EL DEBATE SOBRE LA SEGURIDAD
Más allá del gasto en defensa: la UE apuesta por el concepto de “seguridad” ante la pinza Putin-Trump

Europa, sumergida en un momento vital de su historia. La UE afronta una nueva etapa marcada por la pinza entre Donald Trump y Vladímir Putin y con la necesidad de reorientar su política internacional y de defensa de manera inmediata. Un debate al que se le ha dado la espalda durante años, y marcado también por el propio concepto del nacimiento de la Unión: un proyecto de paz tras décadas de enfrentamientos cainitas en el continente.
Los países de la UE se encaminan hacia un gasto sin precedentes en protección tras una política basada en la propia subcontratación a la OTAN y Estados Unidos de los instrumentos de defensa. La realidad hace mover de manera rápida a los líderes pero también tiene un profundo poso en unas sociedades abiertamente pacifistas. Por eso, España está liderando a la vez un concepto de seguridad que va más allá de la clásica visión militarista y que abarca también aspectos como la ciberseguridad, la protección de las infraestructuras y la lucha contra la catástrofes y el cambio climático.
Un concepto que no se ajustaba a la idea inicial marcada por la Comisión Europea de llamar “plan de rearme” al frente común que preparan los 27. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha afanado durante estos días en hacer valer esta visión, más acorde con la sociedad española, que en todas las encuestas se muestra a favor de reforzar la seguridad europea y de apoyar a Ucrania pero que históricamente ha estado en contra de los conflictos bélicos y ha protagonizado masivas movilizaciones como las del ‘no a la guerra’ contra el Gobierno de José María Aznar por la invasión de Irak.
Sánchez: "Tenemos que hablar de otra manera"
Se trata de un momento de “pedagogía”, como reconocen miembros del Gobierno, y el lenguaje también es muy importante a la hora de abordar aspectos. España ha trabajado en este sentido y ha tenido también como aliado, a pesar de estar en las antípodas ideológicas, al Ejecutivo italiano liderado por Giorgia Meloni, cuyo país también es muy reacio a los conceptos bélicos.
Un debate léxico y de concepto en el que sí hay diferencias con los países limítrofes con Rusia, donde, como reconocen en Moncloa, “allí ven volar los aviones rusos en las fronteras todos los días”. Por el momento, la presión de Madrid y Roma ha conseguido un giro discursivo, con Ursula Von der Leyen evitando la palabra "rearme" tras la última cumbre en Bruselas. El plan dejará de llamarse de esta manera y la UE asumirá el concepto de “preparación 2030”, vinculando la hoja de ruta a la autonomía estratégica. Asimismo, otro guiño de la Comisión vino en el capítulo de conclusiones donde se incluyó el término “de seguridad”, algo mucho más amplio que la propia defensa.
Sánchez dejó muy clara su postura sobre hablar de “rearme” a su paso por Bruselas para reunirse con sus homólogos: "No comparto ese término. Creo que tenemos que hablar de otra manera y dirigirnos a los ciudadanos de otra manera cuando hablamos de la necesidad de mejorar la seguridad y las capacidades de defensa europeas”. Para el presidente español se trata de una aproximación incompleta al desafío que Europa tiene ante sí y la defensa solo se puede explicar en un concepto más amplio como el de seguridad. España siempre aboga por incluir temas como el terrorismo, los ataques informáticos o el desafío que supone la frontera sur del Sahel.
El presidente del Gobierno comparecerá este miércoles en el Congreso para hablar sobre el Consejo Europeo y protagonizar el primer gran debate sobre defensa en la Cámara Baja. La idea, como apuntan fuentes del Gobierno, hacer mucha "pedagogía" ante los diputados sobre la situación en la que se encuentra Europa, aunque no se prevén cifras concretas sobre ese aumento a la espera de la negociación que se está produciendo ahora a nivel europeo y de la OTAN (con el marco temporal de la cumbre de la organización en junio en La Haya).
Esa acepción amplia de la defensa también supone un camino para que puedan transitar espectros ideológicos más a la izquierda del PSOE. El pasado jueves se evidenciaron las diferencias dentro de la coalición cuando los socios dividieron sus votos en las diferentes iniciativas simbólicas sobre el gasto en defensa que se debatieron en el Congreso de los Diputados. Por ejemplo, los parlamentarios de Sumar se unieron a una moción del BNG que pedía salir de la OTAN (una reivindicación en cuyo origen está el nacimiento de IU en los ochenta, ahora el partido con más fuerza dentro del espacio de Yolanda Díaz).
"Los términos importan, va más allá de lo militar"
Ramón Mateo, director de Análisis e Impacto Regulatorio de beBartlet, se adentra en el debate: “En España no ha habido tradicionalmente una cultura de defensa como concepto de fondo. No ha formado parte del debate público ni se ha tratado en los medios. Nos ha pillado siempre muy lejos. Y la realidad es que ahora nos lo encontramos de frente”.
“Es cierto que al final los términos importan. Y es un terreno donde no teníamos experiencia. Por eso, es importante enfocarlo bien porque a nivel social genera controversia. La línea de España va de entender la defensa más allá de una mera cuestión militar, sino como un planteamiento de política de seguridad para generar las condiciones y las capacidades para construir una autonomía estratégica. Hablar de rearme está más relacionado con las armas y el exterior, pero lo que se está debatiendo en la UE es cómo podemos dotarnos de instrumentos para no ser totalmente dependientes del exterior para defender nuestra soberanía”, disecciona.
Reflexiona al momento: “Es verdad que esto toca también lo estrictamente militar. Cuando tienes tanques apuntando a la puerta, tienes que tener elementos que sirvan de disuasión. Pero, al mismo tiempo, hay otras muchas cosas como las telecomunicaciones y los sistemas de satélites donde Europa ha estado durante muchos años en un segundo plano frente a EEUU. Hay que abordar también el tema aeroespacial y la ciberseguridad. Las hostilidades con Rusia no van a venir dadas con un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, sino a través de lo digital. Hay que repeler ataques”. Llama a ir incluso “más allá en otros sectores estratégicos”: “En un contexto de conflictividad global, no podemos depender al cien por cien en provisión de determinados medicamentos y bienes esenciales, como comprobamos durante la pandemia”.
Añade Mateo: “Es un debate al que llegamos tarde. También en España la sociedad, por nuestro pasado más reciente, no estaba en un punto para poder afrontar de manera abierta un tema militar. Ahora Europa tiene la prioridades más o menos claras, pero la terminología acaba configurando también realidades. Si se genera desafección entre la población, se estará perdiendo otra oportunidad”.
En una encuesta realizada por Cluster 17 para beBartlet se refleja que el 59% de los españoles está a favor de aumentar la inversión en defensa, mientras que el 33% se opone y el 11% no tiene una posición definida, en tanto que en el PSOE se impone por poco con el 52%. En cambio, la oposición gana en Sumar con un 62%. Por franjas de edad, entre los menores de 35 años vence el apoyo a subir el gasto pero sin mayoría absoluta y el apoyo va creciendo a partir de esa generación En el estudio sólo una comunidad está en contra de aumentar la partida: Navarra. Los índices más altos a favor del gasto están en Extremadura, Aragón, Murcia, Baleares y Castilla y León. Indica Mateo que en Cataluña y Euskadi también gana el aumento a pesar de su rechazo a la idea de Ejército durante años por el centralismo.
“No se trata de una cuestión estrictamente ideológica. Tener una política de defensa y tener capacidad para tomar decisiones soberanas no es militarista. La izquierda en temas como la energía o las capacidades productivas siempre ha sido muy clara. Y muchos países de izquierdas de América Latina han ido por esa línea al entender que la tecnología no puede depender del exterior. En Sumar sí están construyendo sobre ese discurso. El problema es que construir sobre nada es algo que lleva tiempo”, apostilla este experto, que desliza: “Este discurso ya lo ha hecho Gabriel Rufián, con una declaración bastante interesante diciendo que le gustaría que el mundo fuera de otra manera y que se respetara el derecho internacional, pero que no hay muchas opciones cuando alguien te amenaza: o te defiendes o claudicas. La izquierda tiene el reto de construir un discurso para dar respuesta desde sus parámetros”.
“El concepto rearme no representa ni la profundidad ni el desafío ante el que estamos”, concluye el politólogo, que saca a la luz otros ámbitos como pueden ser el de la fabricación de los chips e “incluso implica desarrollar las capacidades, alianzas, diplomacias y lazos para construir estrategias cooperativas a largo plazo”. La UE, añade, tiene que mirar asimismo ahora a Canadá y a países de América Latina y África, “sin olvidar a Estados Unidos”.
"Un concepto más amigable"
También se sumerge en esta cuestión Óscar Álvarez, presidente de la Asociación de Comunicación Política (ACOP), quien explica que le parece “muy bien” que la UE se abra a llamar al plan Preparación 2030 porque las “palabras son importantes porque te ayudan a definir exactamente lo que buscas y quieres, además te alejan de otros términos de la oposición u otros partidos que no se ajustan a la realidad”. “Eso no es algo nuevo, es una práctica de lenguaje político que se lleva haciendo años”, añade.
“Esto no sólo sirve para que la ciudadanía lo pueda entender mejor, sino también para que se encaje en un concepto mucho más amigable”, afirma Álvarez, que analiza que la defensa es una cuestión compleja de abordar porque hay una coalición de gobierno donde existen partidos que se han opuesto tradicionalmente a los gastos en defensa o estar en la OTAN.: “Esa es la dificultad añadida en España. Los grandes partidos pueden estar de acuerdo como pasa en Europa, como hemos visto en Alemania y Francia. Pero ahí están las formaciones a la izquierda del PSOE”.
Además, pone en contexto que la UE nació como un proyecto frente a los conflictos y ahora se ve abocada a abordar este debate: “La propia construcción de la Unión se ha hecho sobre unas bases muy sólidas de paz y del Estado del Bienestar, y entendiendo que Estados Unidos proporcionaba esa seguridad. Es verdad que la ciudadanía europea no está acostumbrada a estos términos y a esta situación, hay que hacer mucha labor de pedagogía”.
"En España cuesta más hablar de defensa"
El sociólogo Víctor Lapuente afronta el debate recordando esta cita de la excanciller alemana, Angela Merkel: “Europa representa el 7% de la población mundial, el 25% de la producción industrial del mundo y el 50% del gasto social de todo el planeta”. A lo que añade: “En Europa la seguridad se ha entendido hasta ahora como seguridad social. Durante años hemos vivido una ficción. Nos pagaban la defensa y encima poníamos condiciones. Ya otros presidentes de EEUU lo pusieron sobre la mesa, aunque Trump es el más insistente. Toca hacer algo”.
El catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) dice que no le preocupa tanto el debate terminológico y pone más el foco en el “unilateralismo” del Gobierno español a la hora de abordar el incremento del gasto sin hacer una llamada al consenso entre los partidos: “Demasiadas políticas públicas se digieren solo en el Ejecutivo”.
“Más allá de la terminología, hay que estar atentos a la ingeniera fiscal. Hay diferentes ONG que dice que España llega ya casi al 2% del PIB en gasto militar. Esto es algo paradójico: nos hemos pasado décadas escondiéndolo y ahora nos vamos a pasar la siguiente enmarcando como defensa lo que no es”, apostilla Lapuente. Para analizar a continuación que este debate ha sido muy complejo en España “como reacción” a la dictadura franquista, como ha pasado en otros países que vivieron experiencias similares. “Está el concepto de patria, ejército y religión como trilogía franquista”, subraya. Por eso, sostiene: “En España el tema va a costar más. En Suecia el servicio militar obligatorio lo puso la socialdemocracia. En España sería inconcebible con un Gobierno progresista”.