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El votante latino en Estados Unidos

Gerardo Centeno

La cita con las urnas en Estados Unidos para el próximo mes de noviembre comienza a llenar de estudios y estrategias las sedes de los comités de campaña de los dos partidos hegemónicos. Y en una de las carpetas más importantes que aguardan sobre las mesas de Biden y Trump se afronta cómo hacerse con la mayoría del voto latino del país. 

La comunidad latina, entendiendo por tal a los distintos grupos hispanohablantes conforme a la denominación acuñada en la década de los 70 del pasado siglo, ha ido creciendo en los últimos tiempos hasta engrosar el 14% del censo electoral estadounidense. Casi 35 millones de potenciales votantes con importancia determinante en Estados que raro es que cambien de color, pero que ahora podrían ser también decisivos en los que no gozan de un pronóstico claro. Lugares como Pensilvania, Míchigan, Wisconsin o Maine podrían decantarse a favor de demócratas o republicanos por unos pocos puntos porcentuales, lo que convierte al voto latino en determinante para el escrutinio final. 

Hasta la fecha, el voto latino se ha venido situando mayoritariamente del lado demócrata, pero la tendencia parece no ser tan clara en el presente ciclo electoral, donde buena parte de la bolsa latina de sufragios está manifestando su oposición al mandato del presidente Biden. Muchos de aquellos que votaron años atrás a Obama declaran que no lo harán en esta ocasión por Biden. Esta pérdida de apoyos no se traducirá en el cómputo final de representantes en Estados de gran presencia latina como Nuevo México, pero ¿qué sucederá en Estados como Arizona o Nevada, donde los latinos representan el 25% y los demócratas ganan con un margen muy estrecho? 

Trump es plenamente consciente de la oportunidad que tiene, y por ello se ha lanzado a la captura de estos votantes latinos con la mayor presencia de anuncios y discursos en español conocida en la historia del partido republicano. 

El votante latino ya no pasa por el colegio electoral con la única convicción de su situación desfavorecida como motor del voto ni con la política migratoria como principal preocupación a resolver

Por su parte, los demócratas de Biden se muestran confiados en que las críticas a la política nacional no sean suficientes para virar el voto de comunidades fieles hasta la fecha, pero mal harán los del asno en el logo del partido en seguir viendo a los latinos estadounidenses como un bloque compacto y monolítico con las mismas preocupaciones que en décadas pasadas. Cierto es que desde hace años existe una comunidad de cubanos altamente conservadores en Florida, una familia venezolana seguidora de Trump o un buen número de puertorriqueños conservadores moderados, pero no debe caerse en el error de colocar al resto del sector latino de la sociedad en un mismo paquete ideológico inamovible.

El votante latino ya no pasa por el colegio electoral con la única convicción de su situación desfavorecida como motor del voto ni con la política migratoria como principal preocupación a resolver. Pensemos que los latinos estadounidenses se han asentado en la sociedad norteamericana hasta formar diferentes realidades. Hay ciudadanos estadounidenses hijos de migrantes naturalizados o de padres que carecieron de papeles de residencia, pero también nacidos en territorio de EEUU de ascendientes también estadounidenses.

Las generaciones y las realidades conviven bajo unos signos culturales que comparten origen y destino. Y es aquí donde radica el cambio de tendencia y la explicación del creciente apoyo a Donald Trump. Un 50% del votante latino es crítico con el rumbo de país, pero ya no sólo respecto a su comunidad o a la inmigración, sino a conceptos generales que afectan a toda la ciudadanía, tales como la inflación, la economía o el terrorismo. 

Así, mientras los demócratas han confiado en un voto históricamente fiel, los republicanos se están volcando en adaptar sus mensajes a la comunidad latina desde un punto de vista centrado en la economía. Las encuestas señalan que la ventaja de Biden en voto latino es mínima, algunas acercándose al empate técnico. 

Mientras los republicanos empujan para eliminar el viejo cliché que equiparaba al antiinmigrante con antilatino y formar una corriente aspiracional de exitoso libre mercado, los demócratas deberán reaccionar. Biden no podrá fiar sus opciones al recuerdo de votos pasados que haga que los críticos vuelvan a confiar en él por el solo veto al rival y sus peligrosas ideas, sino que tendrá que dirigirse directamente al nuevo votante latino para responder a sus demandas. El paro, la igualdad de derechos, el acceso a la salud o la educación son prioridades para el latino estadounidense, incluso a mayor nivel que el condicionante de una minoría étnica que deja de sentirse como tal. 

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Gerardo Centeno es vocal asesor de Más Madrid y autor de la obra 'A Pedales'.

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