21D | Elecciones en Cataluña
Las autonómicas catalanas desde 1980 en 15 datos
Las de este jueves serán las duodécimas elecciones autonómicas que se celebrarán en Cataluña desde la reinstauración de la democracia y la autonomía. Desde 1980, fecha de los primeros comicios, los catalanes han vivido la hegemonía apabullante de CiU, la llegada al Gobierno del PSC después de años de intentos infructuosos y, desde hace unos años, una revolución en el sistema de partidos que precedió a la que se dio en el resto de España.
El ecosistema político catalán siempre ha sido muy particular. Cuando a nivel estatal existía un fuerte bipartidismo, en Cataluña este modelo estaba presente pero de forma más atenuada, y reflejo de ello es que en 2008, cuando PP y PSOE alcanzaron cifras récord acumulando el 84% del total de los votos en las generales y el 92% de los escaños del Congreso, en Cataluña los dos partidos más votados (CiU y el PSC) no sumaban más que el 58,3% de los sufragios y el 62,9% de las actas. No es el único dato relevante. infoLibre ha reunido un total de 15 estadísticas que reflejan cómo ha evolucionado el comportamiento electoral de Cataluña en las 11 elecciones autonómicas celebradas entre 1980 y 2015.
Hasta 2015, la victoria solo tuvo sólo dos nombres: CiU y PSC
Durante prácticamente todo el periodo democrático –a excepción, precisamente, de los últimos años–, han sido dos los grandes dominadores de la escena política catalana: CiU y el PSC. De hecho, hasta el año 2015 –cuando se impuso con claridad Junts pel Sí, la coalición de CDC y ERC–, sólo CiU y el PSC habían conseguido ganar unas elecciones autonómicas en Cataluña. La coalición entre los conservadores de Convergència y los democristianos de Unió es la clara dominadora en este apartado: de las 10 elecciones celebradas entre 1980 y 2012, CiU se impuso en ocho de ellas, todas menos las de 1999 y 2003, que ganaron los socialistas.
JxS consiguió la mayor ventaja y el PSC, la más apretada
No obstante, no fueron ni CiU ni los socialistas quienes obtuvieron una victoria más cómoda con respecto a sus rivales. De las 11 elecciones autonómicas celebradas, fueron las de 2015 las que registraron una distancia mayor entre la primera y la segunda fuerza: Junts pel Sí consiguió un 39,59% de los votos y 62 escaños, mientras Ciudadanos se quedó en un 17,9% de los sufragios y 25 diputados: casi 22 puntos menos. En el extremo contrario, el protagonista es el PSC, que en 1999 consiguió ganarle por primera vez unas autonómicas a CiU en Cataluña por una escasísima décima y media de porcentaje de voto: un 37,85% frente al 37,7% de los nacionalistas. No obstante, la ley electoral benefició a CiU, que se quedó con 56 escaños por 52 de los socialistas, quienes tampoco pudieron superar en actas a los conservadores en 2003, cuando obtuvieron un 31,16% y 42 sillones por el 30,94% y 46 diputados de los nacionalistas.
El máximo apogeo de CiU, en 1984
La CiU de Jordi Pujol tuvo sus años dorados entre 1984 y 1992, cuando se celebraron tres comicios autonómicos en los que la formación arrasó a sus rivales. Pero fueron las segundas elecciones desde la vuelta de la democracia, las de 1984, en las que CiU obtuvo sus mejores resultados: un 46,8% de los votos y 72 diputados, una marca que ningún otro partido ha conseguido superar. En esos comicios, los nacionalistas mejoraron nada menos que en 19 puntos sus cifras de 1980, ganaron en todas las provincias y obtuvieron resultados aplastantes tanto en Girona (59,64%) como en Lleida (57,72%).
Tarragona, Lleida y Girona, feudos nacionalistas
CiU no ha ganado todas las elecciones autonómicas en Cataluña, pero hay tres provincias que no conocen una victoria que no haya sido de la formación conservadora o, en 2015, de Junts pel Sí: Tarragona, Lleida y Girona, que entregan entre las tres 50 diputados –los otros 85 corresponden a Barcelona–. La alianza de CDC y ERC se hizo con la victoria en todas las circunscripciones en 2015, pero entre 1980 y 2012, el PSC no logró ni una sola vez vencer a CiU en esas tres provincias. Las victorias socialistas de 1999 y 2003 estuvieron cimentadas en Barcelona, ya que en esas dos elecciones el PSC aventajó por entre cuatro y cinco puntos a los conservadores en esa provincia, que en el resto de los comicios autonómicos también fue invariablemente conquistada por CiU.
El andalucismo estuvo en el primer Parlament...
Las primeras elecciones de la nueva autonomía catalana, las de 1980, tuvieron resultados poco habituales mirados con los ojos del presente. CiU ganó, pero lo hizo con su peor resultado histórico: el 27,8% de los votos, mientras el PSUC –antecedente de ICV y EUiA– obtuvo su mejor resultado de toda la serie con un 18,77% de los sufragios. UCD fue cuarta fuerza (10,61%) por delante de ERC. Y, en último lugar, se coló en el Parlament un invitado inesperado: el Partido Socialista de Andalucía, conocido desde 1984 como Partido Andalucista, que consiguió dos de los 135 escaños. En las siguientes elecciones, las de 1984, los andalucistas no lograron revalidar su representación.
...y ha sido la lista menos votada con representación
La del entonces llamado Partido Socialista de Andalucía ha sido, de toda la serie histórica, la candidatura que ha obtenido escaños con un porcentaje de voto menor: en toda Cataluña, solo el 2,66% de quienes votaron lo hicieron por el PSA. Si el andalucismo se llevó dos actas con este resultado fue fundamentalmente por dos factores: los dos escaños fueron por Barcelona, única provincia donde el PSA superó el 3% (un 3,03%), y además las de 1980 fueron unas elecciones en las que el voto estuvo bastante repartido y no hubo un partido que concentrase un porcentaje de sufragios muy superior al del resto.
Hasta siete partidos en el parlament en 2010 y 2012
Los comicios autonómicos de 2010 y 2012 tuvieron resultados que se tradujeron en hemiciclos muy fragmentados y plurales. Tras ambas elecciones, un total de siete partidos se sentaron en el Parlament, la mayor cifra de todas las legislaturas. Entre 2010 y 2012 tuvieron representación CiU, ERC, PSC, ICV-EUiA, el PP, Ciudadanos y Solidaritat Catalana per la Independència, una coalición encabezada por Joan Laporta y Alfons López Tena que accedió al Parlament con cuatro diputados. Entre 2012 y 2015, CiU, ERC, PSC, ICV-EUiA, el PP y Ciudadanos siguieron teniendo presencia en el Parlament, mientras Solidaritat la perdió en favor de la CUP, que entró por primera vez a la cámara catalana.
La mayor participación en 2015, la menor en 2006
Históricamente, las elecciones autonómicas en Cataluña han tenido un predicamento menor entre los ciudadanos que las generales, y la participación ha sido consecuentemente más baja en los comicios al Parlament que en los estatales. Pero esa tendencia saltó por los aires en 2015, cuando fue a las urnas el 77,4% del censo, cuando de media la participación en las autonómicas apenas ha llegado al 61,1%. En el extremo contrario se encuentran las elecciones catalanas de 2006, ganadas por CiU pero tras las que el PSC revalidó el Gobierno: a esos comicios acudió a votar el 56,78% de los ciudadanos.
El censo ha crecido en más de un millón de personas
En las primeras elecciones autonómicas catalanas, las de 1980, fueron un total de 4.432.776 los ciudadanos llamados a las urnas. En los 37 años que separan esos primeros comicios de los del 21D, el censo electoral catalán ha crecido hasta los 5.554.394 de personas que podrán votar este jueves. Se trata de la cifra más alta de la serie histórica, y es un 0,79% más alta que la de los comicios autonómicos de 2015, en los que pudieron votar 5.510.713 electores.
Altibajos entre generales y autonómicas
No sólo la participación ha variado tradicionalmente entre las autonómicas y las generales en Cataluña, sino que también lo ha hecho el partido ganador de unas y otras elecciones, un fenómeno conocido como voto dual. Mientras CiU ganó todas las elecciones autonómicas entre 1980 y 2012 a excepción de las de 1999 y 2003, el PSC fue primera fuerza en absolutamente todos los comicios generales celebrados entre 1977 y 2008, y perdió por primera vez la hegemonía en 2011, donde su debacle en Cataluña acompañó a la que sufrieron en el resto de España. La fuerza más votada fue entonces CiU. En 2015 y 2016 sería En Comú Podem.
Con este escenario, hay evidentes diferencias en el porcentaje de voto que ha conseguido el ganador de las autonómicas con respecto a los apoyos reunidos en las siguientes generales, y viceversa. En 1984, CiU ganó las elecciones catalanas con un 46,8% de los votos, mientras en las generales de 1986 perdió nada menos que 14,8 puntos y se quedó en el 32% de los sufragios. Por su parte, la incontestable victoria del PSOE en las generales de 2008 en Cataluña –donde obtuvo un 45,35% de los votos– vino acompañado, apenas dos años después, de un desplome en las autonómicas, en las que los socialistas se quedaron en el 18,38%: casi 27 puntos de bajón.
El mayor despegue, CiU; la mayor debacle, el PSUC
Los primeros comicios autonómicos, los de 1980, fueron poco representativos de lo que estaba por venir en los próximos años políticamente en Cataluña. CiU venció, pero lo hizo de forma muy ajustada con apenas el 27,83% de los votos. Cuatro años después, por el contrario, la victoria de Jordi Pujol fue incontestable: los nacionalistas dieron un enorme salto y mejoraron sus resultados nada menos que en 19 puntos hasta reunir el 46,8% de los sufragios, lo que les supuso pasar de sus 43 escaños iniciales a 72, la mayoría más amplia que ha tenido ningún partido en el Parlament.
La bajada más grande de una elección a otra corresponde al PSUC, y también tuvo lugar entre los comicios de 1980 y los de 1984. En las primeras elecciones autonómicas, los comunistas consiguieron un 18,77% de los votos y 25 diputados, siendo tercera fuerza del Parlament. Pero cuatro años después, el PSUC se quedaba en apenas un 5,58% de los sufragios y seis actas, mientras se consolidaba el bipartidismo encarnado en CiU y el PSC.
En 11 legislaturas, sólo tres mayorías absolutas
Los años dorados de CiU coinciden con las tres únicas mayorías absolutas que ha habido en el Parlament: las conseguidas por los nacionalistas de Jordi Pujol en 1984, 1988 y 1992. En el resto de las legislaturas, el partido mayoritario en el Parlament no ha tenido más de la mitad de los escaños, y de hecho el propio Pujol necesitó firmas alianzas o lograr al menos la abstención de algún partido de la oposición en 1980, 1995 y 1999 para ser investido president. Los socialistas Pasqual Maragall y José Montilla, por su parte, también tuvieron que recabar apoyos de otros partidos para sus investiduras en 2003 y 2006: ambos se apoyaron en ERC e ICV-EUiA.
Los dos mandatos de Artur Mas tampoco fueron con mayoría absoluta. En 2010 fue el PSC quien se abstuvo en su investidura para permitirle una mayoría suficiente con la que ser nombrado president, aunque durante la legislatura Mas se apoyó fundamentalmente en el PP para sacar adelante las leyes. En 2012 el pacto de Mas fue con ERC, que votó a favor de su investidura tras el batacazo del mandatario, que adelantó los comicios buscando una mayoría amplia para conducir el recién iniciado procés y acabó pasando de 62 a 50 diputados.
La evolución del bloque independentista
Hasta las elecciones de 2012, CiU mantenía un programa y un discurso de corte nacionalista, pero no defendía abiertamente la independencia de Cataluña como sí hacían formaciones como ERC. Por ello, entre 1980 y 2012, la opción secesionista fue claramente minoritaria en las elecciones autonómicas y consiguió sus mejores registros entre 2003 y 2010. Los republicanos obtuvieron un 16,44% de los votos en 2003, un 14,03% en 2006 y un 7% en 2010, si bien ese año también accedió al Parlament Solidaritat Catalana per la Independència, con un 3,29%, por lo que las fuerzas independentistas obtuvieron un 10,29% de los sufragios, en conjunto.
No obstante, el hecho de que CiU –y, posteriormente, CDC en solitario– se sumara al bloque secesionista multiplicó los resultados electorales del independentismo. En los comicios de 2012, los partidos separatistas obtuvieron en conjunto el 47,8% de los votos (un 30,7% CiU, un 13,7% ERC y un 3,47% la CUP), mientras que en 2015 la suma de Junts pel Sí (39,59%) y la CUP (8,21%) arrojó el mismo porcentaje para el bloque independentista: el 47,8% de los sufragios.
Junts pel Sí y C's, beneficiados por el reparto en 2015
De media, obtener un escaño en las anteriores elecciones autonómicas costó a cada formación política 31.228 votos, pero tanto Junts pel Sí como Ciudadanos, las dos primeras fuerzas en los comicios, necesitaron menos papeletas para conseguir diputados. Es un efecto del sistema de reparto de escaños a través de la Ley D'Hondt, que favorece a las fuerzas mayoritarias. La coalición independentista obtuvo un acta por cada 26.269 votos recibidos, y el partido naranja tuvo un sillón por cada 29.454 de sus papeletas. En el extremo contrario se encuentra la CUP: cada uno de sus diez escaños costó a los anticapitalistas 33.779 votos, casi los mismos (33.419) que a Catalunya Sí que es Pot.
'La Vanguardia' publica un sondeo al cierre de urna que da a los independentistas la mayoría
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105 días sin gobierno
Los últimos comicios autonómicos tuvieron lugar el 27 de septiembre de 2015, y Carles Puigdemont fue investido presidente el 10 de enero de 2016 con los votos de Junts pel Sí y la CUP. Ese transcurso duró 105 días, en los que ambas formaciones independentistas mantuvieron negociaciones muy tensas y que estuvieron a punto de fracasar en varias ocasiones. La figura del expresident Artur Mas fue una de las claves del problema: los anticapitalistas estaban absolutamente en contra de investirlo de nuevo, y de hecho Mas fracasó en las dos votaciones de investidura que se celebraron el 11 y el 12 de noviembre.
El acuerdo llegó el último día del plazo antes de la convocatoria automática de nuevas elecciones, unos días después de que la CUP celebrase una asamblea para decidir si desbloqueaban la negociación... cuya votación sobre la posibilidad de investir president a Artur Mas terminó acabando en empate. La figura que desbloqueó el escollo fue la de un entonces desconocido Carles Puigdemont, alcalde de Girona.