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Ciudadanos denuncia un turbio caso de suplantación de personalidad de Begoña Villacís

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Un falso contrato como asesor municipal en el Ayuntamiento de Madrid ofrecido por una dirigente local de Ciudadanos ahora expulsada llevó al economista Antonio López a despedirse de la empresa para la que trabajaba en Londres, empaquetar los bártulos y aterrizar en la capital española en pleno mes de julio. Apenas mes y medio después, ha terminado por descubrir que todo era un puro engaño.

Ni el contrato existía, ni había existido nunca el supuesto nombramiento como asesor que recibió en papel con membrete del consistorio y aparente rúbrica de la portavoz municipal, Begoña Villacís. Ni, por supuesto, Villacís maneja la cuenta de correo electrónico con la que alguien escribió el pasado día 3 a Antonio López un caluroso email de bienvenida al equipo.

"Espero -decía el correo de quien usurpó la identidad de la portavoz de Ciudadanos en Madrid- que la semana que viene en el pleno municipal (estamos a la espera de la confirmación oficial de fecha) se apruebe ya y puedas incorporarte físicamente al equipo el próximo 14 de este mes".

Ciudadanos ya puso la semana pasada el asunto en manos de la Policía y de los servicios jurídicos del Ayuntamiento de Madrid.

Lo confirma a infoLibre una portavoz oficial de la formación al tiempo que minimiza la importancia orgánica de P.O., que entre julio de 2014 y el mismo mes de este año ocupó un relevante puesto como secretaria de área en la junta local directiva y que fue quien ofreció el contrato al economista. 

El cargo que desempeñaba P.O. ya no existe: el vertiginoso crecimiento de Ciudadanos condujo a que la agrupación de Madrid capital fuese sustituida por 21 organizaciones de distrito. No hay ya, por tanto, una sola junta directiva local.

El engaño –ni siquiera P.O. niega que lo hubo, pero se declara ajena e inocentemente utilizada por terceros- fructificó por un factor clave: P.O. había sido compañera de trabajo de López en la misma empresa de móviles, él en Londres y ella en Madrid. Y ambos habían establecido una relación de amistad.

No tenía por tanto ningún motivo para desconfiar de la veracidad de unos papeles que su amiga y antigua colega profesional le estaba enviando. Que le ofrecieran cobrar 57.000 euros al año operó como un atractivo cebo para quien estaba deseando volver a España.

“La Policía está investigando el caso”, subraya la citada portavoz de Ciudadanos. Y ofrece otro dato: en cuanto Villacís tuvo la semana pasada noticia de lo sucedido “se abrió un expediente de expulsión” a P.O. La antigua dirigente local, según la cual nadie del partido ha contactado con ella, ha abandonado ya Ciudadanos. "Pero porque me di de baja, no por expulsión", espeta.

Lo que se perfila ya como un turbio enredo que pone en evidencia los controles internos partidarios ha dejado al economista con lo puesto y sin saber a ciencia cierta cuándo podrá cobrar el desempleo en España. 

López, que arrastró consigo a su novia en lo que prometía ser un viaje de vuelta hacia el estrellato profesional y acabó por sumergirlo en una desesperante pesadilla, ultima también una denuncia, esta de carácter judicial. Su abogado explicó a este diario que todavía se encuentra en elaboración pero que, muy probablemente, la presentará el jueves en los juzgados de la madrileña Plaza de Castilla.

“Aquí, presuntamente, se han falsificado documentos, se ha suplantado la personalidad de Villacís y la de otros dos políticos de Ciudadanos y, sobre todo, se me ha engañado, porque yo soy el principal damnificado”, se lamenta de corrido Antonio López.

Al aludir a otros dos concejales de Ciudadanos cuya identidad fue usurpada, el economista se refiere a cómo P.O. le puso en contacto telefónico con quienes él creía que eran los concejales Ana Domínguez y Miguel Ángel Redondo. "Ciudadanos me dijo que esos teléfonos tampoco eran de ellos", explica.

Asturiano de cuarenta años, dejar atrás sin retorno un empleo remunerado “con unas 22.000 libras al año” en el departamento financiero de una compañía de móviles y haberlo dejado “para nada” ha disparado su sentimiento de impotencia: “Mi novia abandonó como yo su trabajo en Londres, imagínate cómo estamos los dos”.

Pero López no solo muestra impotencia. También, ira: “Han utilizado un correo electrónico de Ciudadanos para mandarme papeles que eran falsos; cuando yo trabajaba en el departamento de atención al cliente de la compañía de móviles, tenía que meter una clave hasta para decirle a un cliente el saldo que le quedaba pero aquí nadie ha controlado nada”. “Yo –apostilla- quiero un resarcimiento”.

Lo ocurrido ha colocado sobre la mesa la pregunta de cómo alguien pudo distribuir desde una dirección electrónica del partido y con facilidad pasmosa documentos falsificados con membrete del Consistorio madrileño y falsa rúbrica de Begoña Villacís, una de las figuras estelares de Ciudadanos.

Ese alguien, claro, es P.O., quien se declara víctima de una conspiración difusa sin datos ni meta visible a la vez que despliega un relato trufado de lagunas, zonas oscuras y cimas inverosímiles. infoLibre le pidió este martes que desvelase cualquier elemento que conozca en apoyo de su teoría de la conspiración. No aportó ninguno.

P.O. sostiene que el pretendido nombramiento de Antonio López como asesor, uno de los documentos donde aparece falsificada la firma de Begoña Villacís y que lleva fecha del 3 de agosto, se lo llevó a su domicilio –al de ella- un motorista. Exactamente como en tiempos de Franco. “Es la dirección que había puesto Antonio en el curriculum vitae”, aduce. 

Y sostiene que el cheque –al portador- con que supuestamente el partido pretendía compensar en septiembre a López por la demora en el inicio de su contrato se lo entregó a ella en plena calle un señor “muy bien vestido” cuyo nombre no recuerda, que se le presentó como colaborador de Ciudadanos en la plaza de Cibeles, justo ante el Ayuntamiento, y con el que quedó “para hablar dos días después” delante de la sede local de Ciudadanos.

Fue en esa cita ante la sede local donde, asegura P.O., recibió de manos de aquel cincuentón desconocido papeles oficiales del Ayuntamiento y un cheque al portador por 2.700 euros.

“Yo quedo para hablar con muchos afiliados”, replica la que durante un año, justamente el de la formidable explosión política de Ciudadanos, dirigió una de las secretarías más importantes de su junta directiva local.

P.O. cuenta también que cuando López le devolvió firmados los papeles para el contrato, ella misma se los entregó “en la verbena de la Paloma” a un supuesto colaborador de Begoña Villacís al que previamente no conocía y que se llamaba “Miguel”. ¿Miguel qué? No lo recuerda. ¿Y en la verbena de la Paloma? "Sí, porque yo creí que Begoña estaría en la misa".

López no pudo cobrar aquel cheque al portador de 2.700 euros que P.O. dice haber recibido del afiliado cincuentón con el que a comienzos de septiembre se sentó a charlar en un banco de la madrileña calle Carranza.

Sí obtuvo en cambio un ingreso de 1.400 euros que P.O. reconoce haber hecho de su bolsillo y no de ninguna cuenta del partido pese a que ella misma se encuentra en paro. ¿Y por qué? “Porque nos habíamos hecho muy amigos y él estaba en mala situación”.

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En julio, P.O. le firmó también de su puño y letra a López un contrato privado en el que se comprometía "en representación de la formación política Ciudadanos" a pagarle su sueldo en tanto no se incorporase al grupo municipal. Lo hizo, viene a decir, para que viera que la oferta iba en serio. Sic.

Algunas fuentes de Ciudadanos recuerdan que P.O. iba contando que tenía un novio en Londres. Y Antonio López, que “felizmente” vive en pareja desde hace casi cuatro años, concede que tal vez P.O. se preocupaba demasiado por él.

La antigua dirigente de Ciudadanos niega lo uno y lo otro: “Yo nunca dije que era mi novio sino mi chico, porque a todos mis amigos les llamo así, mi chico”. En Madrid, la forma usual de referirse a la propia pareja, sobre todo si no hay vínculo matrimonial de por medio, es justamente esa: mi chico, mi chica.

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