibió numerosos premios.