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La batalla electoral de Madrid

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77 días para unas elecciones en las que aún queda demasiado por escribir. Autonómicas en 13 comunidades y municipales en toda España. Con Madrid en el punto de mira. 77 días de futuro incierto en el que no sólo resulta imposible prever los resultados, sino también dibujar, a estas alturas, cuántas candidaturas se conformarán con opciones de conseguir un escaño en la Asamblea y el Ayuntamiento de Madrid. Un mar de incógnitas y de elementos nuevos cuya traducción en votos no es nada fácil de hacer

Por ahora, dos intelectuales, dos catedráticos –uno de Metafísica, Ángel Gabilondo, y otro de Literatura, Luis García Montero– son dos de los nombres ya en la carrera por la Presidencia de la Comunidad de Madrid. Dos candidatos nacidos a última hora por distintas carambolas en PSOE e IU y que comparten un perfil un tanto outsider, fuera del fuego interno hasta ahora. Cambios impulsados en buena medida –aunque no sólo– por la pujanza de Podemos, que en Madrid encuentra su principal yacimiento de votos.

Podemos, mientras, no tiene todavía cabeza de lista. Como tampoco la tiene Ahora Madrid, suma de Ganemos y el partido de Pablo Iglesias en la capital. Mariano Rajoy nombró el viernes a dos mujeres para las dos instituciones: Cristina Cifuentes, para la Comunidad, y Esperanza Aguirre para el Ayuntamiento. UPyD y Ciudadanos tienen sus deberes hechos y sus cabezas de cartel, elegidos. Tania Sánchez y su plataforma, Convocatoria por Madrid, aún sopesa lanzarse a una piscina cada vez más concurrida. 

La batalla de Madrid tendrá gran importancia el 24-M –junto a la Comunidad Valenciana– a la hora de interpretar el resultado electoral. Porque, como reconocen los seis expertos consultados por infoLibre, el escenario es más volátil que nunca, hay perspectiva de cambio (más que en 2003, el año del tamayazo), los perfiles de los candidatos –todos nuevos, a excepción de Aguirre, que cambia comunidad por ayuntamiento, y David Ortega, de UPyD, que repite en el consistorio– son distintos, debutan con previsible fuerza dos formaciones de corta vida (Podemos y Ciudadanos) y porque, a fin de cuentas, la ebullición es máxima en un punto clave del Estado, Madrid, antesala de las generales que se celebrarán a finales de año. Especialmente en la izquierda, la que tiene la opción de arribar al poder en las dos principales instituciones después de más de dos décadas de hegemonía incuestionable del PP. Lo que sigue es un retrato de una coyuntura repleta de dudas centrada en el campo más complejo, el de la izquierda. 

El peso de los nuevos rostros

El exministro Ángel Gabilondo fue promovido por la dirección de Pedro Sánchez como remedio al que presumía como declive electoral, para romper con la "endogamia" y lanzar un guiño de "apertura" a la sociedad. El poeta Luis García Montero fue postulado para cubrir la vacante de Tania Sánchez e intentar atajar una larga crisis interna. Uno y otro, dice Pablo Simón, profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid y editor del colectivo Politikon, son "candidatos outsider" para las formaciones que los han elegido –Gabilondo no tiene carné ni quiere tenerlo, y García Montero ha estado ajeno a la contienda interna en IU-CM– y "bien posicionados en temas cruciales para la izquierda, en educación y cultura". Y ambas cualidades, pese a no tener experiencia al frente de una gran institución, "no resta" ni "frena especialmente". También para Fernando Vallespín, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), es una buena noticia para los electores de izquierdas, porque contribuyen a "enriquecer" la oferta política y porque al debilitarse la calidad de la marca (PSOE e IU), la personalización del cabeza de lista por su trayectoria exitosa en otro ámbito se traslada al capital del partido por el que se presentarán el 24-M. 

"Cuando se buscan estos candidatos, se pretende enviar al elector la señal de que su personalidad se caracteriza por honestad y preparación, y esos son rasgos que los votantes tienden a valorar positivamente. Es un síntoma más de la presidencialización de la política y sobre todo de la debilidad de los partidos, que reaccionan a sus limitaciones recurriendo a estrategias de personalización e individualización de la política", afirma Luis Ramiro, politólogo de la Universidad británica de Leicester, que no obstante añade que Gabilondo o García Montero no son personajes "meramente famosos", ya que ambos atesoran "importantes trayectorias políicas". Gema Sánchez Medero, profesora visitante de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), considera que la imagen de intelectual llegado a la política sin apenas currículum de gestor –más dilatado, desde luego, en el caso del aspirante del PSM, exministro y exrector de la UAM– "puede ser percibido como positivo" por los ciudadanos.

"El problema es el hartazgo de la política y de los partidos tradicionales", recuerda esta politóloga. Un dato este, la enorme desafección –la inquietud por la corrupción es compartida por el 48,5% y por la clase política, por el 20,1%, según el barómetro de febrero del CIS–, que también pide no perder de vista Irene Delgado SotillosIrene Delgado Sotillos, profesora titular de Ciencia Política de la UNED

La amenaza de 'sorpasso' y la supervivencia

Pero para explicar la renovación y el perfil de los candidatos de PSM e IU hace falta acudir a otra razón más, a juicio de los analistas: el ciclón Podemos. Nada parece ya escapar a la convulsión que ha generado el partido de Pablo Iglesias, y eso que su única fuerza real, tangible, son los cinco eurodiputados que logró de golpe en su debut electoral, hace menos de un año. “Ha movido todo el tablero. Ni esto ni otros procesos de renovación se habrían producido de no haber sido por su irrupción. Ha generado la percepción de que hay un divorcio entre ciudadanos y política. Y ello ha obligado al resto de actores a reaccionar”, conviene Vallespín, también expresidente del CIS. José Pablo Ferrándiz, sociólogo y vicepresidente de Metroscopia, añade que Podemos ha logrado introducir en el debate público temas “insistentemente reclamados por los ciudadanos sondeo tras sondeo”, pero que los partidos tradicionales orillaban, como la transparencia, la apertura u otra forma de hacer política.

No sólo se trata de una cuestión de discurso. Simón recuerda otro elemento clave: la amenaza que para PSM e IU suponía y supone Podemos. Los socialistas, advierte, corren el riesgo de sufrir el sorpasso y bajar hasta la tercera plaza, mientras que la supervivencia de IU peligra y se expone a quedar fuera de las instituciones si no llega al 5% de los votos.

El poeta y profesor Luis García Montero, candidato de IU al Gobierno madrileño | EFE

Siendo esto cierto, los expertos también apuntan a otro hecho: las luchas internas de ambas fuerzas y las dificultades que ambos sufren desde hace mucho tiempo, tal y como reseñan Ramiro y Ferrándiz. “PSM e IU necesitan encontrar candidatos mínimamente competitivos o que permitan al partido competir con alguna posibilidad de éxito”, indica el profesor de Leicester.

Tanto socialistas como IU, al igual que el PP, apoyarán su campaña, según la previsión de politólogos y sociólogos, en sus candidatos, ya que las marcas de sus respectivos partidos están a la baja. A la inversa sucede con Podemos o Ciudadanos: sus siglas siguen en auge, y la identidad del cabeza de lista pesará menos para el potencial elector.

La incidencia de las crisis internas

Para que Gabilondo se haya alzado con la candidatura ha tenido que montarse una gestora en el PSM, aunque la crisis, al menos hasta el 24-M, se ha cerrado en muy poco tiempo. En el caso de IU, aún no se ha zanjado del todo, ya que falta por ver si se presenta con sus siglas en el Ayuntamiento de la capital o lo hace integrada en el partido instrumental montado por Ganemos y Podemos, Ahora Madrid. Todos los expertos subrayan que está testado que los votantes castigan siempre las divisiones internas. Aunque en ambos casos, las crisis se han desarrollado muy cerca de las elecciones, a las dos formaciones no tendría por qué afectarles por igual. Simón y Sánchez Medero señalan que los socialistas seguramente han puesto en la balanza cuántos votos podrían perder por la tensión dentro del partido y cuántos podrían ganar al cambiar el candidato. Y el secretario general, Pedro Sánchez, vio que la maniobra le compensaba. Además, agrega Vallespín, como la operación se cerró en poco tiempo el recuerdo del conflicto ya habrá pasado cuando se abran las urnas. 

Los analistas, sin embargo, consideran que la situación de IU-CM sí es "objetivamente muy grave" (Ramiro), porque la escisión la encabezó quien era su candidata, Tania Sánchez, que disfruta además de "cierta popularidad", y el caso ha generado mucha atención mediática. Y, como apunta Delgado Sotillos, la crisis ha acabado afectando a la cúpula federal y al liderazgo de Cayo Lara. Para Ferrándiz, la gran duda que sólo se despejará el 24-M es si los nuevos candidatos pueden transmitir a los electores que esas peleas intestinas "han merecido la pena". 

La resultante, en cualquier caso, es una fragmentación de la izquierda, justo en un momento de crecientes expectativas electorales. A las autonómicas podrían acudir cuatro grandes listas de la izquierda: PSM, IU-CM, Podemos y Convocatoria por Madrid (CxM), la plataforma de Tania Sánchez. Podrían ser tres si CxM finalmente se integra en la candidatura del partido de Pablo Iglesias o si finalmente desiste de participar en los comicios. Dado que el umbral necesario para acceder a la Asamblea se sitúa en el 5% –misma barrera que la ley impone en los ayuntamientos–, ¿no tendrá más difícil la izquierda desalojar a la derecha, como pretende? Vallespín lo relativiza, ya que el sistema electoral en Madrid, al ser un distrito único y muy grande, funciona de forma "muy proporcional", aunque obviamente beneficiaría más a la izquierda concurrir de forma agrupada. 

Simón advierte de que lo importante es comprobar, una vez hecho el escrutinio, qué bloque alternativo a la derecha se conforma, cuál es su fuerza y cómo es de plural. La aritmética decidirá todo. "Si hay un actor de bloqueo, la cosa cambia –ilustra–. Si Podemos es llave y se niega a dar el Gobierno al PSOE, entonces el escenario es otro". "La posibilidad de desorientación en una parte del electorado de izquierdas y que no todas las listas superen el 5%, es muy clara –opina Ramiro–. Ya era un panorama complejo antes de que apareciera CxM. Con ellos en la carrera la situación es imprevisible. No sólo la barrera del 5% es una cuestión a considerar, también lo es la formación de un Gobierno progresista posterior con este nivel de fragmentación. Si todas logran representación, supondría un panorama complejísimo y nunca visto". 

En estas últimas horas antes de la medianoche del domingo, se apuran las negociaciones entre Tania Sánchez y Podemos. Pero, hasta nueva orden, la formación de Iglesias optó por no coaligarse con su plataforma. Para Sánchez Medero, la decisión era obvia, porque su prioridad son las generales y Madrid es su "puerta de impulso hacia ellas", así que "lo lógico es que quiera medir su fuerza" en un punto clave. Es decir, que Madrid se convierta "en espejo y trampolín" de las legislativas de finales de año. "Podemos está cuidando mucho su marca, y no quiere que sea un punto de llegada de grupúsculos que pidan su cuota, así que está actuando de manera inteligente", tercia Vallespín. "La marca Podemos en Madrid sigue teniendo mucho apoyo entre sus votantes. Les va bien como están", añade Ferrándiz. 

Tania Sánchez e Inés Sabanés, de Convocatoria por Madrid, el pasado 28 de febrero en un centro cultural en la capital | EFE

Pero ese no también tendría sus riesgos. Simón cree que todos los partidos están apostando por "pesos pesados" para Madrid. Empezando por el PP, que ha soltado lastre con Ignacio González y ha situado a Cristina Cifuentes como candidata, de perfil "más moderado". "No puede poner una cara totalmente desconocida, por mucho que la marca sume. Sería perder una bala", puntualiza. En el fondo, indica Ramiro, Podemos busca la cuadratura del círculo: hacer compatible la "maximización del voto, la maximización de la posibilidad de lograr el Gobierno y la maximización de su impacto sobre las políticas públicas". Su crecimiento se habría ralentizado, según las últimas encuestas. Sumar a CxM les ahorraría tener un competidor potencial y podría tirar de activistas de la izquierda madrileña con una "experiencia valiosa en lo organizativo y lo institucional", como Tania Sánchez o Inés Sabanés. Pero a la vez subir al barco a la que era hasta hace un mes la candidata de IU "no le ayuda a abrirse a un electorado moderado". Y encima ha penetrado con fuerza (según los sondeos) un actor más, Ciudadanos, lo que incrementa la competencia. Así que cuadrar ese círculo no es fácil para Podemos. 

Respecto a Sánchez, cabe preguntarse si tendría éxito su andadura en solitario, aprovechando su popularidad. Delgado lo tiene claro: no. Porque hay casos en el pasado de partidos "personalistas", como los montados por Mario Conde, Francisco Álvarez-Cascos o Joan Laporta, que no han medrado. "No por ser un personaje televisivo se te vota", avisa. Sánchez Medero y Ferrándiz matizan esa apreciación. La primera pone varios contraejemplos, como Silvio Berlusconi –que tenía a su servicio un imperio mediático–, Jesús Gil o José María Ruiz-Mateos, y añade que para sobrevivir más de una legislatura es preciso disponer de una estructura de partido detrás. El número dos de Metroscopia considera que gozar de tirón en la tele es importante, pero "no suficiente", y recalca que a día de hoy los ciudadanos valoran que no haya un entramado de partido, como lo prueba que se premie a quienes menos tienen tejida esa malla, como Ciudadanos y Podemos. Vallespín ahonda en el perfil contradictorio de la líder de CxM, percibida por unos como "una heroína" por haber confrontado con el aparato de IU-CM y como "una traidora" por otros. 

Las dificultades de Ahora Madrid

Caso aparte es el Ayuntamiento de Madrid. El partido de Iglesias no se presenta, como en ningún otro municipio de España, con su marca, aunque sí forma parte de Ahora Madrid. Aún no hay candidatos sobre la mesa, y las primarias no culminarán hasta el 1 de abril, con las elecciones recién convocadas. Los expertos tienen dudas del éxito de la plataforma municipalista, que no cuenta con un referente tan potente como Ada Colau, cabeza de Barcelona en Comú (antes Guanyem). Los más pesimistas son Delgado y Simón, porque juzgan que el proyecto sigue "aún muy verde", al contrario de lo que sucede en la capital condal. De la misma opinión es Vallespín, quien advierte de que en España apenas hay "tradición municipalista", salvo en localidades muy pequeñas. 

Sánchez Medero, sin embargo, entiende que no hay que perder de vista el fenómeno, pues le ayuda la expectación y cobertura mediáticas. E intuye que Podemos hará ver que su papeleta para el Ayuntamiento se llama Ahora Madrid

Pepa López (Ganemos) y Julio Martínez-Cava (miembro del Consejo Ciudadano de Podemos), en la presentación de Ahora Madrid, este 6 de marzo | EFE

Ahí está otro elemento. La papeleta. Todos los analistas coinciden en que, cuando se solapan varios procesos electorales en un mismo día, el votante suele coger la misma papeleta para distintas instituciones. Se hace, pues, un "voto congruente". De modo que un votante de Podemos podría despistarse al no ver las siglas en las municipales. La experiencia dice que un elector medio no maneja tanta información y podría confundirse. Por no hablar del problema de "coordinación de campañas", opina Ramiro, un hecho "igualmente relevante", ya que habitualmente se hacen mítines conjuntos entre el candidato al Consistorio y el aspirante a la Comunidad. Sánchez Medero prevé por tanto una campaña intensa de los de Iglesias, sin descartar que tiren de algún truco. Recuerda lo que ocurrió en las europeas: al logo del partido se añadió, para facilitar las cosas al votante, el rostro del líder. 

La estrategia del PP

"Y el PP vuelve al ring". Simón resume con esta frase el último movimiento de Rajoy. Lanzar como cabezas de lista a Aguirre y Cifuentes, en lo que califica de "buena estrategia". "Si esperas que vas a recibir un importante castigo, no presentas al mismo candidato para levantar un cortafuegos, por eso choca que el presidente haya mantenido a Alberto Fabra en Valencia, otra comunidad joya del PP con problemas". Este politólogo pone otra razón para explicar la caída de González y la apuesta por Aguirre: ella sigue siendo la jefa de los conservadores madrileños. Y ese hecho, el controlar el partido, también es básico para explicar la resistencia (o no) de un candidato. 

El PP, según Ramiro, intenta "dejar atrás la gestión hecha por Ana Botella e Ignacio González", dar "una imagen de renovación, al menos parcial, con la elección de Cifuentes" y apelar "al votante más leal en una situación de aumento de la competencia". Ferrándiz y Simón anticipan que Aguirre llegará a polarizar mucho la opinión. Esto es, "enardece a los suyos aunque también genera un fuerte rechazo en el resto de electorados", lo que también conlleva riesgos para el PP. La estrategia, aducen, es clara: se quiere movilizar al votante fiel en la capital, más conservadora, y así tirar de Cifuentes, menos conocida y de perfil "más moderado", congruente con una región menos escorada a la derecha que en la ciudad.

Mariano Rajoy, Cristina Cifuentes y Esperanza Aguirre, en un mitin del PP el 5 de noviembre de 2011, en Leganés, Madrid | PP

De modo que con las nuevas candidatas, el PP afronta las elecciones con "mayores opciones de obtener un mejor resultado que con González y otro aspirante", cree Ferrándiz. Para la izquierda, sigue Simón, es un desafío enorme, porque esta es una oportunidad única para arrebatar el poder a la derecha, y si no lo consigue ahora, tardará tiempo en recuperarlo. Ramiro apunta a otra intención perseguida por Rajoy: "Ahondar en la polarización entre PP y Podemos, que ambos partidos buscan, y es una de las pocas estrategias que le quedan al PP para resistir". 

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Claro que el PP no está ya solo en su espacio. Ciudadanos amenaza con quitarle parte de sus votos, amén de mermar las expectativas de UPyD. También tiene ya candidatos, poco conocidos, Ignacio Aguado (Comunidad) y Begoña Villacís (Ayuntamiento). Politólogos y sociólogos coinciden en señalar en que resta a sus dos directos competidores. Para el PP es una "mala noticia", dice Vallespín, porque ofrece una alternativa a los votantes que podían quedarse en la abstención, y siempre que un elector emigra a otro partido es más difícil de recuperar. Aunque, por otro lado, puede ser una muleta en caso de que se quede cerca de la mayoría absoluta. La formación de Rivera "tritura" a su vez a UPyD porque ha sabido jugar mejor sus cartas, recuerda Sánchez Medero. Rosa Díez, cree, no supo responder al impacto de las europeas, ni dio paso a un nuevo liderazgo, ni se quiso acercar a Rivera. 

Nuevos rostros, nuevas perspectivas... ¿Pero hasta qué punto importa que algunos de ellos no conozcan al dedillo el terreno en el que se mueven? Los expertos adelantan que poco, por la particularidad de Madrid, una comunidad que está permanentemente contaminada, más que ninguna otra, por la política nacional. Tres cuartos de lo mismo sucede con la capital, tan grande como para impedir la cercanía del ciudadano con su alcalde. Aunque las cosas podrían cambiar, advierten, si durante la campaña los aspirantes deciden arrastrar el debate hacia la política regional o local. Un objetivo que podría ser más tentador para el PP. 

A 77 días de unas elecciones, pues, sorprenden la ebullición y la incertidumbre, más que en ninguna otra ocasión. Resultado, para los analistas, del aumento de la volatilidad y fluidez del electorado, de la fortaleza de los nuevos actores (Podemos y C's), de la debilidad de los agentes tradicionales (PP, PSM e IU-CM) y de la relevancia que, para todos, tiene Madrid. Epicentro de un terremoto cuya hondura sólo se podrá calibrar cuando se cuenten todos los votos y se pinte el nuevo mapa de poder. Aunque quizá el mismo 24-M no aporte todas las respuestas

77 días para unas elecciones en las que aún queda demasiado por escribir. Autonómicas en 13 comunidades y municipales en toda España. Con Madrid en el punto de mira. 77 días de futuro incierto en el que no sólo resulta imposible prever los resultados, sino también dibujar, a estas alturas, cuántas candidaturas se conformarán con opciones de conseguir un escaño en la Asamblea y el Ayuntamiento de Madrid. Un mar de incógnitas y de elementos nuevos cuya traducción en votos no es nada fácil de hacer

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