Operación Kitchen

La agenda de Villarejo acrecienta la sospecha de que trazó con la defensa de 'Gürtel' una estrategia para la "anulación total" del caso

El ex comisario José Manuel Villarejo atiende a los medios a su salida este jueves de la Audiencia Nacional.
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"Peláez Ignac. Vernos 12.30. Quiere que le ayude en tema Gürtel" Gürtel. Manuscrita en su agenda el 29 de julio de 2016 esa anotación de José Manuel Villarejo confirma que Ignacio Peláez, uno de los abogados clave en el plantel de las defensas en el caso Gürtel y que con una querella acabó en 2012 con la carrera judicial del primer instructor del caso, Baltasar Garzón, seguía pidiéndole "ayuda" en vísperas del primer macrojuicio a la trama corrupta. Según la Fiscalía, Peláez también era aquel a quien Villarejo se refería como "el letrado director" en un documento que, fechado en 2012 cuatro meses después de la sentencia contra Garzón, iba dirigido a un cliente que el policía no identificaba. En sus cinco páginas, el documento exponía cómo conseguir la "anulación total" del sumario Gürtel.

El antiguo comisario acaba de recobrar la libertad después de tres años y medio como preso preventivo por graves delitos de corrupción en el caso Tándem, donde entre otros asuntos la Audiencia Nacional investiga el espionaje a Luis Bárcenas –la pieza Kitchen–, supuestamente desarrollado con el fin de evitar que conservase documentación incriminatoria para el PP.

Todo indica que Peláez era el interlocutor principal –aunque no único– en esa negociación con las defensas. Villarejo dijo ante el juez que no se acordaba de aquello. Lo hizo cuando en marzo de 2020 la Fiscalía le preguntó por el asunto. Le preguntó también sin éxito por los 15 millones que, según otro papel incautado, podían convertirse en el precio final de aquel trabajo. Titulado "SMP: Avance", el documento de 2012 al que infoLibre ha tenido acceso junto con las agendas del comisario, Villarejo ofrecía "crear el estado de opinión" necesario para obtener resoluciones judiciales "más favorables". Y ofrecía a renglón seguido garantizarse de ese modo "la asunción de las mismas en órganos superiores" encargados de resolver los recursos que se planteasen.

El documento Avance incorpora algunas afirmaciones que abonan las sospechas que ya hace una década circularon en ámbitos muy cercanos al también ya fallecido juez Antonio Pedreira, quien heredó la instrucción del caso cuando saltó al TSM de Madrid. Esas sospechas, nunca corroboradas, apuntaban a que Pedreira estaba siendo vigilado. ¿Por qué el informe de Villarejo afianza esa hipótesis? Porque sostiene algo que, de ser cierto, difícilmente puede conocer alguien distinto del juez o el fiscal en unas diligencias declaradas secretas. Y ese algo que le atribuye el informe bautizado como SMP: Avance era que, para no arriesgarse a perder la toga como le terminó pasando a Garzón, Pedreira había modificado a escondidas los argumentos de un auto: aquel por el que prorrogaba la intervención de las comunicaciones telefónicas efectuadas desde la cárcel por los principales imputados del caso.

Lejos de ofrecer visos de haberse convertido en filtradoras de información sensible a los imputados, las fiscales de Gürtel fueron también objeto de querella por las escuchas en prisión y sufrieron un largo acecho, aunque salieron indemnes. ¿Quién se querelló contra ellas? El mismo Ignacio Peláez. ¿Y quién podía saber, de ser cierto, que Pedreira había cambiado la exposición de motivos de un auto declarado secreto, es decir, la argumentación que sustenta la decisión adoptada? Eso, si ocurrió, permanecerá como una de las incógnitas de Gürtel.

El "letrado director"

Abogado defensor de José Luis Ulibarri, uno de los empresarios imputados en la trama Gürtel y ahora en espera de juicio en la denominada pieza de Boadilla, Peláez ocupa en esta pata de Gürtel un lugar relevante. Era a él a quien, omitiendo su nombre, el policía denominaba "letrado director" en el documento de 2012. Con Peláez, el propio Villarejo reconoció ante el juez haberse reunido en distintas ocasiones. Con quién más lo hizo no se sabe. Eso lo había "olvidado", aseguró ante el juez.

Al jurista Peláez, antiguo fiscal, luego abogado defensor y fallecido a finales de 2017, lo que imposibilita cualquier contraste de versiones, Villarejo dedicó al menos nueve apuntes entre 2016 y el siguiente año. "Vernos mañana comida. Dice que tiene cosas importantes que contar", se lee en uno de ellos. Y la fecha aquí es aún más significativa: 29 de septiembre de 2016, cinco días antes de que el 4 de octubre comenzara la vista oral de la pieza de Gürtel con mayor relevancia entre las juzgadas hasta ahora: la bautizada como Época 1. Se trata de la pieza donde el jefe de la trama, Francisco Correa, desveló el pago de mordidas al PP por adjudicatarios de contratos públicos. El juicio se saldó con una sentencia demoledora de la Audiencia Nacional que luego confirmó el Tribunal Supremo y donde se certificaba que había existido la caja B del partido.

La anotación que encabeza el primer párrafo de este texto era más extensa. Y su contenido literal es el siguiente: "PELAEZ IGNAC. vernos 12.30. Quiere que le ayude en tema GRINDA y en tema GÜRTEL". Grinda es el apellido de José Grinda, un fiscal anticorrupción cuya reputación intentó destrozar Villarejo, aunque no lo consiguió. Que lo tenía en la proa lo demuestra que otro de los cuadernos del excomisario aloja un segundo mensaje de la serie Peláez y ahí vuelve a aparecer su apellido: "PELAEZ: Quiere verme para hablar de Grinda. Propongo hoy a las 18.30". Este va fechado el 7 de marzo de 2017.

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El documento de 11 de junio de 2012 titulado por Villarejo "SMP: Avance" y cuyo objetivo es "evaluar" la "anulación total" del sumario GürtelGürtel, echa a andar tras una advertencia a modo de preámbulo. "Este informe es continuación del anterior análisis de situación (VERBAL), ahora transformado en AVANCE del futuro SM Proyect (sic)". Tras las siglas SM se esconde el sintagma judicial más famoso de la última década: Sumario Gürtel. Y el "Avance" lo planteaba Villarejo "con datos sensibles y/o de interés" que exigían sigilo total. De hecho, en cada uno de los seis folios que lo integran aparece en la esquina superior derecha la misma palabra: "CONFIDENCIAL". Así, en mayúsculas. 

El interrogatorio a que Villarejo fue sometido en marzo de 2020 y donde la Fiscalía atacó por el flanco del "SM Proyect", escrito con y griega y no con jota, dejó al descubierto que todo aquello pareció tomarle por sorpresa. Porque tras reconocer que se veía con Ignacio Peláez cuando el fiscal inquirió si se había reunido con abogados "que llevaban la coordinación de la defensa del caso Gürtel", el antiguo policía dio una respuesta inesperada en lo que respecta a 2016. Lo que dijo es que se había visto con esos abogados –solo recordaba, eso subrayó, el nombre del fallecido Peláez– "dado que había evidencia de irregularidades como grabar a abogados en prisión". Y eso había llevado a los abogados a tener "mucho interés" en pedirle "échame una mano y tal".

Pero en realidad, la cuestión de las escuchas había quedado resuelta cuatro años antes, tras la sentencia con que el Supremo expulsó en 2012 a Garzón de la carrera judicial por 11 años. Ningún tribunal por los que pasó el caso Gürtel en su fase de instrucción, ni el TSJ de Madrid ni la Audiencia Nacional, aceptó que las escuchas en prisión pudieran esgrimirse como causa de nulidad de todas las investigaciones y utilizarlas así como ácido capaz de destruir el caso. ¿Y para qué se había reunido entonces el policía con los letrados de la defensa? "Me he reunido con todo el mundo, era mi función", respondió. Pero él mismo deslizó que había tomado café con Peláez poco antes de su muerte: en 2017, cuando el asunto de la escuchas quedaba muy lejos. "Dentro de mis labores de mover el avispero me entrevistaba con unos y con otros" para luego aportar información –recalcó– "a nivel de inteligencia". Pero, y ese fue el remate en este capítulo del interrogatorio, "nunca se llegó a establecer ningún acuerdo económico con el tema Gürtel".

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