
Con la llegada de los aranceles impuestos por la administración de Donald Trump, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, está tratando de acercar posturas con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dejando de lado la estrategia de acoso y derribo que lleva ejerciendo desde que accedió al cargo salvo momentos puntuales. Este es uno de ellos ya que, según Feijóo, en esta guerra arancelaria está "en riesgo nuestra prosperidad y seguridad” y "estar divididos no suma nada". En una declaración sin preguntas desde la sede de Génova, este lunes agradeció al Gobierno que le haya enviado ya el texto del real decreto a la respuesta a la guerra arancelaria de Trump que se aprobará en el Consejo de Ministros, y reconoció que hay "elementos acertados" en esa propuesta, si bien añadió que todavía está en estado "embrionario" y que "hay margen de mejora".
El tono de Feijóo contrasta con el de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que el pasado jueves, tras el anuncio del plan de 14.100 millones de euros para los sectores más afectados por los aranceles por parte del presidente del Gobierno, llegó a expresar: "En Aló presidente, desde La Moncloa, hoy Pedro Sánchez nos habla de aranceles. En la semana en la que ha prohibido las golden visa. Cuando ha subido 94 veces los impuestos. Cuando la recaudación por impuestazos equivale a 3.076 euros por hogar. Comiéndose el 47 % de los salarios de los españoles", escribió en X, recurriendo al argumento del 'infierno fiscal' basado en datos falsos.
Durante su etapa como líder del PP, Feijóo siempre ha evitado cualquier tipo de choque en público con Ayuso, consciente de que eso fue lo que se llevó por delante a su antecesor, Pablo Casado, y cuando aterrizó en Madrid hace ya tres años aseguró que iba a respetar las decisiones de sus dirigentes territoriales. Sin embargo, ambos se miden constantemente como también sucedía durante la época de Mariano Rajoy con Esperanza Aguirre. La madrileña trata marcar el camino ideológico al resto de sus compañeros del PP acompañada de su proyección mediática, mayor que la de sus homólogos en otras comunidades.
La dirección de Feijóo casi siempre suele responder del mismo modo cuando se le pregunta por declaraciones o decisiones que van en contra de la línea marcada por Génova y que no pueden justificar de ningún otro modo: "No somos una secta", dicen, un argumento al que recurre de manera habitual el portavoz nacional, Borja Sémper. Los intereses de los presidentes autonómicos del PP a veces no coinciden con los de su líder—y viceversa—lo que lleva a discursos erráticos, contradicciones o silencios, en los que el conservador se refugia hasta que llegue la nueva polémica. Pasó con la visita de Javier Milei a la Puerta del Sol con Ayuso de anfitriona o con la decisión de la madrileña de plantar a Sánchez en Moncloa el pasado octubre en las reuniones bilaterales convocadas por el presidente, a las que sí fueron el resto de dirigentes autonómicos.
Ayuso lidera la 'rebelión' de las comunidades del PP
Una estrategia en la que Ayuso está arrastrando al resto de comunidades. Le sucedió a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, hace poco más de un mes y al ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, el pasado viernes. Los consejeros autonómicos del PP les plantaron en dos actos institucionales, un Consejo de Política Fiscal y Financiera y una Conferencia Sectorial de Justicia respectivamente, como acto de protesta contra el Ejecutivo, pese al carácter institucional de las citas. Desde las elecciones autonómicas y del 2023, los conservadores están utilizando su amplio poder territorial para tratar de boicotear a Sánchez.
En el primer caso las autonomías conservadoras sí hicieron acto de presencia en la reunión, celebrada en Madrid, pero se ausentaron en el punto cuarto sobre el reparto del impuesto a la banca y antes del quinto sobre la condonación de la deuda autonómica. La Comunidad de Madrid abogó por ni si quiera acudir a la cita, en línea con lo que hizo Ayuso con Sánchez. "Es un trágala inadmisible" sentenció la madrileña tras conocer el pacto entre el Ejecutivo y Esquerra Republicana que, sin embargo, sí beneficia a algunas comunidades del PP. Con esa consigna fue su consejera, Rocío Albert, que se erigió como la portavoz de los conservadores junto con la consejera de Andalucía, Carolina España, y el consejero gallego, Miguel Corgos.
En el segundo caso todos los consejeros del PP estaban en Barcelona y participaron en una cena con el ministro. En la mañana de ese viernes, sin embargo, decidieron dar plantón a Bolaños. Los consejeros de Madrid, Andalucía, Comunitat Valenciana, Aragón, Cantabria y La Rioja también participaron en la recepción que organizó el presidente catalán Salvador Illa a todos los asistentes a la conferencia sectorial de Justicia .A la cabeza del boicot se situó, de nuevo, la Comunidad de Madrid de Ayuso, que calificó el encuentro como un "paripé" y emplazó a Bolaños a repetir la cita, abordando en profundidad la ley de eficiencia de la justicia. "Ninguno de los puntos que nos parecían fundamentales han sido recogidos y no han sido incorporados al orden del día", argumentó el titular de Justicia madrileño, Miguel Ángel García Martín.
Se trata del mismo consejero que este lunes confirmó que no invitarán al ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, a los actos institucionales del Dos de Mayo, festividad en la región, ni a ningún otro representante del Gobierno de Sánchez. "Y si está, tenemos servicios de protocolo para decirle que no ha sido invitado y que, por tanto, no es bienvenido a esos actos", explicó García. Hace solo unas semanas la Comunidad de Madrid decidió romper las "relaciones institucionales" con el Ejecutivo central después de que el Ministerio de Defensa retirara la parada militar, lo que para Ayuso fue un agravio patriótico.
Feijóo evita confrontar con Madrid y no participa en la "batalla de las ideas"
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Mientras Ayuso se erige como la némesis de Sánchez—un papel que desempeña desde la crisis del coronavirus y en el que se siente cómoda por los réditos que le da— Feijóo evita confrontarla. Su estrategia radica en adaptarse a las necesidades e inquietudes de cada territorio sin obsesionarse, como hacía su predecesor, porque eso afecte al discurso nacional del partido. Si los barones tienen libertad de movimientos, el problema de la falta de unidad desaparece. La confrontación con Ayuso ha dejado de ser noticia no porque la presidenta madrileña haya cambiado de rumbo sino porque ya nadie la contradice. Y menos que nadie Feijóo, que ha pasado de discrepar a significarse con su modelo "madrileño" de libertad.
Con todo, el propio líder del PP ha admitido en alguna ocasión que el "modelo ideal" no es el de Isabel Díaz Ayuso, el del andaluz Juanma Moreno o el suyo propio, sino aquel que garantice una mayoría absoluta —o suficiente— para gobernar sin depender de terceros. De ahí que la receta para ganar, en palabras de Feijóo, no incluya pronunciamientos ideológicos ni apelaciones a los valores liberales, conservadores o democristianos del partido. El sector duro del PP, con Ayuso a la cabeza, sin embargo, sí que considera que el PP tiene que dar "la batalla de las ideas" como parte de la guerra cultural frente a la izquierda, una advertencia que también lanzan de manera periódica los editoriales de medios conservadores.
A todo esto se le suma que lleva tiempo tratando de encontrar la manera de ampliar el perímetro de sus alianzas, condicionadas desde 2019 por sus cada vez más numerosos y estrechos vínculos con Vox, y en más de una ocasión ha subrayado la coincidencia ideológica en lo económico con el partido matriz de Junts —la antigua Convergència— a la que incluso ha apelado a participar en una moción de censura. La alianza con los de Carles Puigdemont no es bien vista por Ayuso ni por el líder del PP catalán, Alejandro Fernández, —en plena gira por la publicación de su nueva novela — que también reniegan de cualquier tipo de acuerdo con Sánchez.
Con la llegada de los aranceles impuestos por la administración de Donald Trump, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, está tratando de acercar posturas con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dejando de lado la estrategia de acoso y derribo que lleva ejerciendo desde que accedió al cargo salvo momentos puntuales. Este es uno de ellos ya que, según Feijóo, en esta guerra arancelaria está "en riesgo nuestra prosperidad y seguridad” y "estar divididos no suma nada". En una declaración sin preguntas desde la sede de Génova, este lunes agradeció al Gobierno que le haya enviado ya el texto del real decreto a la respuesta a la guerra arancelaria de Trump que se aprobará en el Consejo de Ministros, y reconoció que hay "elementos acertados" en esa propuesta, si bien añadió que todavía está en estado "embrionario" y que "hay margen de mejora".