28A | Elecciones generales
El 'bloque de Colón' no habría obtenido la mayoría absoluta si los votos de Vox hubieran ido al PP
Cuarenta y ocho horas después de la cita con las urnas, el PP continúa analizando los pésimos resultados obtenidos en los comicios. La formación liderada por Pablo Casado fue la gran perdedora de la noche electoral al caer más de la mitad de sus representantes en el Congreso. Así, la formación conservadora sentará tras las generales a solo 66 diputados en el hemiciclo –frente a los 137 de 2016–, el peor resultado de su historia. Un descalabro mayúsculo que, según ha apuntado la Fundación Faes, se debe a la “canibalización suicida en que se ha instalado el centro derecha español”. En un análisis postelectoral publicado este lunes, la organización que dirige el expresidente José María Aznar ha señalado que la división del voto entre tres opciones políticas diferentes –PP, Ciudadanos y Vox– ha sido lo que ha “allanado fatalmente el camino” para que el líder del PSOE, Pedro Sánchez, pueda continuar en la Moncloa. “La fragmentación no suma y no sumará”, aseveró la Fundación Faes, que añadió que “es la receta del fracaso”. Algo que ya advirtió el propio Casado durante los meses previos a los comicios.
En las elecciones generales del pasado domingo, el denominado bloque de Colón –PP, Ciudadanos, Vox y Navarra Suma (NA+)– consiguió 11.276.920 votos y 149 escaños en el Congreso de los Diputados, frente a las 11.386.435 papeletas y 166 asientos en la Cámara Baja que obtuvo el bloque de izquierdas –PSOE, Podemos, En Comú Podem y Compromís–. Por separado, la formación de Pablo Casado y la de Santiago Abascal obtuvieron 92 escaños: 66 por las candidaturas del PP, 24 por las de Vox y 2 por las de NA+.
Sin embargo, si los votos de la extrema derecha hubieran ido íntegramente a las listas de la formación conservadora, esa especie de PP reunificado habría sacado 114 asientos en el hemiciclo, según la simulación realizada por infoLibre, frente a los 112 de los socialistas. Veintidós escaños más que robarían al PSOE (-11), Unidas Podemos y En Comú Podem (-7), Ciudadanos (-3) y Coalición Canaria (-1). No obstante, a pesar de ese crecimiento, la suma de esa candidatura unitaria de PP + Vox y Ciudadanos no llegaría a alcanzar la mayoría absoluta, aunque se quedaría a ocho escaños de ella ya que tendría 168 (114 el PP reunificado y 54 Cs).
Movimientos en 22 circunscripciones
A pocas horas de que diera comienzo la tradicional pegada de carteles que marca el inicio de la campaña electoral, el entonces candidato del PP a la Presidencia del Gobierno avisaba sobre los riesgos de una más que previsible fragmentación de los sufragios de la derecha en las generales. “Aspiro y apelo a la concentración del voto en el PP, porque si se vota a Vox o a Ciudadanos lo que estamos dando son escaños a Podemos, el PSOE o Bildu”, sostuvo en una entrevista con El Confidencial el líder de los conservadores, que un mes antes ya había pedido a la formación presidida por Santiago Abascal que no concurriese a las elecciones en las provincias pequeñas para no dividir el voto y que la derecha pudiera conseguir en esas zonas la mayor cantidad de parlamentarios posible. Pero el partido de extrema derecha hizo oídos sordos y decidió aspirar a todos los asientos en el hemiciclo en disputa, lo que provocó que 690.000 papeletas de Vox se quedaran sin representación el 28A. “Con más votos, tenemos menos escaños al fracturarnos”, lamentó Casado la noche electoral.
Efectivamente, si los 2.677.173 votantes del partido de extrema derecha hubieran decidido introducir en las urnas la papeleta del PP, que consiguió 4.356.023 votos, el resultado de las elecciones habría sido bastante diferente. Según la simulación realizada para cada circunscripción por este diario, la suma de votos de Vox y del partido liderado por Pablo Casado habría logrado 22 asientos más que los que consiguieron con la fragmentación. Así, esa especie de PP reunificado habría pasado de los 92 parlamentarios logrados el pasado domingo –sumando los representantes tanto de los dos partidos como de la candidatura Navarra +, en la que también se integró Ciudadanos– a los 114 asientos en el hemiciclo. Son 22 diputados más que habrían robado al PSOE, Podemos, Ciudadanos y Coalición Canaria. En concreto, la formación conservadora arrebataría 11 escaños a los socialistas, 7 a los de Pablo Iglesias, 3 al partido liderado por Albert Rivera y 1 a los nacionalistas canarios.
Este baile de asientos se habría producido en 22 circunscripciones diferentes, lo que quiere decir que en ninguna de ellas la unión de los votos de PP y Vox habría conseguido más de un escaño de los que ambos partidos lograron por separado. Tomemos como ejemplo para entenderlo Madrid. En esa circunscripción, en la que se reparten 37 escaños para el Congreso de los Diputados, la formación conservadora sacó en las generales 7 asientos y la extrema derecha 5, es decir, entre los dos sumaron una docena de parlamentarios por esa circunscripción. Sin embargo, si no se hubiera presentado en esa provincia el partido de Santiago Abascal y sus votos hubieran ido a parar en su totalidad a la lista de Pablo Casado, la candidatura de la formación conservadora habría conseguido en el reparto 13 escaños, es decir, uno más de los que lograron por separado.
De esas 22 circunscripciones en las que se habrían producido los movimientos, 4 son grandes –reparten más de una decena de escaños–, 8 son de tamaño medio –entre 5 y 9 asientos– y 10 de tamaño pequeño –menos de 5 parlamentarios–. En el primer grupo, el baile de diputados se habría producido en Madrid, Murcia, Barcelona y Málaga, siendo el PSOE el perjudicado en las dos primeras y En Comú Podem y Podemos en las dos últimas. En el segundo, los movimientos se habrían registrado en Cádiz, Bizkaia, Castellón, Huelva, Islas Baleares, Cantabria, Jaén y Santa Cruz de Tenerife. Podemos habría perdido un escaño en las cuatro primeras, lo que habría permitido al PP, por ejemplo, conseguir un diputado suelo vizcaíno y habría provocado, por ejemplo, que la formación morada se quedase sin representación en territorio onubense. Los socialistas, por su parte, habrían perdido un diputado por Baleares, Cantabria y Jaén. Y en Santa Cruz de Tenerife, el partido damnificado habría sido Coalición Canaria, que en lugar de dos escaños tendría que haberse conformado con solo uno.
Pero habría sido en las circunscripciones que menos escaños reparten donde se habría producido un mayor movimiento de asientos en el hemiciclo. En estas diecinueve provincias y las dos ciudades autónomas, el PP cosechó en las generales 21 diputados, frente a los 38 que logró en 2016. Y en el caso de Vox, los 325.613 votos recibidos se quedaron sin representación parlamentaria. Sin embargo, si todas esas papeletas hubieran ido para la formación conservadora, el PP habría obtenido una decena de asientos más en estas circunscripciones. En Albacete, Burgos, La Rioja, León, Cuenca y la ciudad autónoma de Ceuta, el principal damnificado habría sido el PSOE. En Ávila, Palencia y Zamora, los escaños arañados por el PP habrían dejado sin representación a Ciudadanos en esas tres provincias. Y en Araba, el vicesecretario de Organización de la formación conservadora, Javier Maroto, habría conseguido entrar al Congreso de los Diputados en perjuicio de Podemos.
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Con todos estos movimientos, el PP habría salido de la cita con las urnas como el partido con mayor representación en la Cámara Baja. Así, la formación presidida por Pablo Casado habría conseguido con la suma de los votos de la extrema derecha 114 escaños del hemiciclo, casi el doble de los que realmente sacó el pasado 28A: 66 diputados, el peor resultado de la historia del PP. El PSOE habría sido el segundo partido en el Congreso, con 112 parlamentarios, once más que los que arrojaron las urnas el domingo. Ciudadanos se habría mantenido en tercera posición con 54 asientos –solo tres menos–, seguido por Unidas Podemos, cuya representación se habría reducido hasta los 35 diputados. Con la única excepción de Coalición Canaria, que se tendría que haber conformado con 1 escaño en el hemiciclo –frente a los 2 que obtuvo realmente–, el resto de formaciones no habrían variado su representación: 15 Esquerra, 7 JxCAT, 6 Partido Nacionalista Vasco, 4 EH Bildu, 1 Partido Regionalista Cántabro y 1 Compromís.
El aumento del PP y el mantenimiento de Ciudadanos habría permitido al bloque de derechas imponerse al de izquierdas en la cita electoral. Sin embargo, no habrían alcanzado la tan ansiada mayoría absoluta. Así, la formación conservadora y el partido naranja habrían sumado en este escenario 168 parlamentarios, frente a los 149 que suman actualmente PP, Ciudadanos, Vox y NA+. La izquierda, por su parte, se tendría que haber conformado con 148 escaños, frente a los 166 que aglutinan tras los comicios del domingo PSOE, Podemos, En Comú Podem y Compromís.