Un nuevo concepto se ha colado en todos los análisis realizados tras las elecciones autonómicas del pasado 21D: el de Tabarnia. Mitad reivindicación, mitad parodia, la reclamación de un pequeño grupo que exige que algunas comarcas de Barcelona y Tarragona se independicen del resto de Cataluña y se constituyan como una comunidad autónoma española ha tomado popularidad en redes sociales y ha sido amplificada por medios de comunicación y también por algunos partidos políticos contrarios al independentismo catalán.
El concepto de Tabarnia nace de las peticiones de la plataforma Barcelona is not Catalonia, impulsora de la campaña, que reclama que la "Cataluña cosmopolita, orgullosamente bilingüe, urbanita, multicultural e intensamente conectada con el resto de España y Europa" se independice de aquella "rural, mayoritariamente independentista, basada en una economía local, obsesionada con la identidad y hostil a la lengua castellana". "Tabarnia está formada básicamente por Barcelona, su área metropolitana y la franja de terreno que la une con Tarragona. Es esa Cataluña industrial, próspera y bilingüe contraria al separatismo que lucha sin conseguirlo por un trato fiscal justo contra el gobierno de la Generalitat", sostiene la plataforma en su web.
Ningún partido se ha tomado en serio la idea de llevar adelante una partición de Cataluña, pero algunos dirigentes contrarios al independentismo catalán sí han señalado que la reivindicación tiene una parte paródica que pone frente al espejo los argumentos de los secesionistas. "Si los nacionalistas alegan el inexistente derecho a dividir, cualquiera puede hacerlo. Prefiero diversidad y unión", apuntó hace unos días el líder de Ciudadanos, Albert Rivera. La presidenta andaluza, Susana Díaz, sostuvo que si la campaña de Tabarnia no fuera "una broma" pondría "a los separatistas ante su espejo". Y el PP catalán ha afirmado que la reclamación "sirve para sacar las vergüenzas al separatismo".
Según la plataforma que impulsa la campaña, la nueva comunidad autónoma incluiría un total de nueve comarcas que ahora mismo forman parte de las provincias de Tarragona y Barcelona: Alt Penedès, Baix Penedès, Baix Llobregat, Barcelonès, Garraf, Maresme, Tarragonès, Vallès Occidental y Vallès Oriental. Además, en el proyecto de Tabarnia se incluirían algunos municipios que, pese a no estar dentro de ninguna de estas comarcas, son fronterizas con ellas y en las que los impulsores de la plataforma identifican las mismas características: es el caso de la ciudad tarraconense de Reus, capital de la comarca del Baix Camp.
Pero, ¿qué dicen los datos del 21D? Tomando como referencia las comarcas reales –es decir, sin añadidos como el de Reus–, no en todos los territorios de la hipotética Tabarnia el apoyo a los partidos defensores de la aplicación del artículo 155 en Cataluña (Ciudadanos, PSC y PP) fue mayor en las elecciones que el que obtuvieron los partidos independentistas (Junts per Catalunya, ERC y CUP). De hecho, en dos de las nueve comarcas –Alt Penedès y Maresme–, los secesionistas obtuvieron mayoría absoluta en votos el 21D, y en una más –Vallès Oriental– esa mayoría fue relativa.
En Alt Penedès, cuya capital es Vilafranca del Penedès, de los 65.131 votos registrados en las pasadas elecciones, 40.209 fueron para los independentistas: un 61,98%. El 30,22% de los sufragios totales fue a parar a Junts per Catalunya, que se convirtió en primera fuerza en la comarca seguida de ERC, con el 25,38%; la CUP, por su parte, quedó en quinto lugar con un 6,38%. En el extremo contrario, el bloque defensor de la aplicación del artículo 155 de la Constitución consiguió solo el 30,9% de los votos: un 17,58% Ciudadanos, un 10,32% el PSC y un 3% el PP.
En el Maresme, la mayoría del independentismo fue de un 52,35%, por el 39,87% que reunieron conjuntamente Ciudadanos, PSC y PP: Junts per Catalunya consiguió reunir el 24,92% de los votos, por un 23,05% de ERC y un 4,38% de la CUP. En Vallès Oriental, por el contrario, el secesionismo no alcanzó el 50% –se quedó en un 47,5%: un 22,2% de ERC, un 21,05% de Junts per Catalunya y un 4,26% de la CUP–, pero aún así Ciudadanos (25,92%), PSC (13,92%) y PP (3,45%) no lograron superarles y sumaron sólo el 43,29% de las papeletas.
Las otras seis comarcas tabarnesas sí que tuvieron el 21D mayoría del bloque defensor del 155: en tres fue absoluta y en otras tres, relativa. Así, en el Baix Llobregat (55,17%), el Baix Penedès (51,85%) y Tarragonès (donde se ubica la ciudad de Tarragona, con un 55,21%), los votos del bloque no independentista fueron más de la mitad del total, y en Barcelonès (48,16%), Garraf (45,74%) y Vallès Occidental (48,22%) estos tres partidos sumaron más que los secesionistas.
El independentismo vence en número de municipios
Si la mirada se amplía a toda Cataluña y se baja un nivel administrativo más, de las comarcas a los municipios, la victoria independentista parece incontestable. De los 947 municipios con los que cuenta Cataluña, en nada menos que 842 las fuerzas independentistas fueron mayoritarias el 21D frente al bloque conformado por Ciudadanos, PSC y PP, que únicamente consiguió mejores resultados que el secesionismo en 105 localidades: 56 barcelonesas (de un total de 311), 32 tarraconenses (de 184), 10 leridanas (del total de 184) y siete gerundenses (de las 221 de la provincia).
Pero esta cifra es engañosa, porque en una buena parte de las grandes ciudades catalanas los resultados son muy parejos o el bloque constitucionalista supera al independentista. De hecho, los partidarios de la independencia –Junts per Catalunya, ERC y la CUP– sólo obtuvieron la mayoría absoluta de votos en tres de las 23 ciudades más pobladas de Cataluña, en las que se agrupa el 54% de la población catalana. En esas localidades, el bloque constitucionalista se hizo con el apoyo del 48,56% de los votantes, por un 41% del independentismo.
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Buena parte de estas grandes ciudades se encuentran en la provincia de Barcelona, donde en conjunto el independentismo sumó un 43,97% por el 45,96% del bloque del 155. En Barcelona capital, el 45,78% de los electores optó por las papeletas de Junts per Catalunya, ERC o CUP, mientras el 43,47% eligió la de Ciudadanos, PSC o PP. Pero su caso es una excepción en la provincia: en L'Hospitalet (62,5% frente al 25,8%), Sabadell (47,85% por 41,33%), Terrassa (48,42% frente a 40,53%) o Badalona (56,29% por un 21,72%) –las cuatro ciudades más grandes de Barcelona, además de la capital–, el bloque constitucionalista superó ampliamente al secesionista.
Entre las localidades tarraconenses en las que Ciudadanos, PSC y PP superaron a los secesionistas se cuenta la capital y ciudad más poblada de la provincia, Tarragona (55,16% frente a 36,67%). En ese grupo también están ciudades de tamaño mediano, como El Vendrell, Cambrils o Vila-Seca, así como Reus, que es con mucha distancia el segundo municipio más poblado de la provincia y en el que el independentismo obtuvo un 44,2% de los votos frente al 49,33% que reunieron los partidarios del 155. En el extremo contrario están localidades como Tortosa (donde el independentismo, con un 61,36%, sacó casi 30 puntos al bloque constitucionalista) o Valls, donde los secesionistas obtuvieron el 60,2% de los votos frente al 34,32% de Ciudadanos, PSC y PP.
A nivel provincial, en Girona y Lleida el independentismo arrasó consiguiendo el 63,7% y el 64,23% de los votos, respectivamente. Apenas unas pocas localidades de ambas provincias tuvieron mayoría del bloque favorable al 155 frente a los secesionistas. En el caso gerundense, las más importantes son Blanes (49,73% frente a 40,34%) y Lloret de Mar (54,21% por 38%), mientras en el leridano Vielha –la capital del Valle de Arán– es la única que destaca de las diez en las que Ciudadanos, PSC y PP consiguieron imponerse al independentismo, ya que los municipios más grandes de Lleida fueron sin excepción feudo secesionista.
Un nuevo concepto se ha colado en todos los análisis realizados tras las elecciones autonómicas del pasado 21D: el de Tabarnia. Mitad reivindicación, mitad parodia, la reclamación de un pequeño grupo que exige que algunas comarcas de Barcelona y Tarragona se independicen del resto de Cataluña y se constituyan como una comunidad autónoma española ha tomado popularidad en redes sociales y ha sido amplificada por medios de comunicación y también por algunos partidos políticos contrarios al independentismo catalán.