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Simone Biles gana el oro y muestra al mundo la medalla de su recuperación

Gerardo Centeno

La reina de la gimnasia se vio obligada a retirarse hace cuatro años, pero logró recuperar el ritmo de su vida para volver a trasladarlo a sus ejercicios.

La final de la competición de gimnasia por equipos dejó en el Bercy Arena de París una actuación memorable de Simone Biles, al tiempo que brindaba al mundo una valiosa lección sobre cómo afrontar los problemas de salud mental. La americana, estando en la cima de su carrera se vio obligada a parar en 2020 y retirarse de los focos de la alta competición para poner fin a un sufrimiento psíquico cada vez mayor. Muchos criticaron el paso, pero ahora podrán ver que la gimnasta hizo lo mejor. 

El primero de sus aciertos para volver a colgarse la medalla de oro fue reconocer su padecimiento. Aceptar el daño no significa en ningún caso debilidad, al contrario. Biles supo escucharse y se retiró sin permitir que la presión que impone la consideración de estrella del deporte la mantuviera en una lucha con incierto resultado. No estaban en juego nuevos metales o glorias, sino la salud de la persona. Victima de situaciones invivibles, Simone tenía todo el derecho a curarse de la mejor manera posible. 

Biles supo escucharse y se retiró sin permitir que la presión que impone la consideración de estrella del deporte la mantuviera en una lucha con incierto resultado

Simone lo logró. Se detuvo, pidió ayuda y supo esperar el momento de volver. ¿Pero podrían las demás personas afectadas de problemas de salud mental hacer lo mismo? Son varios los factores que lo determinarán. Uno mismo es quien debe plantarse ante el mundo que gira incontrolado y frenar, pero no es una tarea estrictamente individual. Los poderes públicos habrán de formar un escenario legal que facilite esta bajada del tren de la constante producción y, ante todo, el resto de la sociedad tendrá que eliminar cualquier atisbo de estigma por estas dolencias. La normalidad con la que todos veamos acudir a terapia psicológica y el respeto a los baches emocionales serán determinantes en la recuperación. 

No todos podremos lucir la medalla de oro de Biles en París, pero en la vida de cada uno existen cientos de saltos y cabriolas que bien merecen un aplauso. No apartemos a nadie de intentar ejecutarlos por una lesión de la que sin duda podrá salir con la comprensión, ayuda y responsabilidad del resto. 

Gerardo Centeno es letrado consistorial y escritor.

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