El 24 de febrero de 2022, Rusia, el país más grande del mundo, por orden de su presidente Vladimir Putin, invadía Ucrania. La crisis se remonta al año 2014, cuando se ordenó invadir Crimea, una población que trataba de occidentalizarse, europeizarse, frente a esa antigua idea de imperio y de Unión Soviética.
Con motivo del conflicto bélico, que se materializa en bombardeos contra la población civil ucraniana, 39 países, entre ellos España, han solicitado a la Corte Penal Internacional (CPI) investigar los crímenes de guerra. Y la Fiscalía de la Corte ha comenzado su instrucción.
Toda instrucción necesita de material probatorio que acredite la veracidad de los hechos alegados, lo que está sucediendo. Los medios de prueba se concretarán en tres partes: los testimonios de las propias víctimas; las periciales de los equipos forenses y expertos militares; y la documental, que es toda fotografía, archivo o registro. ¿Son válidas como prueba las fotos en Twitter? Ya en los juicios de Núremberg fue válido el material fotográfico, por tanto, las imágenes en redes serán medio de prueba válido, siempre que se puedan datar y acreditar la geolocalización.
Cada prueba demuestra la incursión militar del invasor, y esa ofensiva determinará si existen: crímenes de guerra, que es matar intencionalmente, torturar o destruir bienes; crímenes de lesa humanidad, o llegado el caso, incluso genocidio.
Para enjuiciar crímenes de lesa humanidad, en aplicación de los artículos 7 y 8 del Estatuto de Roma, deben acreditarse dos elementos: la generalidad, según el gobierno ucraniano se superan los 2.000 fallecidos como consecuencia de la guerra; y la sistematicidad, tropas rusas bombardeando a la población civil, hospitales, escuelas, residencias, poblaciones, privación de libertad, o traslado forzoso, como resultado de los ataques masivos rusos.
39 países, entre ellos España, han solicitado a la Corte Penal Internacional (CPI) investigar los crímenes de guerra. Y la Fiscalía de la Corte ha comenzado su instrucción
A su vez, en aplicación del artículo 77 del Estatuto de Roma, la imposición de pena de persona declarada culpable por crímenes de lesa humanidad o de guerra será de hasta 30 años de prisión, o incluso de cadena perpetua, si se acredita la extrema gravedad del crimen y las circunstancias personales del condenado.
¿Se podrá enjuiciar a Putin? Un inconveniente es que ni Rusia ni Ucrania son parte de la CPI; sin embargo, Kiev sí aceptó en 2014 la jurisdicción de la Corte. Por tanto, se abren tres escenarios posibles:
- Conforme a la solicitud de Ucrania, la Corte podría condenar a Putin como criminal de guerra si este es llevado a la Corte, voluntariamente o a través de su detención.
- Aplicación de la Jurisdicción del Estado nacional, es decir, que sea el propio Gobierno ruso quien enjuicie a Putin.
- El mismo escenario de Jurisdicción rusa, pero con un gobierno posterior, que juzgase los actos ordenados por el gobierno de Vladímir Putin.
Desde España, se han tomado medidas como acoger a refugiados ucranianos en hogares y escuelas, recogida de alimentos, envío de ayuda humanitaria, así como de cargamento militar ofensivo y sanitario, procedente del Centro Militar de Farmacia de la Defensa, todo ello para alcanzar la paz. Igualmente, cualquier miembro de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado podría solicitar permiso para acudir a cualquier país en conflicto, como voluntario, acudiendo a defender a un país amigo, teniendo presente que el Estado de derecho es la garantía de la misión de paz, puesto que, si se cometieran delitos por españoles o por nacionalizados españoles con posterioridad a los hechos, podrían ser juzgados.
A modo de conclusión, como explica la diputada nacional y comandante Zaida Cantera, dotar de armamento al pueblo ucraniano supone transmitir una idea: la democracia no se rinde a la primera, la democracia resiste, la democracia lucha por mantenerse viva.
Eduardo Ranz es abogado y doctor.
El 24 de febrero de 2022, Rusia, el país más grande del mundo, por orden de su presidente Vladimir Putin, invadía Ucrania. La crisis se remonta al año 2014, cuando se ordenó invadir Crimea, una población que trataba de occidentalizarse, europeizarse, frente a esa antigua idea de imperio y de Unión Soviética.