La principal puerta de entrada al sistema público de salud está desvencijada. Mal engrasada. Los efectos son varios. El primero es que compromete las condiciones en que los profesionales prestan el servicio y por lo tanto la calidad del mismo. El segundo es que invita a cambiar de sistema, concretamente al privado. La atención primaria, el médico de familia, el espacio del sistema en el que más eficiente resulta la inversión, identificado internacionalmente desde la Conferencia de Ama-Ata de 1978 como la clave para su óptimo funcionamiento, se ha convertido en la mejor muestra del deterioro de la sanidad pública a raíz de la gran recesión. Así lo indica el informe Repercusiones de la crisis sobre la atención primaria. Evolución en las comunidades autónomas, presentado este miércoles por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp) y que revela que más de un 41% de los médicos de familia superan el número recomendado de pacientes que el Gobierno quiere evitar y asociaciones como Semergen sitúan como listón inaceptable: 1.500. Incluso hay un 2,12 en "sobresaturación", con más de 2.000 pacientes.
El estudio muestra cómo ha caído desde 2010 el gasto sanitario en atención primaria. "La desatención presupuestaria está en el origen de la precaria situación y el descontento vivido en todo el país sobre la atención primaria actual. Hay una gran presión sobre los profesionales que no se ha reducido durante la crisis, cuando la disminución de la población podría haberse aprovechado para acortar significativamente las ratios de población por profesional", señala el informe, que destaca que un 24% de los pacientes son atendidos más de 6 días después de solicitar la cita.
Que la crisis ha provocado una importante erosión en la atención primaria es algo que denuncian los propios profesionales. Sus carencias han motivado las movilizaciones sanitarias más sonadas de 2018. En Cataluña los médicos de familia sólo desconvocaron su huelga a finales de noviembre tras aceptar la oferta del Govern de inyectar 100 millones de euros a atención primaria. En Aragón, ante la escalada de protestas, el servicio autonómico de Salud también respondió con un refuerzo en este punto. Las movilizaciones en Castilla y León denunciaban un "acoso" a la atención a la primaria. Similares situaciones se han dado en Andalucía y la Comunidad Valenciana. En Galicia se produjo un hecho insólito, que desveló la profundidad de la crisis: en diciembre, en medio de una escalada de protestas, 22 jefes de servicio de medicina de familia de la comarca de Vigo dimitieron por la situación "insostenible" derivada de la "sobrecarga" de trabajo.
Durante la crisis gallega, el portavoz de SOS Sanidade, Manuel Marín, puso palabras a una denuncia que recorre las movilizaciones sanitarias a lo largo y ancho del país: "Sin una atención primaria potente la sanidad pública será mucho más costosa,SOS SanidadeSin una atención primaria potente la sanidad pública será mucho más costosa ya que se dispararán los gastos curativos". Es una diagnóstico que concuerda con el realizado por Carmen Esbrí, coordinadora estatal de Mareas Blancas, para quien los problemas en atención primaria –también en listas de espera– forman parte de una agenda para incrementar el poder de la sanidad privada. La Federación de Asociaciones de la Sanidad Pública ha insistido en esta idea: hay que invertir en atención primaria para reforzar la credibilidad del sistema, hacer más eficiente su funcionamiento y atajar las tentaciones privatizadoras.
Menos inversión relativa
Pero este énfasis en la inversión en atención primaria no se ha producido. Así lo ha constatado la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, que ha denunciado que existe una grave infrafinanciación y escasez de plantillas que se traduce en una "insoportable sobrecarga asistencial" en atención primaria. El informe de la Fadsp, referente del diagnóstico crítico sobre la sanidad española, le pone números a esta "insoportable sobrecarga asistencial". El estudio toma como punto de partida 2010, fin del ciclo presupuestario alto. Entonces el porcentaje de inversión en atención primaria sobre el total era del 14,88%. En 2016, último año analizado por la Fadsp, fue del 13,67%. Una caída de 1,21 puntos.
Hay un incremento de la desigualdad entre comunidades autónomas. La brecha entre la que más porcentaje dedica a atención primaria, Cantabria (17,7%), y la que menos, Madrid (11,64%), es mayor que la que había en 2010 entre la que más (Baleares) y la que menos (Murcia). Por encima de la media (13,67%) se encuentran Andalucía, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Castilla La Mancha, Murcia, Navarra, País Vasco y La Rioja. El resto, por debajo: Aragón, Asturias, Baleares, Cataluña, Valencia, Extremadura, Galicia y Madrid
En Sanidad pública. Entre el éxito y el desastre (Tevescop, 2015), una síntesis de los puntos fuertes y débiles del modelo sanitario español, Marciano Sánchez Bayle y Sergio Fernández sitúan la atención primaria como "eje del sistema" y advierten de que las políticas sanitarias no la toman como tal. El porcentaje que consideran óptimo es un 25%, que es el que demandan sindicatos como CCOO y asociaciones de médicos. En las recomendaciones incluidas en su informe, la Fadsp pide un 20%. Pero aún estamos lejos. Además, según ha explicado a este periódico José Polo, vicepresidente de Semergen, los datos que se suelen ofrecer son engañosos porque "las administraciones imputan un presupuesto muy elevado de prescripción a atención primaria, cuando en realidad el 40% viene impuesto desde el hospital".
También ha decrecido la inversión por habitante y año en atención primaria, que en 2010 era de 199,98 euros y ahora de 196,3, según el informe de la Fadsp. Por encima de la media están Cantabria (la que más, con 254,17 euros), Andalucía, Canarias, Castilla y León, Castilla La Mancha, Extremadura, Murcia, Navarra, País Vasco y La Rioja. Por debajo, Madrid (la que menos, con 167,15 euros), Aragón, Asturias, Baleares, Cataluña, Valencia y Galicia. "Llamativa es la situación de Madrid, que permanece la ultima desde 2010 a pesar de que esta situada la tercera por la cola en presupuestos totales per cápita en 2016", señala el informe.
Médicos saturados
La Fadsp considera que el sistema ha desaprovechado el descenso de la población para aliviar suficientemente la sobrecarga de los profesionales de atención primaria. Ha habido, eso sí, una leve mejoría. El ratio de médicos de familia por paciente ha pasado de 1.398 a 1.357, 41 menos (-2,93%). Mientras tanto, la población cayó, según el INE, de 46.815.516 habitantes en 2010 a 46.528.966 en 2017, es decir, 286.550 personas menos (-0,61%). No obstante, cuatro comunidades, Aragón, Baleares, Madrid y La Rioja, vieron sus ratios aumentar durante este periodo.
También ha habido un retroceso del porcentaje de médicos de familia con más de 1.500 pacientes, el límite que se considera recomendable no superar, que pasa del 45,11% a 41,49%. Es decir, un 41,49% están por encima de lo desaconsejado por los prescriptores sanitarios.
Además ha crecido el porcentaje de médicos con más de 2.000 pacientes, de 1,67% en 2010 a 2,12% en 2017. Estos entran dentro de una "evidente sobresaturación".
De nuevo hay una enorme desigualdad entre comunidades. La comunidad con más porcentaje de médicos por encima de 1.500 pacientes es Baleares, con un 82,26%. También están por encima de la media Andalucía, Asturias, Canarias y Madrid. La que menos tiene, es decir, la autonomía con menos médicos saturados, es Castilla y León, con un 11,86%. Por debajo del promedio están también Cantabria, Castilla La Mancha, Valencia, Extremadura, Galicia y Murcia. No hay datos de 2017 de Cataluña. Llaman la atención los porcentajes de "sobresaturación", con más de 2.000 pacientes, de los médicos de familia en Baleares (7,46%) y Madrid (7,81%).
"Preocupante" enfermería
La Fadsp señala que ha habido leves descensos entre 2010 y 2017 del ratio de niños por pediatra (de 1.037 a 1.018, un -1,83%), pacientes por trabajador de administración (de 3.045 a 2.876, un -5,55%) y habitantes por enfermero (de 1.606 a 1.547, un -3,67%). No obstante, las ratios siguen mostrando saturación.
"La situación de enfermería es especialmente preocupante", señala el informe. Mientras la media de profesionales de enfermería por cada 1.000 habitantes es de 9 de promedio en la OCDE, en España de 5,5. A ello se suma, señala el informe, que "mientras en la mayoría de los países la ratio de profesionales de enfermería/de medicina en atención primaria es de 2 o 3, en España es de promedio de 0,87 y está por debajo de 1 en todas las comunidades, con excepción de Navarra".
Faltan MIR
El informe señala que hay una política "miope" de los Gobiernos del PP en la formación de especialistas en medicina de familia y pediatría. El número de plazas convocadas en el MIR pasaron de 7.288 en 2010 a 6.682 en 2013, 6.968 en 2016 y 6.325 en 2017, recoge el informe. CCOO ha calculado que entre 2010 y 2018 se perdieron 298 especialistas en enfermería familiar y comunitaria, 93 plazas de pediatría y 1.051 plazas de medicina familiar y comunitaria. Ello, "unido al aumento de la emigración de profesionales (habitualmente a países con mayor densidad de los mismos) ha generado la situación actual", señala la Fadsp en su informe.
"Una cuestión fundamental en la evolución de los profesionales de atención primaria –señala el informe– tiene que ver con la escasa consideración que ha recibido la misma desde las autoridades sanitarias, que puede decirse que la han marginado dentro del sistema sanitario público, bien porque al ser una partida menos relevante del gasto no le prestaron la atención debida, bien porque tenían puesto su objetivo en la mercantilización y privatización de la asistencia sanitaria y les molestaba una atención primaria que difícilmente encajaba en este paradigma".
Contraste público-privado
"La atención primaria en España continúa hoy en día desfinanciada, con escaso personal sanitario, con demoras en las citas, insuficientes unidades de apoyo y principalmente es cuestionada por no ser capaz de consumar las necesidades básicas de salud que se requieren satisfacer frente a un sector privado cada vez más presente en la asistencia sanitaria de todos", concluye el informe.
El estudio se publica con el sector sanitario privado en cifras de negocio récord, que se apoyan fundamentalmente en el auge de los conciertos y el aseguramiento y en la infrautilización de recursos públicos. Mientras tanto, la privatización sanitaria ha roto su techo, en contraste con una inversión pública sanitaria que sigue sin recuperar sus niveles precrisis.
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Sin estrategia
España carece de una estrategia política común para encarar los problemas y carencias de la atención primaria. La ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo (PSOE), había convocado para el martes a los consejeros en el órgano de encuentro entre el Gobierno y las autonomías para presentarles un plan estratégico. Entre otras medidas se recoge que el número de pacientes por doctor no supere los 1.500 y, en el caso de pediatría, los 1.000. Los consejeros del PP plantaron a la ministra alegando que se trata de una iniciativa "precipitada" y "electoralista".
La antesala de un ciclo electoral no suele ser buen momento para acuerdos de Estado en temas clave. Y la puerta de entrada a la sanidad pública es un tema clave.
La principal puerta de entrada al sistema público de salud está desvencijada. Mal engrasada. Los efectos son varios. El primero es que compromete las condiciones en que los profesionales prestan el servicio y por lo tanto la calidad del mismo. El segundo es que invita a cambiar de sistema, concretamente al privado. La atención primaria, el médico de familia, el espacio del sistema en el que más eficiente resulta la inversión, identificado internacionalmente desde la Conferencia de Ama-Ata de 1978 como la clave para su óptimo funcionamiento, se ha convertido en la mejor muestra del deterioro de la sanidad pública a raíz de la gran recesión. Así lo indica el informe Repercusiones de la crisis sobre la atención primaria. Evolución en las comunidades autónomas, presentado este miércoles por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp) y que revela que más de un 41% de los médicos de familia superan el número recomendado de pacientes que el Gobierno quiere evitar y asociaciones como Semergen sitúan como listón inaceptable: 1.500. Incluso hay un 2,12 en "sobresaturación", con más de 2.000 pacientes.