El amor de tus hijos, la mirada cómplice y cargada de dulzura, el roce de una piel amante, hacer un plan común, pasear de la mano, llorar juntos en el cine, una sonrisa confiada, aburrirse un domingo compartiendo sofá al compás de la lluvia en los cristales, juegos, besos, arrumacos buscados, un plan de vacaciones, una hija feliz, un hijo seguro, su confianza, también la de ella, que el miedo pase de largo, amar, vivir arropado por el manto de la tranquilidad, levantarse sabiendo que las pesadillas se quedaron en la inconsciencia del sueño, darse cuenta de que hay quien desea que amanezca y tú estés ahí, no tener que fingir lo que nunca serás, comprobar que el tiempo empuja en el mismo sentido que vosotros, compartir un dolor para que se divida y pese menos, unirte en la comunión de la risa, aprender que todos tienen derecho a decir no, ser consciente de que ser igual nunca es ser menos y que ser más fuerte no significa "yo te puedo", disfrutar del respeto para respetarte a ti mismo y darte dignidad, para que puedas guardarla y sacarla a relucir cuando sea menester, no obligar a mentir, no tener que mentir por haber obligado, aprender a quererte, saber que las personas no tienen dueño, no se poseen y sentirte así orgulloso de que alguien haya decidido que eres tú a quien quiere a su lado, saber que nadie puede tomarse la injusticia por su mano, la tranquilidad de no tener que culpar, la tranquilidad de no sentirse culpable, dejar vivir para saber vivir contigo, sentirse amado porque sabes amar, preguntar en la intimidad a tu conciencia y no temer su respuesta, saber aceptar para que te acepten, escribir un futuro, que tu historia se pueda contar, envejecer juntos, arruga contra arruga, poder mirarse una y otra vez sabiendo que ambos os estáis diciendo "te amo".
Todo esto os perdéis, malditos maltratadores. ________________________Juan Luis Cano es periodista, escritor, uno de los creadores de ‘Gomaespuma’ y miembro de la Sociedad de Amigos de infoLibre.
El amor de tus hijos, la mirada cómplice y cargada de dulzura, el roce de una piel amante, hacer un plan común, pasear de la mano, llorar juntos en el cine, una sonrisa confiada, aburrirse un domingo compartiendo sofá al compás de la lluvia en los cristales, juegos, besos, arrumacos buscados, un plan de vacaciones, una hija feliz, un hijo seguro, su confianza, también la de ella, que el miedo pase de largo, amar, vivir arropado por el manto de la tranquilidad, levantarse sabiendo que las pesadillas se quedaron en la inconsciencia del sueño, darse cuenta de que hay quien desea que amanezca y tú estés ahí, no tener que fingir lo que nunca serás, comprobar que el tiempo empuja en el mismo sentido que vosotros, compartir un dolor para que se divida y pese menos, unirte en la comunión de la risa, aprender que todos tienen derecho a decir no, ser consciente de que ser igual nunca es ser menos y que ser más fuerte no significa "yo te puedo", disfrutar del respeto para respetarte a ti mismo y darte dignidad, para que puedas guardarla y sacarla a relucir cuando sea menester, no obligar a mentir, no tener que mentir por haber obligado, aprender a quererte, saber que las personas no tienen dueño, no se poseen y sentirte así orgulloso de que alguien haya decidido que eres tú a quien quiere a su lado, saber que nadie puede tomarse la injusticia por su mano, la tranquilidad de no tener que culpar, la tranquilidad de no sentirse culpable, dejar vivir para saber vivir contigo, sentirse amado porque sabes amar, preguntar en la intimidad a tu conciencia y no temer su respuesta, saber aceptar para que te acepten, escribir un futuro, que tu historia se pueda contar, envejecer juntos, arruga contra arruga, poder mirarse una y otra vez sabiendo que ambos os estáis diciendo "te amo".