Mientras el sistema económico actual siga vigente, los bancos tendrán un papel que cumplir en la transición climática. Igual que las grandes compañías energéticas. Mediante la concesión –o la no concesión– de líneas de crédito o de seguros, las entidades financieras dirigen el flujo del dinero e incentivan o desincentivan grandes inversiones en materia de clima. Por ejemplo, apoyando a instalaciones de energías renovables, a proyectos de economía circular, a pequeñas empresas con ideas eco... Estas entidades han visto, así, en la cumbre del clima de Madrid la oportunidad perfecta para vender sus avances en lo que llaman las finanzas sostenibles.
Su estrategia de Responsabilidad Social Corporativa consiste en, por un lado, patrocinar directamente el encuentro: y por otro lado acudir a cuantos más eventos dentro mejor, algunos de muy alto nivel y codo con codo con los responsables políticos. La otra cara de la realidad, sin embargo, es que los bancos españoles contribuyen con cientos de millones de dólares al desarrollo de empresas que contribuyen al cambio climático, principalmente a través de la construcción de centrales de carbón: una actividad muy impopular en España, pero que aún se mantiene con fuerza en otras partes del mundo.
El Grupo Santander ha puesto millones de euros para organizar la cumbre del clima en Madrid en virtud de su categoría de patrocinador oro, una posición que mantiene junto a la aseguradora Mapfre. Estas empresas, según comunicó el Ministerio para la Transición Ecológica, habrían aportado entre dos y cuatro millones. Por encima del banco solo están Acciona, Endesa, Iberdrola y Suez, que entre todas han sufragado el encuentro con ocho millones de euros. Y por debajo, otras entidades financieras como BBVA y Sabadell, patrocinadores plata. Las cifras exactas, prometió la ministra Ribera, se revelarán al terminar la COP25.
Los principales bancos de este país no están implicados con la cumbre del clima solo a nivel de patrocinio. Están muy presentes de otras maneras. La presidenta del Grupo Santander, Ana Botín, no se pierde ni un solo día de COP25, participando como ponente en mesas redondas, debates, conferencias y eventos de alto nivel como el celebrado este miércoles en el plenario. "Usted es extraordinaria. Hace yoga, pero yo no lo consigo", le decía la conductora del encuentro, un buen ejemplo del nivel de exigencia de las preguntas a las que se tuvo que enfrentar una de las mujeres más poderosas del país. "Financiamos mucho la energía renovable. Aproximadamente 700 millones de euros han sido sufragados. Santander, en tanto que empresa, se va a convertir en neutral en carbono en 2030, reduciendo nuestras emisiones. Y vamos a ofrecer una financiación de 200.000 millones de euros a las renovables en los próximos años", prometió Botín.
BBVA, segundo banco del país en cuanto a tamaño de su cartera y también patrocinador de la cumbre, participa en al menos 11 eventos repartidos durante las dos semanas de COP25. En muchos de ellos interviene directamente su presidente, Carlos Torres Vila, o bien delega en el director de Sostenibilidad de la entidad, Emilio Martín-More. Sabadell, el tercer banco financiador de la conferencia, mantiene un perfil más bajo, pero tampoco desaprovecha la oportunidad de darse una mano de pintura verde: "La forma de hacer y trabajar de Banco Sabadell se sustenta en un sistema de valores que, desde 1881, incluye el compromiso con nuestro entorno. Por eso estamos muy satisfechos de sumar nuestras fuerzas a la cumbre del clima de Madrid", declaró hace unos días su consejero delegado, Jaime Guardiola.
Caixabank, por su parte, también está acudiendo a la cumbre del clima de Madrid: a través de los lobbies verdes de grandes empresas que ya conocimos en esta información sobre el greenwashing de las eléctricas. El Grupo Español para el Crecimiento Verde (GECV), que agrupa a buena parte de las empresas del IBEX35, organizó este miércoles un evento sobre "colaboración público-privada y transición justa para acelerar la descarbonización" en el que participó la directora de Banca Responsable de la entidad, Sandra González.
Los mensajes de estas entidades, lideradas por el Santander, el banco con más presencia y que más ha invertido en la cumbre, son muy parecidos. Reclaman "estabilidad" en la legislación, que debe reconocer con claridad qué tipo de inversiones son verdes y cuáles no, para que las entidades sepan qué tipo de actividades van a estar apoyadas por las instituciones; venden sus planes de "neutralidad climática", que consiste en emitir muy poco y lo que contaminen, compensarlo con la compra de derechos de emisión, para que sus sedes y sucursales sean limpias (no así sus carteras); y dan cifras sobre el dinero que van a invertir en energías renovables, por donde pasa invariablemente el futuro del sector (no solo por esfuerzos climáticos, también por un simple análisis coste-beneficio). Muchas de ellas explican que han dejado o van a dejar de financiar centrales de carbón y otras instalaciones contaminantes. El cuarto banco del país, Bankinter, así lo recoge en su recientemente aprobada estrategia climática. Lo que no cuentan los bancos, sin embargo, es que no han dejado de financiar a las empresas que construyen dichas térmicas.
La trampa climática de los bancos
"Santander es uno de los bancos más sostenibles del mundo", dijo Ana Botín este miércoles en la cumbre del clima. Sin embargo, un estudio realizado por varias organizaciones como Banktrack, Urgewald, la ONG climática estadounidense 350.org y el Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (Iidma) concluye que los bancos españoles han otorgado 1.753 millones de dólares a empresas de carbón entre los años 2017 y 2019. "Entre ellos destaca el Banco Santander, que ha aumentado anualmente dicha financiación, otorgando un total de 1.214 millones de dólares a través de préstamos y suscripciones a estas empresas, como las polacas PGE, Tauron y Energa", afirma el documento. La "laguna" mediante la cual los bancos pueden decir que dejan de apoyar al carbón mientras lo siguen subvencionando –explica la abogada del Iidma Carlota Ruiz– es que en público se refieren a la financiación de las instalaciones en sí, pero siguen apoyando a las empresas que las construyen y mantienen. Sobre todo, en países que las entidades llaman "energéticamente dependientes", es decir, cuya transición energética no está muy avanzada, como Polonia: un país que habitualmente bloquea las negociaciones climáticas en el seno de la Unión Europea a pesar de que acogió la pasada COP. El caso del Santander destaca porque ha aumentado estas ayudas progresivamente, al mismo tiempo que crecía la emergencia climática: en 2017 fueron 225 millones de dólares; en 2018, 419 millones, y en 2019, 569 millones.
Los préstamos no son la única manera con la que los bancos apoyan a estas empresas sucias. También mediante las suscripciones: las entidades financieras emiten bonos en nombre de empresas para que esos bonos los puedan comprar posteriormente inversores: ayudan a las compañías a obtener financiación. El Santander otorgó 343 millones de dólares a estas empresas mediante suscripciones, siendo el único banco español en hacerlo, según los datos del estudio.
Por otro lado, los bancos españoles son propietarios de 430 millones de dólares en bonos y acciones de estas empresas, situándose el Grupo Santander a la cabeza con 263 millones de dólares, seguido por el BBVA (121 millones de dólares), el Banco Sabadell (13 millones de dólares) y Kutxabank (12 millones de dólares). El BBVA, el segundo en la lista, explica en su página web dedicada a la COP25 que "a nivel individual, esta cumbre puede ser un buen momento para reflexionar sobre los hábitos de consumo propios y ver cómo se pueden gestionar las finanzas personales de una manera sostenible y responsable con el medio ambiente".
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Iidma, muy activa en cuanto a la lucha contra las centrales de carbón se refiere, se ha personado en varias de las Juntas de Accionistas de los bancos españoles pidiendo que den un paso más allá y que dejen de financiar a las compañías detrás de las térmicas, que representan el mayor enemigo de la acción climática por su alto poder de emisiones de gases de efecto invernadero. "Lo que siempre nos han dicho es 'bueno, Polonia es un país muy dependiente energéticamente del carbón y no podemos dejar tiradas a las empresas polacas porque son nuestros clientes y no podemos dejar de financiarlos de un día para otro'", explica Ruiz, poniendo como ejemplo sus frecuentes reuniones con la cúpula del Santander, con muchos negocios con el país de Europa Oriental. "Nosotros les decimos que no se trata de eso, sino de acompañar a esas empresas para que presenten un plan de descarbonización".
El 95% de los bancos españoles firmaron este lunes en la COP25 un compromiso mediante el cual se "alinean" con el Acuerdo de París e "impulsarán medidas encaminadas a limitar el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 grados". "A los 12 meses siguientes a la firma, se publicarán un conjunto de medidas adoptadas para apoyar y acelerar el cambio hacia tecnologías, modelos de negocio y sociedades con bajas emisiones de carbono y resistentes al clima", explica el Ministerio para la Transición Ecológica. Ni las entidades ni el Ejecutivo han detallado si el acuerdo incluye dejar de financiar a las empresas más sucias del planeta.
La firma del acuerdo ha sido auspiciada por el Gobierno, que desde el principio de la conferencia ha querido dejar clara su sintonía con los grandes bancos españoles. Dedicó un día de la cumbre del clima en su stand a las finanzas sostenibles, donde las entidades tuvieron tiempo y espacio para explicar sus planes. El primer día de COP25, Sánchez almorzó con los presidentes de las empresas patrocinadoras del encuentro: acudieron los de BBVA y Sabadell.
Mientras el sistema económico actual siga vigente, los bancos tendrán un papel que cumplir en la transición climática. Igual que las grandes compañías energéticas. Mediante la concesión –o la no concesión– de líneas de crédito o de seguros, las entidades financieras dirigen el flujo del dinero e incentivan o desincentivan grandes inversiones en materia de clima. Por ejemplo, apoyando a instalaciones de energías renovables, a proyectos de economía circular, a pequeñas empresas con ideas eco... Estas entidades han visto, así, en la cumbre del clima de Madrid la oportunidad perfecta para vender sus avances en lo que llaman las finanzas sostenibles.