Crisis del bipartidismo
Ciudadanos compite con Podemos en la carrera por hacerse con los votantes menos ideologizados
"Es muy importante distinguir entre el cambio y el recambio, que son cosas diferentes". Esa es la velada crítica que el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, lanzó este lunes a Ciudadanos, una formación que en los últimos meses ha experimentado un auge que le ha conducido a obtener porcentajes de entorno al 20% de intención de voto en las encuestas. Y es que, según los expertos consultados por infoLibre, el partido liderado por Albert Rivera amenaza el ascenso de la formación morada y le hace competencia en un sector fundamental: el de los votantes menos movilizados.
El ascenso de Ciudadanos en los últimos meses ha sido fulgurante. Si el barómetro del CIS de enero de 2015 le otorgaba un insignificante 3,1% de intención de voto, encuestas posteriores como la de Metroscopia para El País en marzo situaba a la formación en cuarta posición con un 18,4%, y este mismo lunes un sondeo de Sigma Dos publicado en el diario El Mundo reflejaba que el partido podría ser clave para dar la formación de gobiernos autonómicos en la Comunidad de Madrid o la Comunidad Valenciana, a escasa distancia de un Podemos que se colocaría como tercera fuerza en ambos territorios.
Esta súbita aparición se explica según Pablo Simón, profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), por el momento "volátil" en el que se encuentra el panorama político español. Una inestabilidad, señala, en la que es clave la irrupción de Podemos en las pasadas elecciones europeas de mayo de 2014, que alteró el tablero político y provocó que un gran número de ciudadanos comenzaran a plantearse cambiar de opción política. "Y una vez has abierto la posibilidad de cambiar tus apoyos electorales, estás más dispuesto a declarar el voto a nuevos partidos", explica Simón.
Los huérfanos políticos, divididos
En este sentido, Braulio Gómez, politólogo e investigador en la Universidad de Deusto, se muestra de acuerdo en que el cambio acaecido en el panorama político ha provocado que "nunca haya habido tantos ciudadanos políticamente huérfanos como ahora mismo". Y esa brecha, que fue la que aprovechó Podemos para irrumpir con una fuerza inusitada hace once meses, es la que también está impulsando a Ciudadanos, que busca posicionarse como la opción de aquellos votantes que quieren "un cambio más paulatino y dentro del marco constitucional" en lugar de un proceso constituyente, en palabras de Pablo Oñate, catedrático de Ciencia Política también en la UC3M.
"Existe un descontento entre la población que no está estrictamente vinculado a la izquierda, sino que cuenta con apoyos en casi todos los sectores ideológicos", abunda Oñate, que señala el 15-M como el punto de partida de este fenómeno. "Ciudadanos aparece como oferta en un buen momento para ellos, donde existen muchos descontentos con la oferta política tradicional que encuentran en ellos una posición nueva y que juzgan como razonable", explica el politólogo, que plantea que "podría haber gente de sectores que, por castigar a los partidos tradicionales, quisiera votar a Podemos, pero que se pueda sentir mucho más tranquila, por decirlo así, votando a Ciudadanos".
Braulio Gómez coincide en esta interpretación y afirma que esto puede suponer un problema para el partido de Pablo Iglesias en el medio plazo. "Ahora la tarta de los ciudadanos que quieren votar en las elecciones y que no quieren manifestar su cabreo absteniéndose sino eligiendo una alternativa tiene que repartirse", expone gráficamente el investigador, que menciona, al igual que Pablo Simón, la fuerte promoción que a su juicio ha tenido Ciudadanos por parte de algunos grupos mediáticos.
La estrategia de Podemos no sirve para combatir a Ciudadanos
Dentro de esta lucha por el voto de aquellos ciudadanos que no quieran votar a los partidos tradicionales, existe un caladero especialmente disputado entre Podemos y Ciudadanos: el de aquellos votantes poco ideologizados, que suponen un 40% del total, según la cifra que ofrece la socióloga Belén Barreiro, expresidenta del CIS y directora de la empresa demoscópica MyWord. Barreiro explica que la inmensa mayoría de los ciudadanos que declaran que votarán a Ciudadanos provienen del PP y la abstención, pero advierte de que "empieza a haber un pequeño movimiento de votantes del PSOE" en dirección al partido de Albert Rivera.
En este sentido, Barreiro señala que los diferentes sondeos reflejan "una espectacular caída del PP entre los jóvenes, hasta el punto de que en el barómetro del CIS de enero tenía alrededor del 4,5% de intención de voto entre los jóvenes de 18 a 24 años", explica la socióloga, que señala que en esa y otras franjas de edad "Ciudadanos tiene un potencial de crecimiento enorme". "El mismo hueco que existía en la izquierda para que surgiese Podemos también existía para que surgiese un partido de centro derecha renovado", remacha Barreiro.
Gómez llama la atención, por su parte, a los nuevos ejes que se han establecido al ir a las urnas y que superan la clásica división entre izquierda y derecha. "Para muchos ciudadanos, el eje clásico ya no es fundamental a la hora de votar", explica el investigador, que señala que la competición también se plantea ahora entre los "manchados y los no manchados" por la corrupción y entre la "vieja y la nueva política". Y ahí, explica Pablo Simón, el discurso que tan buenos resultados ha dado a Podemos contra PP y PSOE no funciona contra Ciudadanos, ya que "ellos son nuevos y además, si Podemos reconoce que Ciudadanos es de derechas, estaría desmontando su estrategia del último año", consistente en plantear un escenario donde la mayoría de la población se enfrenta a una casta de privilegiados y no tanto en una competición ideológica.
La lucha, no obstante, es directa. "Podemos comienza a bajar en las encuestas desde que sube Ciudadanos, que no solo le pone un límite en el crecimiento sino que le hace caer", asegura Barreiro, que esboza una situación en la que en el "electorado centrista" que comparten ambos partidos "se puede producir una división nueva, que podríamos diferenciar entre aquellos a los que les va bien y aquellos a los que les va mal, entre la gente azotada y los protegidos". "Ciudadanos es un partido propio para esa España digital, moderna y próspera, y Podemos es un partido con más papeletas para quedarse con los votantes que más han sufrido con la crisis, que no son pocos", afirma la socióloga.
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Sin embargo, los expertos ven complicado que tanto PP y PSOE como Podemos pasen al ataque directo contra Ciudadanos antes de las elecciones municipales y autonómicas de mayo, a pesar de que los tres se están viendo –en diferente medida– perjudicados por el ascenso del partido de Rivera. "Habrá críticas, pero serán en parte veladas, porque hoy por hoy parece que Ciudadanos será esencial para cualquier coalición en un futuro", señala Pablo Oñate, que en referencia a la formación liderada por Pablo Iglesias sostiene además que "para presentarse como un partido moderado, probablemente no quieran zaherir demasiado" a los de Rivera.
Precisamente la moderación es una de las bazas del partido naranja, según Barreiro, que pone en valor que este posicionamiento provoca que "no se les pueda criticar por extremistas o radicales" como sí se ha hecho con Podemos. Y el resto de especialistas se muestran de acuerdo con Oñate y Barreiro, pero señalan una posible vía por la cual los rivales de Ciudadanos podrían dirigir sus críticas: los eventuales errores que cometa el partido a la hora de definir sus posiciones. "Cada vez que metan la pata con temas como la inmigración, la izquierda tendrá una buena vía abierta para que desde la izquierda se critique su posicionamiento restrictivo", apunta Braulio Gómez a este respecto.
Pablo Simón se muestra de acuerdo: "Son un partido tan bisagra que es complicado saber si te interesa presionar o no", explica, si bien plantea que con sus declaraciones en temas como la sanidad o la inmigración –Ciudadanos considera "inviable" que el sistema de salud público atienda a los inmigrantes irregulares– "han abierto un melón que no les conviene". Asimismo, el politólogo plantea un problema a medio plazo para el partido de Rivera: su rápida expansión territorial, que según señala "está provocando que entren fantasmas, candidatos de dudosa reputación que les pueden dar problemas en un futuro".