Casado toma partido por los 'halcones' y pide la vuelta de la política de austeridad de la anterior crisis

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En el debate que se abre paso en Europa a favor y en contra de la vuelta al Pacto de Estabilidad, Pablo Casado está del lado de los halcones. Los países que defienden la vuelta al austericidio, que la RAE define como “el suicidio por austeridad”: la política económica basada en la reducción del gasto público mediante recortes. 

Las reglas de estabilidad de la Unión Europea exigen a los países miembros, bajo amenaza de sanciones económicas, recortes de deuda y de déficit público hasta situarlos por debajo del 60 y el 3% respectivamente. Pero están suspendidas desde que estalló la pandemia.

El líder del PP confirmó este martes, durante su intervención en un foro organizado por la asociación que agrupa a las principales empresas con intereses en el sector turístico, su apuesta por la tesis que defiende el canciller alemán, Olaf Scholz. 

El jefe de gobierno germano reafirmó en Madrid su deseo de que Bruselas vuelva a las reglas de estabilidad —suspendidas durante la pandemia— porque “el pasado ha mostrado que cuando resolvemos conjuntamente los problemas económicos en la UE es cuando mejor nos va. Y el pacto de estabilidad nos ha dado el marco necesario para el fondo de recuperación”, defendió Scholz el martes en una rueda de prensa conjunta con Pedro Sánchez —su ministro de Finanzas, el liberal Christian Linder, es de los que quieren recuperar las reglas cuanto antes—.

No es algo que defienda el presidente del Gobierno, como quedó patente en esa rueda de prensa. España no quiere que la relajación de la reglas de estabilidad sea inmediata para no estar atada de pies y manos en plena recuperación y defiende “reformarlas” para que tengan en cuenta, de un lado, la necesidad de “dar respuesta al reto climático“ y completar la transformación digital, y del otro el objetivo de garantizar la sostenibilidad de las finanzas a medio plazo. En la misma línea de reforma están también, en principio, dos de los Estados más grandes, Francia e Italia, también con cifras de deuda y de déficit elevadas.

Casado está de acuerdo con Scholz y, sobre todo, con su ministro de Finanzas. De hecho, la necesidad de recortar deuda y déficit a pesar de la flexibilización del pacto durante la pandemia forma parte de su discurso desde hace año y medio. El líder del PP culpa a menudo a Sánchez y a su Gobierno del incremento de la deuda y del déficit público. 

En mayo de 2021 ya dejó clara su posición, que ha defendido en varias ocasiones en las cumbres europeas del Partido Popular: “Ajustar el gasto público “reduciendo los ministerios a la mitad, los asesores a la mitad”, acabando “con el gasto superfluo” y enviando “un mensaje a la economía productiva de que los primeros que se abrochan el cinturón son los poderes públicos”.

50.000 millones

Entonces Casado llegó a poner una cifra encima de la mesa: “Nos va a tocar ajustar 50.000 millones de euros a partir del momento en el que acaben los estímulos del BCE, algo que aparentemente empezará a suceder en marzo, al menos en parte, cuando la institución gobernada por Christine Lagarde ponga fin al programa de compra de bonos puesto en marcha durante la pandemia.

Esta vez no fue tan lejos y no hablo de cifras de recorte, pero sí tomó partido por los ajustes. “Scholz reclama lo que venimos pidiendo nosotros, que es volver a la responsabilidad en las cuentas públicas”. Se trata, enumeró, de reducir la deuda pública, “un baldón que es insoportable y que alcanza a un incremento de 5.800 euros más por español desde que está en el Gobierno este equipo”, y de reducir el déficit estructural. 

A lo que hay que sumar, añadió recordando su proyecto para España, la reforma de las pensiones, la profundización de la reforma laboral de Mariano Rajoy, la implantación de la llamada mochila austriaca, un modelo de flexibilidad laboral que el PP ha convertido en uno de los ejes de su propuesta porque, según este partido, “redunda positivamente en el sistema público de prestaciones de desempleo y de pensiones”.

Casado cree que nuestro país no debe esperar al momento en que Bruselas ponga fin a la excepcionalidad que supuso el levantamiento de los límites de deuda y déficit para afrontar el gasto público extraordinario causado por la pandemia y el escudo social. Algo que ya están empezando a pedir los halcones, Holanda, Austria, Dinamarca, Letonia, Eslovaquia, República Checa, Finlandia y Suecia, algunos de los cuales en su día trataron de impedir, sin éxito, la creación de los fondos europeos de recuperación.

¿Por qué ya? Según el líder del PP, porque es necesario “prepararnos para un escenario en el que si se reducen las compras de los bancos centrales o se suben los tipos de interés”. Y hacer “una economía más competitiva” en un momento las incertidumbres geoestratégicas en Asia y en Europa, problemas de suministro energético o ante el riesgo de que la inflación no sea un fenómeno coyuntural.

Si eso sucede, pronosticó ante los principales empresarios del sector turístico, “países como España, con un 120% de deuda pública, un 5,4 de déficit público estructural y el peor paro de toda Europa, van a sufrir mucho más, llegando a ver comprometida su estabilidad”. 

Menos impuestos

La paradoja es que para recortar deuda y déficit Casado sigue proponiendo una reducción de impuestos que su equipo calcula en unos 10.000 millones de euros. Con el fin de reducir los riesgos causados por la economía de emergencia provocada por la pandemia, el PP propone el mismo plan que defendía antes incluso de que el virus se extendiese por Europa. 

“Lo que estamos planteando es que aprovechemos ya los fondos europeos para reducir esos riesgos y recuperar la competitividad” no sólo bajando impuestos sino abaratando la contratación mediante una reducción de las cuotas sociales con las que se financia la seguridad social. Y con “más flexibilidad laboral”, lo que significa ampliar el margen de maniobra de los empresarios a la hora de fijar las condiciones de los contratos.

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A eso hay que sumar lo que Casado llama una “reducción de la burocracia”. España necesita, según el líder del PP, “adelgazar el sector público. Simbólicamente”, precisó, “reduciendo los ministerios” cuyo número hace que el dinero se vaya “en asesores y gasto superfluo”. Pero “también con mecanismos de la digitalización de la administración pública”.

Casado no sólo reivindicó a Scholz frente a Sánchez por la vuelta a la austeridad. Entre las virtudes del nuevo canciller alemán el líder del PP citó su capacidad de llegar a acuerdos con la CDU de Angela Merkel —de cuyo gobierno formó parte durante la etapa de la gran coalición— o haber “sido capaz de decir a los alemanes a pesar de ser socialista: tenemos que bajar los impuestos 30.000 millones de euros”. Aunque esta última medida no es de Scholz: la ha anunciado en el tabloide Bild su ministro liberal de Finanzas (los otros socios del Gobierno germano, el SPD y Los Verdes, proponen incrementar los impuestos a los más ricos). 

A pesar de ello, Casado no tuvo reparo en afirmar: “Nosotros pensamos que [la de Scholz] es la receta”. 

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