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La denunciante: “No necesito venganza, pero si entra en la cárcel no pediré que salga"

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InfoLibre

La denunciante del caso de bebés robados Inés Madrigal, quien fue sustraída de su madre biológica en 1969, ha afirmado este martes que no tiene necesidad de "venganza" en relación al doctor acusado Eduardo Vela, si bien ha manifestado que, si entra en la cárcel por su caso, no pedirá que salga.

"Me encantaría que pidiera perdón porque ha hecho mucho daño. No lo va a hacer. Sabe muchos secretos. Vale más por lo que calla", ha aseverado la presidenta de S.O.S Bebés Robados de Murcia y la denunciante del que fuera director de la Clínica San Román de Madrid, epicentro de la trama de bebés robados.

Vela, de 85 años, se sienta desde hoy en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Madrid por los delitos de sustracción, suposición del parto y falsedad documental. Se enfrenta a once años de cárcel. El facultativo ha entrado por el garaje y su defensa ha pedido que se valore la conveniencia de realizar el juicio por su estado de salud.

Se trata del primer caso de bebés que llega a juicio. Se estima que en toda España hay cerca de 3.000 víctimas de este entramado que tiene sus orígenes en la década de los 60 y se extienden hasta los 90. El doctor Vela fue la mano derecha de la monja Sor María, quien falleció en 2013 días después de declarar por uno de los casos.

"Una cuestión de Estado"

A su llegada a la Audiencia, Madrigal ha querido abrazarse con muchas de las víctimas que se han concentrado y ha manifestado que "ya no es su caso", pues ha transcendido su importancia.

"Aquí tenéis una muestra con todas las víctimas. Todo el mundo sabe que en este país se robaron niños. En todo el territorio. Es muy importante que se dé un paso porque tenemos fecha de caducidad. Las personas se mueren y las personas que perdieron a sus hijos ya son muy mayores y algunas ya han muerto", ha dicho.

Ha reseñado que se trata de "una cuestión de Estado" que tiene que resolverse y que "ojalá" demuestren que hubo robos. Seguidamente, ha elogiado la labor de los jueces y fiscales de su caso por la valentía, recordando que muchos otros casos se han archivado.

Además, ha confiado en que el Congreso comience a legislar y se tipifique el delito de desaparición forzosa. "A partir de ahí, que se pongan a investigar y a cruzar datos. No va a confesar. Tengo claro que he comenzado un proceso y voy a terminarlo igual. Sin saber quién es mi madre biológica", ha recalcado.

"Queremos reencuentros y decir a sus hijos que no les abandonaron. No quieren quitarles sus vidas, pero sí decirles eso. Saber que están bien sobre todo. Hay una relación, es la más fuerte entre dos seres humanos. Una madre no puede jamás olvidar sus orígenes y los adoptados tenemos derecho a saber quién es nuestra madre", ha subrayado.

"La monja sor María se fue con muchos secretos. Vela vale más por lo que calla. Que quede claro que esto fue un mero negocio lucrativo. Su mujer tiene un patrimonio impresionante, ya que en 1982, cuando se cierra la clínica, lo pone todo en nombre de su mujer", ha agregado.

Por último, ha insistido en que hay muchos más doctores Vela, ya que incluso él mismo reconoció que después de que le cerraran su clínica seguía haciendo lo mismo como otros "12 o 13 médicos a Madrid". A ello, ha dicho, "habría que añadir al resto de personas que hacían lo mismo en toda España".

El doctor Vela

El doctor Eduardo Vela, exdirector de la clínica San Ramón de Madrid, será juzgado este martes y miércoles en la Audiencia Provincial de Madrid por un caso de bebés robados de 1969. Es el primer juicio por este caso que llega a juzgarse.

El ginecólogo jubilado, de 85 años, se enfrenta a una petición fiscal de once años de cárcel por participar en aquella época en el robo de un recién nacido para dárselo a un matrimonio de forma ilegal.

Vela había intentado suspender su declaración por supuesta incapacidad debido a su estado de salud y avanzada edad. Pero finalmente el forense ha determinado que sí la puede hacer, según fuentes jurídicas.

Se trata de la primera causa sobre bebés robados que llega a juicio en España y la primera persona que será juzgada como uno de los responsables del presunto entramado. En este caso, la recién nacida robada era Inés Madrigal, presidenta de la organización SOS Bebés Robados de Murcia.

A lo largo de la instrucción, la defensa del sanitario pidió archivar el caso al estimar que los delitos están prescritos. Sin embargo, el juez rechazó su pretensión, al igual que la Audiencia Provincial de Madrid al confirmar la apertura de juicio oral.

En el escrito de acusación, el fiscal le imputa tres delitos: sustracción de menor de siete años, por el que solicita ocho años, así como los de suposición de parto y falsedad en documento oficial por los que reclama otros tres años. Además solicita una indemnización de 350.000 a la persona afectada por los daños morales causados.

El robo

En su relato, la Fiscalía recuerda que entre los años 1961 y 1981 el doctor Vela ejerció como ginecólogo en el sanatorio San Ramón donde su cargo "le confería un control total y disposición sobre los partos y nacimientos que allí se producían". Fue en 1969 cuando un sacerdote amigo de Vela le comunicó que un matrimonio –ambos ya fallecidos– deseaba tener un bebé.

El acusado convocó el 5 de junio de 1969 a la pareja a una reunión para comunicarles que le haría entrega de un recién nacido "al margen de la legalidad". Entre los tres acordaron ocultar la identidad real del bebé robado mediante la inscripción en el Registro Civil como hijo biológico de matrimonio.

Un cojín para fingir

El médico, además, instó a la pareja a que mientras se resolvía el tema fingiesen un embarazo "colocándose un cojín en el abdomen, debiendo simular en presencia de conocidos y vecinos los síntomas propios a la gestación como las náuseas".

Al final todo ello no fue necesario porque, pocas horas después del encuentro, Vela tuvo acceso a la entrega de una niña recién nacida. Así que un día después convocó de nuevo a la pareja en su despacho para entregarles, sin el consentimiento de sus padres biológicos, un "regalo" que, en realidad, era una niña de pocos días.

Entre los tres, "y guiados por el ánimo común de ocultar la verdadera identidad de la recién nacida", cumplimentaron el cuestionario que debían enviar al Registro Civil figurando la pareja como los auténticos padres y donde también aparecía la niña "como nacida a las 12 horas del día 4 de junio de 1969".

Fue el propio Vela, con su firma incluida, quien certificó en el parte facultativo su "asistencia personal" al parto pese a que todo ello no contaba con el consentimiento de la madre biológica de la niña.

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La recién nacida fue inscrita finalmente en el Registro Civil con el nombre de Inés "borrando cualquier rastro que pudiera vincularle a un entorno familiar y social distinto al conformado por el matrimonio". La situación se prolongó hasta el año 2010 cuando, a raíz de la aparición de información sobre el robo de bebés, Inés empezó a sospechar sobre la realidad de sus orígenes.

La madre, al ser requerida por su hija, admitió los hechos y se ofreció a colaborar para que descubriera la identidad de sus padres biológicos.

Llegó a entregar una muestra biológica en el "Fichero de Perfiles de ADN de personas afectadas por la sustracción de recién nacidos" del Ministerio de Justicia sin que hasta la fecha se haya podido averiguar la identidad de sus auténticos progenitores.

La denunciante del caso de bebés robados Inés Madrigal, quien fue sustraída de su madre biológica en 1969, ha afirmado este martes que no tiene necesidad de "venganza" en relación al doctor acusado Eduardo Vela, si bien ha manifestado que, si entra en la cárcel por su caso, no pedirá que salga.

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