Un centenar de organizaciones exigen al Gobierno que cumpla su compromiso con la acogida de refugiados

La ola de calor no impidió que alrededor de un millar de personas tomaran este sábado el centro de Madrid para exigir que España cumpla sus promesas: de los 17.337 refugiados que se comprometió a acoger en septiembre de 2016, solo un 7% ha cruzado nuestras fronteras. Por eso, 116 colectivos convocaron esta manifestación bajo el lema “Basta de excusas. No más barreras. Queremos acoger ¡ya!”.

Mensajes como “Ningún ejército construye la paz”, “Puentes, no muros” seguían a la pancarta de cabecera con el lema de la manifestación y a la de “Refugio por derecho” de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). En numerosos carteles se podía leer “VergUEenza”, en recordatorio de que España no es el único país europeo que no está cumpliendo con los acuerdos.

Además del habitual “ningún ser humano es ilegal”, se gritaron eslóganes a favor de los derechos humanos y del cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE). También se señaló la doble amenaza que hay en la situación de las mujeres refugiadas y se volvió a hacer referencia a la “Europa fortaleza”: “Europa, canalla, abre la muralla”. Pero uno de los lemas más repetidos fue “no solo bienvenida, queremos acogida”.

Cristina Sirur, portavoz de Queremos Acoger ¡Ya!, señaló en declaraciones a infoLibre la gran importancia que tiene la actuación de las instituciones municipales para mejorar la condición de todas las personas que llegan a nuestro país necesitando refugio y valoró su “mayor disposición” respecto a la del Gobierno central. “El Ayuntamiento de Madrid, aunque todavía se puede hacer mucho más, sí que ha hecho muestras públicas de querer convertir la capital en una ciudad de acogida”. Entre estas demostraciones están la cesión de 21 pisos a las organizaciones que gestionan la acogida y la del albergue Mejía Lequerica como refugio temporal para “quienes están esperando que se les asigne una plaza o han quedado fuera del sistema de asilo español”.

Sirur también quiso recordar que los refugiados que consiguen llegar aquí “se encuentran en un bache emocional muy profundo, porque han visto cómo su vida se paraliza durante un tiempo enormemente largo en campos de refugiados, en travesías infinitas... Son gente que han perdido absolutamente todo, menos la dignidad y su capacidad de salir adelante”.

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De ese impacto psicosocial también habló Alba Teresa Higuera, quien trabajaba en Colombia con desplazados internos, fue perseguida por el ejército colombiano y llegó como refugiada política a España hace catorce años a través del programa de protección a defensores de los derechos humanos de Amnistía Internacional. “Sufrimos desarraigo cuando tenemos que salir, abandonarlo todo. No sólo en el aspecto económico sino también en lo social, en lo político y en los afectos”, una circunstancia que cree que no tienen en cuenta las instituciones.

Higuera criticó que a su llegada se encontró con un sistema que obvia "la perspectiva de género en la atención a las mujeres y otras diversidades sexuales" y que, en general, "no haya un compromiso de protección y que no se respete el derecho al refugio independientemente de las nacionalidades".

Un miembro de las asociaciones convocantes y Cheija Abdalahe, refugiada saharaui, fueron los encargados de leer un manifiesto en el que se exigió al Gobierno  que “deje de mirar hacia otro lado” haciendo del sistema de asilo español uno más flexible, ágil y que piense más a largo plazo. Uno de los primeros pasos sería implantar vías legales y seguras para la obtención de protección.