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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

Hasta 22 veces la palabra “libertad”: Casado elige el estilo Ayuso e inaugura la precampaña de las próximas generales

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En la estrategia de Pablo Casado cabe todo. El discurso moderado de Alberto Núñez Feijóo cuando el barón gallego gana las elecciones y las tesis trumpistas de Isabel Díaz Ayuso cuando el triunfo tiene lugar en Madrid. Casado se considera ya en cabeza de las preferencias electorales de los españoles y preparado para trasladar al conjunto de España la estrategia que llevó a la presidenta madrileña al éxito electoral. Una hoja de ruta que cree compatible con su declarada apuesta por la moderación centrista y con un endurecimiento de su oposición a Sánchez.

“Hoy ya somos la primera fuerza”, proclamó este miércoles antes los miembros de su dirección extrapolando el resultado de Madrid al conjunto de España. Y eso ha ocurrido, aseguró, “porque hemos conseguido lo que nos propusimos: unir en el PP a la mayoría del centroderecha y abrirnos a votantes de otros partidos que pudieran confiar en nosotros, sin renunciar a nuestros principios y nuestros valores. Hemos mantenido el rumbo fijado y los españoles han salido a nuestro encuentro”.

En este camino, subrayó, y más allá de Ayuso, su hoja de ruta “ha sido clave. Recuperamos todo el voto de Ciudadanos y abrimos una vía de agua en el PSOE”, se jactó. “Sin nuestra estrategia de España Suma, de los pactos de gobierno” con Cs o “del rechazo al extremismo [la única referencia que hizo, sin citarlos, a Vox] no habríamos llegado hasta aquí”.

“Vamos a ganar las próximas elecciones generales. Los españoles nos han traído de vuelta, porque nunca nos hemos movido de nuestro sitio. No les vamos a decepcionar. Hay una mayoría social que quiere cambiar de Gobierno, y vamos a convertirla en una gran mayoría electoral. El presente de España pasa una vez más por el PP”.

Centralidad

“Hemos ensanchado” el PP “en la centralidad y en la transversalidad política y social sin renunciar a la batalla de las ideas”, se felicitó. “El balance es un centro y una derecha mucho más fuerte y mucho más cohesionado en torno al PP y por tanto preparado como alternativa para cambiar el Gobierno de España”.

Hace apenas tres meses, el PP navegaba como podía en medio del naufragio de las elecciones catalanas. La zozobra fue tal que algún dirigente apuntó la necesidad de buscar “un Iván Redondo” para redirigir la estrategia conservadora. Hoy la tortilla se ha dado la vuelta. Redondo es señalado dentro y fuera del PSOE como el responsable del fracaso electoral socialista en Madrid y Pablo Casado se siente fuerte. Listo para vencer a Pedro Sánchez en cuanto convoque elecciones.

“La coalición de Gobierno sale sin duda mucho más debilitada y la única alternativa, el PP, mucho más fortalecida. Ayer fue un punto de inflexión, ese motor del cambio; ese kilómetro cero de la alternancia política en España”. Un triunfo que el propio Casado comparó con los de 1995 y 2011 también en Madrid y que con Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre abrieron, según él, las puertas de la Moncloa al PP.

La dirección conservadora da por finiquitado a Ciudadanos y cree que Vox no está en situación de representar todo el espacio político a la derecha del PSOE. “El PP es la única alternativa real, preparada e inmediata. Nadie más sabe unir alrededor de un proyecto cívico y político común, maduro, realista, útil; el proyecto que nosotros ofrecemos en todas partes y para todos. España tiene muchos acentos, el PP también y se nos entiende muy bien en todas partes”, remarcó, dando a entender que los de Santiago Abascal no pueden hacerlo.

En su intervención ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP, en el que tienen asiento los principales dirigentes del partido, incluidos los barones territoriales, Casado dejó clara su identificación con el discurso de Ayuso. Para muestra, un botón: en 27 minutos de intervención mencionó hasta 22 veces la palabra “libertad”, la idea fija que la presidenta madrileña repite desde hace casi un año.

“Isabel es puro PP, es Partido Popular por los cuatro costados”. Y si ha ganado es “porque ha sabido unir a muchos, de norte a sur y de este a oeste”. Ese es el ejemplo a seguir: “Ahora, como Partido Popular al completo, unido, debemos seguir ese camino”.

Y mientras tanto, a la espera de ganar las elecciones, Casado no cederá ni un milímetro en su estrategia de oposición dura. Y puso un ejemplo en relación con la negociación pendiente del Consejo General del Poder Judicial, que el PP bloquea desde hace años. “No nos moverán”, advirtió. “El tiempo nos ha dado la razón para resistir. La Constitución está de nuestro lado y la Unión Europea también”.

Reunificación

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Casado cree que, ahora sí, Madrid ha abierto la puerta a la reunificación del centroderecha. “Ayer dimos un paso de gigante en la unión de la mayoría silenciosa. Si nos unimos, ganamos. El PP debe ser la casa común del centro derecha. Aquí cabemos los liberales, los conservadores y los humanistas cristianos y tenemos puerta ancha para que entren los socialdemócratas defraudados con Sánchez y los regionalistas hartos de la ineficiencia de una España a retales”.

“A los que dudan, les pido que confíen. A los que se marcharon, les pido que vuelvan. A los que han venido, les pido que se queden. Y a los que han vuelto y a los que permanecen, les doy las gracias y les garantizo que no se van a arrepentir”, aseguró.

Impulsado por el éxito de Ayuso, Casado busca un cara a cara con Sánchez pero sin correr el riesgo de una moción de censura condenada de antemano al fracaso, como le ocurrió a Abascal. Así que exigió la celebración de un debate sobre el Estado de la nación que le permita confrontar con el presidente del Gobierno y ahondar en la idea de que su partido es el único capaz de devolver a la derecha a la Moncloa.

En la estrategia de Pablo Casado cabe todo. El discurso moderado de Alberto Núñez Feijóo cuando el barón gallego gana las elecciones y las tesis trumpistas de Isabel Díaz Ayuso cuando el triunfo tiene lugar en Madrid. Casado se considera ya en cabeza de las preferencias electorales de los españoles y preparado para trasladar al conjunto de España la estrategia que llevó a la presidenta madrileña al éxito electoral. Una hoja de ruta que cree compatible con su declarada apuesta por la moderación centrista y con un endurecimiento de su oposición a Sánchez.

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