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'Primordium' socialista: el periodo congresual

David Acosta Arrés

Durante mi repaso de la prensa matutina, mientras disfruto de mi café de marca blanca (en el paquete pone "café fuerte"), me fijo en cómo la prensa, ya fuere más progresista o conservadora, relata de qué forma se enfrenta el PSOE a su 41º Congreso Federal. Curiosamente coinciden en que el Congreso que se celebrará en Sevilla no calmará las aguas y miedos internos del partido, más allá de los títulos grandilocuentes sobre el "rearme" orgánico, la renovación territorial y las declaraciones de algún que otro líder decimonónico echando más madera al tablero mediático. 

Hay que vender nerviosismo, desconfianza y conflicto ante un panorama que parece electoralmente desolador. Morbo interno para recaudar clicks

Pues... ¡Oye! No se asusten. Siempre ha sido así. A la prensa le gusta especular con más o menos información de fuentes internas. Es normal. Lo han hecho y seguirán haciendo siempre. Así debe ser la labor del periodismo. Informar sobre la actualidad, opinar sobre el comportamiento de la sociedad, criticar la labor de los poderosos y controlar la labor "buena" del poder. Nos guste más o menos. 

Y sí... En parte tienen razón. El PSOE no ha superado un ciclo político negativo que comenzó a finales de 2019 (quitando las últimas elecciones autonómicas catalanas y las generales de 2023). Un periodo que desembocó en la pérdida de la mayoría del poder local y regional que obtuvo entre 2015 y 2019 con la llegada de los partidos emergentes. Desde entonces el PSOE muestra algo que es normal en democracia: cierto estancamiento en sus números y disminución en su porcentaje de voto que se agrega a un ciclo electoral donde el voto conservador en su conjunto ha sido mayor que el de la izquierda en todas y cada una de las elecciones celebradas. 

Recuerden que en nuestro sistema no siempre quien gana, gobierna.

Normal. Se llama democracia. Se llama alternativa política cíclica en el poder. Sin embargo, recuerden que en nuestro sistema no siempre quien gana, gobierna.  

Y sí... El PSOE no ha sabido desligarse de la multitud de mentiras, fake news y manipulaciones de la derecha más conservadora y liberal; por muy bien que lo haya hecho presidiendo el gobierno estatal y otros ejecutivos territoriales. En estos tiempos duros para la líbertad ideológica, no está bien visto hablar sobre política. Hace unos meses, por ejemplo, este "mindundi" que les escribe recibió hate en redes plagado de insultos no solo por un titular más o menos "clickbait" sino por ser del PSOE sin temor ni pudor, más allá de mis personales reflexiones y críticas sobre la política y sus  múltiples ramificaciones.  

Este escenario mediático ha sido agravado por el aumento desmesurado de la distancia entre la ciudadanía y sus políticos. El mantra continuo de que todos los políticos son unos corruptos y viven "a tutiplén" a costa de nuestros impuestos para y por no hacer nada. Un ambiente cargado de desconfianza donde se prioriza el insulto, el odio ideológico y el prejuicio contra todo aquel que habla, escribe y tiene un compromiso firme con la democracia y el modelo de bienestar social. 

La política institucional no escapa de los hábitos perversos de aquellos que, de una u otra forma, aprovechan su poder e influencia para buscar de forma rápida su beneficio personal más allá del interés general

Y sí... El PSOE no escapa de la naturaleza humana que relaciona la gestión del poder con el beneficio egoísta que buscan unos pocos. Unos hábitos particulares que se manifiestan en determinados casos de corrupción personal de unos pocos sinvergüenzas que ensucian la gestión de lo público. 

La política institucional no escapa de los hábitos perversos de aquellos que, de una u otra forma, aprovechan su poder e influencia para buscar de forma rápida su beneficio personal más allá del interés general. 

Porque la corrupción, hoy, además, es un arma arrojadiza de unos contra otros. Un as mediático que en muchas ocasiones, conscientemente, se utiliza para no ser contundente en contra de esas mismas prácticas que ensucian la ética de la política y la moral de sus representantes públicos. 

¿Quién es más corrupto? ¿Cuántos casos de corrupción tienen unos y otros? Incluso los emergentes de 2014 no pueden dar respuesta a esta guerra de lodo viral, ya fuera porque han quemado liderazgos cual envejecimiento prematuro, o porque no han sabido ser coherentes con el discurso regenerativo que defendían hace diez años. 

Y así se enriquecen los argumentarios neoliberales amantes de la no democracia, o de los sistemas políticos unipersonales: "Ni azules, ni rojos, ni morados, ni verdes, solo españoles de bien". 

Recordemos que hasta mediados 2026 no tendremos el inicio del nuevo ciclo electoral con la convocatoria de las elecciones andaluzas. Por esta razón, es normal que los socialistas se preparen internamente para este evento democrático. A diferencia de otros modelos orgánicos de otras fuerzas políticas, el proceso que se inicia con el 41º Congreso Federal del PSOE afecta, durante aproximadamente el próximo medio año, a toda la estructura territorial socialista.  

Y siempre, más allá de los conflictos internos que existan, es una oportunidad para renovar no solo la estructuras, no solo el ánimo orgánico, sino que gracias a la regeneración cíclica se impulsa un nuevo periodo político, el debate de las ideas, la ilusión de la militancia y el futuro cartel electoral. 

Y sí... El PSOE debe afrontar, como siempre ha hecho, que debe aunar unidad e integración en su militancia para afrontar un nuevo tiempo político. Debe afrontar críticamente que la creación de los nuevos hiperliderazgos absolutos estatales, regionales y locales junto a las redes sociales unilaterales hace que los partidos de masas se hayan convertido en partidos de cuadros demasiado verticales. Y puede ser, aquí lanzo una hipótesis de partida, que estas cuestiones hayan perjudicado la conexión de sus cuadros con sus afiliados, y más importante, con sus potenciales votantes. 

Porque representar el gran partido de la izquierda española no rivaliza con ser responsable respecto al fondo y a las formas de las políticas y la política. Tampoco es contradictorio que los socialistas, dentro de la amplia escaleta de la izquierda ideológica, reivindiquen su ideas, su proyecto de transformación social que logre una sociedad más igualitaria, equitativa, donde se ensalce la diversidad, pluralidad y la lucha contra las injusticias sociales que crean desigualdad en cada estructura de la sociedad española. 

Una oportunidad única para mostrar públicamente la unidad de una organización política con un proyecto claro de transformación social a través del servicio público responsable, la democracia interna orgánica, el debate público constante, la empatía colectiva compartida para lograr consecución de la justicia social a través de la igualdad de oportunidades. 

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David Acosta Arrés es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Granada.

Durante mi repaso de la prensa matutina, mientras disfruto de mi café de marca blanca (en el paquete pone "café fuerte"), me fijo en cómo la prensa, ya fuere más progresista o conservadora, relata de qué forma se enfrenta el PSOE a su 41º Congreso Federal. Curiosamente coinciden en que el Congreso que se celebrará en Sevilla no calmará las aguas y miedos internos del partido, más allá de los títulos grandilocuentes sobre el "rearme" orgánico, la renovación territorial y las declaraciones de algún que otro líder decimonónico echando más madera al tablero mediático. 

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