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Calatrava se embolsó 500.000 dólares en Nueva York por un proyecto no solicitado

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Los escándalos salpican a Santiago Calatrava, también al otro lado del charco. La Autoridad Portuaria de New York, organismo público de carácter gubernamental creado para gestionar los puertos y otras infraestructuras de transporte, pagó al arquitecto español 500.000 dólares por consultar los diseños de un puente que uniría New Jersey con New York. Según la información publicada por el diario North Jersey el pasado domingo, los proyectos del arquitecto español ni fueron solicitados, al menos de manera oficial, ni podrán ser utilizados en el futuro. 

David Steiner y Anthony Sartor, miembros de la comisión de la autoridad portuaria, habrían presionado al organismo público para incorporar los diseños de Calatrava a la construcción de los puentes Bayonne y Goethals. Tanto Steiner como Sartor, cuya relación con el arquitecto español aún no se ha esclarecido, han dimitido de sus cargos y están bajo la lupa de la Fiscalía de Manhattan y New Jersey por posible conflicto de intereses.

Los miembros de la comisión de la autoridad pública no pueden, en teoría, influir en la concesión de proyectos. Sin embargo, ambos comisionistas habrían tratado de manipular el concurso público en beneficio de Calatrava. “Inviables e innecesarios”, así calificaron los abogados e ingenieros del organismo público los diseños del español. A pesar de que los proyectos del afamado arquitecto, presentados bajo manga por Steiner y Sartor, fueron rechazados, los comisionistas continuaron apostando por su trabajo.

La insistencia de los intermediarios del organismo hizo saltar las alarmas dentro de la Autoridad Portuaria. Falta de transparencia, posibles demandas, investigaciones y mala publicidad, eran las principales consecuencias de la trama entre Steiner, Sartor y Calatrava.

Un proceso a puerta cerrada

Los lazos entre Steiner, famoso por sus generosas donaciones en política y rico promotor inmobiliario, y el arquitecto español aún no se han esclarecido. Lo que parece indiscutible es que el círculo que rodea al empresario parece una estrategia de Monopoly, como señala el diario North Jersey. En 2009, con motivo de su 80º aniversario, Steiner reunió entre otros a su compañero Sartor y al gobernador de New Jersey, Jon Corzine. Santiago Calatrava y su mujer formaban parte del grupo.

Fue en marzo de 2011 cuando Steiner facilitó los diseños de Calatrava del puente Goethals a la Autoridad PortuariaGoethals . El organismo público había decidido remplazar el viaducto, que une las islas Elizabeth y Staten, por un nuevo puente formado por una serie de cables que, enganchados a diferentes columnas, soportarían el peso del pavimento. Después de años de planificación y un coste estimado de 1,5 billones de dólares, el proyecto contaba con el visto bueno de la Agencia Federal de Medioambiente.

A pesar de que los diseños de Calatrava, muy similares a unos rechazados por las autoridades del puerto en 2008, retrasarían el proyecto, Steiner y Sartor apostaron por la idea. Pero los abogados del organismo público rechazaron no sólo la propuesta del arquitecto español, sino también la forma en la que habían llegado hasta la Autoridad Portuaria: en privado, a través de los comisionistas y sin una petición formal por parte de la agencia. A las críticas de los abogados se sumaron los ingenieros que advirtieron que los diseños no sólo eran defectuosos, sino que además supondrían un coste extra de 235 millones de dólares.

Una vez desterrado del proyecto del puente Goethals, Steiner trató de introducir al ingeniero español en un segundo viaducto: el de Bayonne. El 7 de julio de 2011, tanto Steiner como Sartor se habrían reunido con el equipo de Calatrava para plantear el nuevo encargo.

Los responsables del organismo público rechazaron la propuesta del ingeniero valenciano que, además de ser “una opción inviable”, supondría un coste de 100 millones de dólares más a los 792 millones ya presupuestados. En este sentido, las autoridades públicas señalaron en un documento confidencial, que no debía haber más comunicaciones ni revisiones sobre la propuesta de Calatrava. Sin embargo, Steiner trató de introducir al arquitecto español en el equipo encargado del proyecto.

Si bien la relación entre Steiner y Calatrava es evidente, no lo es menos la de este último con Sartor. El empresario estuvo involucrado en el proyecto del World Trade Center, incluido el relativo a la estación de transporte diseñada por el valenciano. En 2005, antes de que se iniciaran las obras del metro –de un coste estimado de 2 billones de dólares– en Nueva York, el comisionista viajó a Europa junto a una delegación de la Autoridad Portuaria para visitar las construcciones de Calatrava. Sartor se enfrenta en estos momentos a una investigación por posible conflicto de intereses.

La firma de ingeniería PS&S, de la que Sartor es presidente, trabaja de manera regular con las mismas compañías que colaboran con Calatrava en la construcción del metro de Manhattan. Una de estas firmas, STV, habría realizado negocios con la empresa de Sartor en 2008, momento en el que el empresario supervisaba la reconstrucción del World Trade Center.

¿500.000 dólares? No es suficiente

A finales de 2011, los miembros de la comisión portuaria se reunieron a puerta cerrada para discutir si debían pagar o no al arquitecto por sus diseños. La Autoridad Portuaria estimó que Calatrava recibiría 500.000 dólares; cantidad con la que el organismo público perseguía evitar cualquier demanda o reclamo por parte del ingeniero si decidían utilizar algún punto de sus diseños.

Medio millón de dólares no era, a los ojos de Calatrava, cuantía suficiente para comprar los derechos de sus planos. Después de seis meses de negociaciones, en julio de 2012 el arquitecto español y el organismo público llegaron a un acuerdo: Calatrava tendría el copyright y los derechos de propiedad intelectual de todas sus ideas copyright .

En definitiva, Calatrava recibió 500.000 dólares para "compensar el tiempo que invirtió", como explicó su portavoz, en proyectos que ni le fueron solicitados de manera oficial ni podrán ser utilizados en el futuro. Una cuantía nada desdeñable que sólo permite ver los diseños y compararlos con los realizados por el organismo público.

Proyectos inviables y ruinosos

No es la primera vez que el arquitecto e ingeniero valenciano se embolsa cifras millonarias por proyectos que no se llevaran a cabo. El Gobierno valenciano, presidido por aquel entonces por Francisco Camps, pagó 15 millones de euros a Calatrava por proyectar tres rascacielos en Valencia que, probablemente, nunca verán la luz.

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No sólo por el derroche el arquitecto ha saltado a la primera plana mediática, sino también por la ruindad de sus trabajos. El desprendimiento de varias partes del revestimiento cerámico que cubre el Palau de les Arts de Valencia obligó el pasado mes de diciembre a establecer un perímetro de seguridad para evitar posibles accidentes. La cubierta del singular edificio, concebida por el ingeniero, no resistió el temporal que azotó la región.

La página web calatravatelaclava.com, creada por Esquerra Unida (EUPV), para denunciar los “proyectos ruinosos y las facturas sin IVA” del arquitecto evidencia la mala fama del proyectista.

El pasado mes de febrero, el juzgado de primera instancia número 12 de Valencia rechazó en un auto el cierre de la web, que había reclamado el arquitecto valenciano como medida cautelar en un proceso en el que reclama 600.000 euros de indemnización a la formación de izquierdas por vulnerar su derecho al honor. El magistrado impuso además al demandante las costas de este incidente.

Los escándalos salpican a Santiago Calatrava, también al otro lado del charco. La Autoridad Portuaria de New York, organismo público de carácter gubernamental creado para gestionar los puertos y otras infraestructuras de transporte, pagó al arquitecto español 500.000 dólares por consultar los diseños de un puente que uniría New Jersey con New York. Según la información publicada por el diario North Jersey el pasado domingo, los proyectos del arquitecto español ni fueron solicitados, al menos de manera oficial, ni podrán ser utilizados en el futuro. 

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