El Comité Ejecutivo del Partido Popular arrancó con un fuerte aplauso de los asistentes a Pablo Casado, Alberto Núñez Feijóo y Carlos Iturgaiz. Y abrazos entre el líder del PP y quienes se acaban de enfrentar a las urnas en Galicia y Euskadi sobre un fondo que unía la Torre de Hércules (A Coruña) y el Peine del viento (San Sebastián). El jefe de los conservadores convocó este miércoles a la plana mayor del partido a la sede nacional de la formación conservadora para analizar los resultados del 12J. Unos resultados agridulces si se tiene en cuenta que mientras que Feijóo ha revalidado su cuarta mayoría absoluta, el PP vasco, en coalición con Ciudadanos, se queda en cinco diputados -partía de nueve-. Y especialmente incómodos para Pablo Casado si se tiene en cuenta que Carlos Iturgaiz, su gran apuesta para Euskadi, no ha cuajado en absoluto.
En los últimos días han sido varias las voces en el PP que han demandado a la dirección nacional un tono más moderado, al estilo del de Feijóo. Y que se abandone la dureza con la que en no pocas ocasiones se busca la competencia con Vox.
Este es el contexto en el que Casado pronunció su discurso, en abierto a los medios de comunicación. Y en el que dibujó un panorama contrario al que ven algunos de los barones del partido si se tiene en cuenta que, a su juicio, el PP ya está instalado en esa moderación que demandan.
"Nadie nos tiene que llevar a la moderación porque siempre hemos estado en ella; pero nadie no tiene que apartar de combate contra la radicalidad", dijo ante el Comité Ejecutivo Nacional. Poco más de una hora antes, Feijóo, el gran ganador de la noche electoral, hacía entrada en la sede nacional del partido dejando a los periodistas un mensaje muy claro. Con un PP "centrado" y "templado", consideró el populismo, tanto el de izquierdas como el de derechas, podría quedar fuera del Congreso de los Diputados. Ni Vox ni Unidas Podemos tiene presencia en el Parlamento gallego.
Para la dirección nacional del PP la división del PP en perfiles "duros" y "blandos" es un invento de la izquierda para dividirles. En este sentido, Casado ha pidió a los suyos no morder "el viejo anzuelo que siempre lanza la izquierda sobre la supuesta crispación". "Sólo es la sombra de sus actos, el eco de sus insultos y el reflejo de su propaganda. Ya les tenemos demasiado calados", destacó.
Casado habló de "radicalización de la izquierda y del nacionalismo". Y dijo que a esto el PP "debe responder ensanchando el partido hacia el centro".
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El jefe de los conservadores consideró que la gran tarea política pendiente del PP es la más difícil: "Recomponer lo que se ha roto en vez de romper para quedarte con un pedazo".
Casado había arrancado elogiando el triunfo del presidente de la Xunta de Galicia y la campaña realizada por él y por todo su equipo. "Tu victoria es nuestro mejor aval para llegar cuanto antes al Gobierno de España".
A Iturgaiz, optó por calificarle de "gigante moral" y por señalar que en esta comunidad autónoma había que "hacer pie para reconstruir el constitucionalismo".
El Comité Ejecutivo del Partido Popular arrancó con un fuerte aplauso de los asistentes a Pablo Casado, Alberto Núñez Feijóo y Carlos Iturgaiz. Y abrazos entre el líder del PP y quienes se acaban de enfrentar a las urnas en Galicia y Euskadi sobre un fondo que unía la Torre de Hércules (A Coruña) y el Peine del viento (San Sebastián). El jefe de los conservadores convocó este miércoles a la plana mayor del partido a la sede nacional de la formación conservadora para analizar los resultados del 12J. Unos resultados agridulces si se tiene en cuenta que mientras que Feijóo ha revalidado su cuarta mayoría absoluta, el PP vasco, en coalición con Ciudadanos, se queda en cinco diputados -partía de nueve-. Y especialmente incómodos para Pablo Casado si se tiene en cuenta que Carlos Iturgaiz, su gran apuesta para Euskadi, no ha cuajado en absoluto.