Telemadrid, ejemplo para renovar RTVE

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Telemadrid, RTVE. Hablo de televisiones; domina la imagen. Veamos alguna: 21 de enero, TVE cuenta "el error" en las notas del máster de Cifuentes; Telemadrid pregunta en directo al director del medio que destapa el fraude. Otra; presidente de RTVE, José Antonio Sánchez, en el Congreso: "Soy y seré votante del PP"; José Pablo López, director general de Telemadrid: "El camino está claro: ganar de nuevo, uno a uno, la confianza de los madrileños", y Diego Losada, presentador del principal informativo de la cadena remata por su cuenta: "Nuestros jefes en Telemadrid son ahora los madrileños". "Ahora", dice el periodista; "adverbio, en este momento", dice la RAE. ¿Y, antes? Antes, no.

Durante más de una década el medio autonómico estuvo al servicio del PP, todavía peor, estuvo al servicio de una facción del PP encarnada en Esperanza Aguirre e Ignacio González, al servicio de sus escaramuzas políticas y personales, con directivos al frente que no respondían ante los ciudadanos, ni siquiera ante una mayoría parlamentaria; respondían exclusivamente ante la persona que les nombraba. El que más tiempo estuvo en el cargo, Manolo Soriano dejó escrito un mensaje a "la jefa", que acompañaba la cinta de un torticero reportaje a favor de la teoría de la conspiración sobre el 11-M: "Creo que ha quedado bastante bien cinematográfica e ideológicamente". Otro, el último real, fue José Antonio Sánchez. Sí, el mismo que ahora reina en RTVE. El mismo que aparecía con cobros del Partido Popular en los papeles de Bárcenas mientras escribía de política en ABC. "Lo hacía con permiso del director", dijo; ni una alusión a la deontología profesional, a la ética personal, que obliga más que cualquier ley. El mismo que, en su anterior etapa en RTVE, minimizaba el "No a la guerra", divulgaba que lo del Prestige eran hilillos de un suceso, en lugar de una catástrofe ecológica, o amparaba el vergonzoso "ce, ce, o, o" al que reducía Urdaci a una de las organizaciones que más importancia tuvo en la llegada de la libertad a nuestro país. Sí, es el mismo que, tras años y años de llenar la plantilla de Telemadrid con redacciones paralelas y personal afecto al PP, ejecutó un ERE salvaje que expulsó de la empresa a 861 trabajadores veteranos, que denunciaban la manipulación y la corrupción –perdón, ¿no es lo mismo?– con dinero de todos los madrileños. Sí, es el mismo que entra y sale de un suculento puesto en Telefónica, una vez que finaliza cada uno de sus servicios al PP. "Maneras de vivir", que cantaba hace años el gran Rosendo Mercado.

Tras unos y otros directivos, nadie creía, nadie veía Telemadrid. Aquel medio de referencia en los noventa, quedó destruido. De nuevo una imagen, la que contempló el nuevo Consejo de Administración en su primera visita a la sede: costosos equipos profesionales, medios técnicos recién estrenados, cubiertos de polvo y abandono; "es desolador, desolador" murmuraba uno de ellos, Pepe Oneto, periodista desde hace cincuenta años, mientras otra consejera, Mae Lozano, afectada por el ERE y antigua periodista de la cadena, hacía lo que podía para contener las lágrimas.

Hace un año, solo un año (y tras un cambio legislativo lleno de lagunas) llegó a Telemadrid José Pablo López, un gestor, que provenía de La Sexta y 13TV, recibido con desconfianza y escepticismo, aunque hablaba de regenerar la empresa y estar cerca de los ciudadanos. De su mano llegaron a Informativos Jon Ariztimuño, Loudes Maldonado, Diego Losada, Javier Gómez, Silvia Intxaurrondo... profesionales contrastados y no especialmente vinculados a ningún partido político, mientras, efectivamente, las cámaras salían a los barrios y poblaciones de Madrid y se ofrecían transmisiones de eventos populares sin discriminación. Los despedidos por Sánchez dejaban de estar vetados para incorporación alguna, y pasaban a tener prioridad en las contrataciones que se iban sucediendo, tanto en la propia empresa como en las productoras auxiliares. Con todo, dentro y fuera de Telemadrid se especulaba con la actitud de los Informativos cuando la actualidad afectara negativamente al PP; la duda quedó pronto despejada al observar que desaparecía la parcialidad y se imponía el pluralismo, con presencia regular de opiniones e iniciativas de la oposición y selección equilibrada de tertulianos.

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Y en esto llegó el máster de Cristina Cifuentes, presidenta del Gobierno del que depende Telemadrid. Y no pasó nada. Bueno, en realidad, pasó –está pasando– mucho. Mientras TVE minimiza, escondía o, directamente, manipulaba el escándalo, la televisión y la radio autonómica trataba con profesionalidad, independencia y pluralismo la indudable noticia. Por lo que han visto los madrileños, el asunto ha sido tratado con dedicación y sin escatimar espacio ni tiempo en los Informativos convencionales y en los especiales dedicados al asunto, hasta culminar con una emisión ininterrumpida de 16 horas en la jornada en la que la presidenta, hizo pública su dimisión. Telemadrid, esta Telemadrid, ha logrado así convertirse en referente obligado de la noticia, aún no para el conjunto de los madrileños (eso costará mucho tiempo y esfuerzo), pero sí para el resto de los medios, que contemplamos como no se hurtaba ningún aspecto de la información.

Otra imagen, bien reciente: este viernes veíamos a centenares de trabajadores de RTVE, convocados por el Comité Intercentros y los Consejos de Informativos, vestidos de luto, en lo que han dado en llamar "viernesnegroRTVE", para denunciar los obstáculos que ha puesto el PP para renovar la actual dirección y acabar con la manipulación y la censura en Informativos. Los hemos visto en Torrespaña y en Prado del Rey, en cada centro territorial y en las propias pantallas de TVE presentando noticiarios, o protagonizando informaciones en directo. Dos días antes, el presidente del Comité de empresa de Telemadrid, afiliado a Comisiones Obreras, escribía el sentir de sus compañeros tras las 16 horas dedicadas a la dimisión de Cristina Cifuentes: "Enorme el trabajo de todos los compañeros y compañeras de Telemadrid y Onda Madrid, encabezados por Jon Ariztimuño y Javier Gómez #DimisiónCifuentesTM #ServicioPúblico".

Quizás este ejemplo de recuperación de un medio público para los ciudadanos pueda ser útil para la actual RTVE. "Recuperar la independencia de la corporación RTVE y el pluralismo en la elección parlamentaria de sus órganos" era la proposición de ley, que fue aprobada en septiembre. Por recuperar independencia y pluralismo luchan sus trabajadores; quizás al observar la actual Telemadrid vean que no es un anhelo imposible.

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