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Ayuso y Casado ponen sordina a la batalla interna para tratar de taponar la fuga de votos del PP a Vox

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La escena estaba preparada para que la captaran este lunes, a primera hora de la mañana, las cámaras de televisión y los fotógrafos justo el día en el que la política se activa después del parón navideño. Teodoro García Egea, mano derecha de Pablo Casado, e Isabel Díaz Ayuso llegaron juntos a un acto protagonizado por la presidenta de Madrid en un lujoso hotel de Madrid para hacer ver lo que todo el mundo sabe que no es verdad: que no hay guerra interna por el control del PP de Madrid.

Casado, que tenía excusa para ausentarse —se autoconfinó hace unos días después de dar positivo en un test de covid-19—, no puede permitirse que la batalla con la presidenta madrileña se cuele en las elecciones de Castilla y León. Ayuso tampoco: no está en sus planes perjudicar al partido en ninguna convocatoria electoral. No hará nada que penalice a su homólogo Alfonso Fernández Mañueco en el intento de hacerse con una victoria en las elecciones del 13 de febrero. Así que ambos, Casado y Ayuso, se han puesto de acuerdo para aplazar sus diferencias.

Pero eso es todo lo que el presidente del PP ha conseguido de su antigua amiga. Porque Ayuso no renuncia a nada. Una cosa es evitar durante cuatro semanas los movimientos tácticos para tomar ventaja antes del congreso de Madrid y las pullas contra la dirección de Génova que durante meses han salpimentado sus declaraciones públicas, y otra muy distinta darse por vencida. 

La presidenta de Madrid lo dejó bien claro cuando le preguntaron por el conflicto. Después de meses dando “algunos titulares”, ironizó, ahora toca “demostrarle a los ciudadanos que somos el mejor partido y el más preparado” para un cambio que, reiteró, debe liderar Casado. Eso sí, su “profunda ilusión” por hacerse con la presidencia del PP sigue intacta. Así que, cuando llegue el momento, se presentará. Aunque a Génova no le guste.

Fuentes de la Puerta del Sol, la sede del gobierno madrileño, confirmaron a Europa Press lo evidente: todo es una escenificación. “Está muy bien” que García Egea, a quien Ayuso y lo suyos consideran el principal enemigo de la presidenta en el entorno de Casado, acudiese al acto de Madrid. Pero advierten: de fondo “no ha cambiado nada” ni hay “ninguna variación”. “No se ha convocado el congreso”, reprocharon.

Testigo de la teatralización de la tregua ha sido Mañueco, el más interesado además de Casado en que el PP deje de ventilar en público sus diferencias internas. Especialmente ahora que tiene ante sí la responsabilidad de parar el ascenso de Vox.

El auge de los ultras es en este momento, según las encuestas, prácticamente el único obstáculo que tiene Mañueco por delante en su objetivo de conseguir la mayoría absoluta que el PP perdió en Castilla y León en 2019. El actual presidente tiene un perfil poco atractivo para el ala más radical de su partido y necesita ayuda para que estos electores no decidan probar suerte con Vox y con su recién elegido candidato, un joven abogado homófobo que hace apenas seis meses ni siquiera militaba en la derecha extrema. 

El valor de Ayuso

Mañueco sabe que en esa tarea Ayuso puede ser valiosísima: así que, aunque su política y su talante disten mucho del de la presidenta de Madrid, su intención es aprovechar todo lo posible su capacidad de atraer a los votantes de la derecha más radicalizados.

Así que no ahorró elogios. Quiere llevar a cabo las mismas políticas en su región, aseguró. “La verdad es que Ayuso es el modelo de éxito del PP en la Comunidad de Madrid y probablemente sea porque da la cara, no se esconde, habla muy claro y también toma decisiones y es especialmente valiente y tiene una dedicación plena para Madrid y los madrileños”, enumeró.

Estos días, compartió ante los asistentes al acto, le han preguntado si se está “ayusizando”. Y él se lo ha tomado como “un halago” y una prueba de que llevan a cabo políticas “muy similares”. “Siempre ha habido sintonía especial entre los gobiernos de Madrid y Castilla y León”, remachó.

En Génova atribuyen la paulatina pero constante caída de Casado en las encuestas a su enfrentamiento con Ayuso. Cuanto más se muestra como antagonista de la presidenta madrileña, más votantes pierde el PP y más gana Vox. 

De ahí que, según fuentes próximas a la presidenta madrileña, ambos conversasen estos días por primera vez en mucho tiempo. Supuestamente sólo para “felicitarse el año”. Génova es menos entusiasta a la hora de describir la charla: “La interlocución del líder del PP con todos los presidentes autonómicos del partido es la habitual”, aseguran fuentes de la dirección de Casado.

Ahora se trata, difunden en su argumentario, de estar centrados “en lo importante”: la labor de oposición al Gobierno de Pedro Sánchez y sacar “el mejor resultado” en los comicios en Castilla y León, en cuya campaña se volcará todo el partido con la intención de relanzar a Casado de cara a las generales de 2023.

Las espadas, pues, siguen dispuestas para la batalla. Ayuso exige que el congreso regional se celebre cuanto antes para empezar a preparar las autonómicas y municipales de 2023 y reitera su voluntad de presentarse a la presidencia del partido. Casado no quiere cambiar el calendario —no hay fecha, pero tienen que ser antes de julio del año próximo— y busca el modo de bloquear las aspiraciones orgánicas de Ayuso, que considera una amenaza a su propio liderazgo.

A la vista de que las diferencias internas siguen intactas, las palabras de García Egea sonaron forzadas. En declaraciones a los periodistas aseguró que España “merece” este año un PP "unido, cohesionado y firme”, así como con los principios “bien claros”. 

“Les mando un mensaje de desánimo a nuestros adversarios políticos. Aquí hay un PP que os va a hacer frente porque el PP va a ganar todas las elecciones que se convoquen en España a partir de este momento”. Su partido, proclamó, se ha convertido de la mano de Pablo Casado en “una fábrica de líderes”.

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Obviando las desavenencias, y para no responder a una pregunta sobre cuándo se celebrará el congreso del PP de Madrid que tanto desea Ayuso, García Egea enfatizó que la dirección de Casado está orgullosa “del trabajo que hacen” todos sus gobiernos y que su relación con “todos” sus “presidentes autonómicos es muy buena”.

Según él, son Vox, Podemos y PSOE los que no quieren que haya “armonía” dentro de su partido y van a “intentar” este año “buscar cualquier tipo de enfrentamiento”.

A pesar de estas buenas palabras, no pasó ni un día sin que Ayuso volviese a sembrar de incertidumbre la paz interna dentro del PP al abrir la puerta a otros cargos políticos cuando complete dos mandatos al frente de la Comunidad de Madrid, lo que ocurrirá en 2027. ¿“Mantiene su compromiso de no estar más de ocho años en política?”, le preguntaron en una entrevista a ultima hora de la tarde en la Cadena SER. Ayuso respondió: “Desde luego al frente de la Comunidad de Madrid, sí”.

La escena estaba preparada para que la captaran este lunes, a primera hora de la mañana, las cámaras de televisión y los fotógrafos justo el día en el que la política se activa después del parón navideño. Teodoro García Egea, mano derecha de Pablo Casado, e Isabel Díaz Ayuso llegaron juntos a un acto protagonizado por la presidenta de Madrid en un lujoso hotel de Madrid para hacer ver lo que todo el mundo sabe que no es verdad: que no hay guerra interna por el control del PP de Madrid.

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