Todo es susceptible de empeorar
Eso podría suceder en Argentina, aunque la mayoría se ha agarrado a Milei como a un clavo ardiendo, indignada con una vida de miseria y harta del oficialismo peronista. Es el peso de la calle. La democracia deja de interesar y de ser respetada cuando se pasa hambre y el pueblo considera que la política ya no es útil para devolverle la esperanza.
¿Y nosotros qué? En España no existe tal grado de desesperación social. La economía aguanta, salvo sorpresas, mientras el Estado cumple razonablemente bien su función como escudo social y la prestación de servicios públicos. Sin embargo, la polarización invade a la sociedad y el clima de confrontación se instala en la calle. La crispación está servida.
La vida política no aporta calma a la ciudadanía ni al debate de los retos pendientes y se da la paradoja de que el Gobierno de progreso, para seguir siéndolo, ha tenido que negociar una ley excepcional de amnistía. Dicen que busca mejorar la convivencia en Cataluña pero, de momento, pareciera que la empeora en el resto de España. Porque es discutible y porque la derecha derrama gasolina.
Mucha gente, incluso electores que apoyan al Gobierno, se siente confusa y enfadada cuando los beneficiarios de la amnistía —que es perdón de las penas por los delitos y faltas cometidas y olvido de aquellos graves hechos ocurridos en Cataluña— hacen gala en el Congreso de su fuerza condicionante y no ofrecen contrapartidas.
Por eso, también en nuestro país, todo es susceptible de empeorar. Sectores de jueces tomando partido, militares nostálgicos, policías dispuestos a derramar su sangre por la patria, ultras que acosan Ferraz y resucitan el franquismo puro. Más aquellos nacionalistas españoles anónimos que portan la banderita hasta en el collar del perro. Todos se esmeran por competir con pronunciamientos bárbaros de sabor golpista para echar o incluso para encarcelar a Pedro Sánchez y su equipo.
Las fuerzas reaccionarias se han propuesto utilizar esta generosa amnistía para organizar una carrera de desgaste larga y bien planificada, de modo que no se rebaje la tensión. Aumentarán los ataques y se inventarán todo lo que sea necesario —incluso para que nos retiren fondos de la UE— durante las fases de tramitación, aplicación y recursos a la ley. La vuelta triunfal de Puigdemont es una necesidad en su guion.
Pero más allá de la obsesión desestabilizadora de Feijóo, los de la fruta y los incendiarios, Pedro Sánchez soportará fuego amigo. Me refiero a las presiones de grupos de apoyo a su investidura, a las consecuencias del cabreo de Podemos y a las amenazas de los secesionistas de romper los acuerdos tras el numerito con el verificador. Sin olvidar “las cosas” que pueden pasar en un planeta descontrolado donde los emperadores digitales empiezan a mandar sobre los Estados.
Las fuerzas reaccionarias se han propuesto utilizar esta generosa amnistía para organizar una carrera de desgaste larga y bien planificada. La vuelta triunfal de Puigdemont es una necesidad en su guion. Pedro Sánchez soportará fuego amigo
El presidente ha de armarse de paciencia, prudencia y apostar por más democracia. Hacerlo en sus comparecencias, con gestos y en diálogo con el Parlamento. Por cierto, con un Senado que será una cámara de tortura para el Gobierno. Y en la apuesta por garantizar la separación de poderes, empezando por cambiar el sistema de cuotas en los nombramientos de los organismos constitucionales.
El presidente necesita crear un relato que desarrolle una gobernanza de cooperación y articulación más federal ante unas comunidades autónomas y ayuntamientos en manos ajenas. Otro ruego: evitar que avance la privatización de la política, mediatizada por los grupos económicos de interés y por los intereses de los grupos políticos cuando actúan casi como una empresa.
Un escenario que puede hacer que muchos olviden los graves problemas y retos globales que traen incertidumbres. En este planeta, la crisis climática, la revolución digital, las migraciones y las transformaciones disruptivas provocan un estado de ansiedad colectiva. La solución a estas crisis globales requiere consensos y no está garantizada de la mano de las democracias, y menos aún si son trumpistas. De ahí que el ejercicio de la democracia exija la ética política.
Posdata / Sr. Presidente: Cuando la cuerda está a punto de romperse, los gestos en política son cruciales. Si yo fuera usted invitaría a Feijóo (sí, soy consciente de lo que digo) a tomar un largo café en La Moncloa. Puede parecer extraño pero eso ha de ser la convivencia democrática. Seguramente sirva de muy poco pero…. ¿Cómo se empieza a descrispar un clima de confrontación y odio? ¿Cómo se pone en valor el diálogo? Casi todo está por hacer. En esta situación, precisamente, hay que tomar la iniciativa y expresar la disposición al diálogo por parte de quien lidera España. Se hizo con Puigdemont.
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Odón Elorza es ex diputado y miembro del Comité Federal del PSOE.