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El 14 de noviembre del 2012, Ester Quintana volvía a su casa después de acudir a la manifestación de la huelga general en Barcelona. Pero cuando se dió la vuelta para ver si su pareja le seguía, recibió el disparo de una pelota de goma en su ojo izquierdo. En estos cuatro años, ha pasado varias veces por el quirófano, tiene una prótesis ocular, no puede trabajar por incapacidad y todavía sigue yendo al psicólogo. A pesar de la gravedad de los hechos, desde un principio la Generalitat negó que perdiera el ojo por culpa de una actuación policial, que no fue una pelota de goma. Sin embargo, tras meses de lucha, investigación judicial y conseguir la prohibición de las pelotas de goma en Cataluña con la dimisión del director de los Mossos d'Esquadra, la Consejería de Interior reconoció su parte de culpa y Ester fue indemnizada con 200.000 euros el pasado mes de septiembre. El caso llega hoy a juicio en la Audiencia de Barcelona. En el banquillo de los acusados se sientan dos Mossos, el subinspector que presuntamente dio la orden de disparar pelotas de goma, y el que supuestamente apretó el gatillo. Se enfrentan a dos años de cárcel por un delito de lesiones por parte de la fiscalía y Ester Quintana, les reclama nueve años de prisión. Quintana testifica mañana, los agentes lo harán el miércoles.
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