LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
El fiasco de Bruselas y el desafío permanente de Mazón desnudan el liderazgo de Feijóo en el PP

La convención del PP arranca con advertencias a Casado sobre su dependencia de Vox

20

La primera jornada itinerante de la convención nacional del PP, más que someter a discusión la identidad neoliberal del partido, que es lo que decía el programa, sirvió para constatar que en este capítulo los conservadores tienen poco que debatir. El programa económico de Pablo Casado y de su equipo goza de un amplísimo respaldo interno y de nula disidencia. Si acaso la del expresidente Mariano Rajoy, que más allá de la ideología quiso hacer un llamamiento al pragmatismo al recordar que cuando ganó las elecciones de 2017 se vio obligado a hacer cosas que no encajaban en los valores del PP, pero que no tuvo más remedio que llevar a cabo: la nacionalización de Caja Madrid y de las cajas gallegas —“Si no quebraba el país”, se justificó— o una subida de impuestos “a los diez días de llegar al Gobierno”.

“No estábamos para hacer ideología”, subrayó. Tampoco ahora: “Hágase lo que se deba hacer”. Y eso supone “olvidarse de los eslóganes, el dogmatismo, la demagogia y el sectarismo. Con eso no se sale de la crisis”. Rajoy hablaba en general, pero en el contexto de su discurso se entendió perfectamente que se estaba refiriendo también a Vox. Porque según él Casado, al que brindó todo su apoyo para llegar a La Moncloa, tiene que centrarse en la economía y no despistarse con otras cosas.

“El nacimiento de partidos populistas o contagiados por los populistas se puede deber a muchas razones: las identidades amenazadas, la corrupción de los Gobiernos, la inmigración. Pero hay un factor muy importante a la hora de su nacimiento: las crisis económicas, la dificultad para encontrar trabajo, los sueldos bajos, las propias crisis, los servicios públicos que no funcionan y la pobreza generan la tentación en algunos de dar su apoyo a partido que creen que lo van a arreglar todo en un cuarto de hora”. Para hacerles frente, aconsejó a Casado, lo que hay que hacer es “llevar a cabo una buena política económica y atender la necesidades de la gente. Para evitar a los partidos populistas es muy importante prestarle atención a la economía y el empleo”.

Y en materia económica Rajoy se tomó la molestia de señalar los nubarrones que ve en el horizonte y que, según él, a Casado no le quedará más remedio que afrontar cuando sea presidente. “Más gasto estructural, más impuestos y más regulación son letales para afronta la recuperación y es lo que se está haciendo”, lamentó. “Basta con ver lo que está ocurriendo con el número de empleados públicos”, añadió aludiendo a su crecimiento. Ahí “tenemos un problema”.

El expresidente aconsejó “tener un plan y unas reglas de juego para reducir el déficit público” porque Europa puede volver a aplicar “pronto” el plan de estabilidad y habrá que controlar el gasto. Y habrá, sobre todo, un grave problema en materia de pensiones.

En 2007, recordó, el gasto en este capítulo “era el 8,6% del PIB. En 2020, del 14,12%. De 92.826 a 158.212 millones. Es de los temas que más nos debían preocupar en el futuro”, subrayó, porque “en 2050 el 37% tendrá más de 65 años. Habrá que ver cómo afrontamos ese reto”, porque ”la reforma de las pensiones [impulsada por el Gobierno] es un error”.

Rajoy no fue el único que habló de Vox, el socio que según las encuestas Casado va a necesitar para gobernar, sin hablar de Vox. También lo hizo Margaritis Schinas, vicepresidente octavo de la Comisión Europa y responsable de la cartera de Promoción de Nuestro Modo de Vida Europeo.

Schinas, cuyo departamento también se ocupa de vigilar el cumplimiento del Estado de Derecho que tantos quebraderos de cabeza están causando en Hungría y Polonia, señaló “el populismo” como “un problema horizontal” en Europa que existe también “en España”. Y “la primera lección” que hay que sacar, remarcó, “es que lo que vence el populismo es la buena política” y que “no se puede vencer al populismo dialogando con ellos de valores”. “No les importan; sólo les importa la demagogia de las soluciones fáciles”. Puso un ejemplo para que nadie durara de a quién se refería: “En Grecia teníamos un partido neonazi que se llamaba Amanecer Dorado” que desde el comienzo al final de la crisis pasó del 10 al 0,1% de los votos.

Políticas serias frente a los ultras

Eso, subrayó, “prueba que al populismo se le gana con políticas serias, con reformas, con esfuerzo, y con trabajo”. Y también, aconsejó a Casado, “atacándolo en algunos de los temas que ellos quieren instrumentalizar para hacernos daño: la inmigración y la seguridad. Son temas sobre los que creen que sólo a ellos les compete hablar y son temas en lo que podemos aportar soluciones”.

A las alusiones a Vox se sumó también el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, el único barón del PP que ha sido capaz de frenar la entrada de la ultraderecha en las instituciones de su comunidad.frenar Igual que Rajoy y que Schiras no mencionó a los de Abascal. Se refirió a ellos en el saco de todos los populismos “de izquierdas y de derechas” y en ese marco les acusó de ver a Europa “con recelo porque es un obstáculo para sus proyectos autocráticos”.

Sarkozy anima a Casado a no ser "timorato": "El consenso es una enfermedad"

Ver más

“Es evidente”, argumentó, “que Europa tiene enemigos con rostro, con nombre y con apellidos. Hay políticos, partidos políticos, a los que no les interesa el éxito de la Unión”. Y, después de referirse a las contradicciones entre PSOE y Unidas dentro del Gobierno de coalición, su razonamiento le llevó a lo que pueda pasar cuando Casado se enfrente a la tarea de formar Gobierno: el PP, dijo, “se ha dedicado a defender la libertad. Sin fisuras. Y nunca hemos gobernando con cualquiera. Ni nunca hemos aceptado gobernar diciendo cosas distintas y contrarias en función de cada ministerio y de cada partido. Nunca hemos gobernando con los que no creen en Europa”.

"No nos interesa crispar", advirtió contradiciendo a quienes defienden que el PP compita con Vox en el griterío frente al Gobierno, sino apostar por la “estabilidad” y la “gestión”, que están en el polo opuesto del populismo. “No debemos caer en sus trampas ni en postulados nostálgicos, ya que nunca hemos sido xenófobos, reaccionarios o insolidarios. Eso se lo dejamos a otros partidos”, aseguró.

En primera fila, escuchando, Pablo Casado.

La primera jornada itinerante de la convención nacional del PP, más que someter a discusión la identidad neoliberal del partido, que es lo que decía el programa, sirvió para constatar que en este capítulo los conservadores tienen poco que debatir. El programa económico de Pablo Casado y de su equipo goza de un amplísimo respaldo interno y de nula disidencia. Si acaso la del expresidente Mariano Rajoy, que más allá de la ideología quiso hacer un llamamiento al pragmatismo al recordar que cuando ganó las elecciones de 2017 se vio obligado a hacer cosas que no encajaban en los valores del PP, pero que no tuvo más remedio que llevar a cabo: la nacionalización de Caja Madrid y de las cajas gallegas —“Si no quebraba el país”, se justificó— o una subida de impuestos “a los diez días de llegar al Gobierno”.

Más sobre este tema
>