El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, prosiguió este jueves con su ronda de contactos de cara la investidura. En esta ocasión fue el turno de Albert Rivera, líder de Ciudadanos. Al término de esa reunión, ambos señalaron que hay espacio para el diálogo y el entendimiento entre PSOE y C's, y anunciaron que sus respectivos equipos de negociadores iniciarán los contactos este mismo viernes. Sánchez se mostró especialmente conciliador y, preguntado por el veto de Rivera a Podemos o su afirmación de que es necesario contar con el PP, se limitó a señalar que "se verá en el camino" cuál es la composición del futuro Gobierno y hasta dónde se puede llegar.
A falta de nuevos contactos, en la cabeza de Sánchez y de los miembros de la actual dirección del PSOE hay una idea clara: su apuesta decidida, su objetivo, es lograr un acuerdo para la gobernabilidad con Ciudadanos. Claro que los socialistas son conscientes de que los 130 escaños que sumarían junto a los de Rivera quedan muy lejos de los necesarios para la investidura, por lo que confían en lograr finalmente la abstención de Podemos o la del PP. Más distante parece ahora mismo la posibilidad de que se materialice el Gobierno propuesto por Pablo Iglesias hace dos semanas: un Ejecutivo netamente de izquierdas con PSOE, Podemos e IU, que contaría por tanto con 161 escaños en el Congreso y que previsiblemente se vería obligado a contar con el favor de los nacionalistas o la abstención de C's.
De hecho, las fuentes socialistas consultadas por infoLibre subrayan que "a día de hoy se da por descartado" que Podemos entre en un Gobierno presidido por PedroSánchez. ¿Los motivos? Fundamentalmente dos. El primero, que a nivel interno, entre los dirigentes del PSOE e incluso entre los barones críticos gobernar con Ciudadanos no provoca ninguna tensión. La cúpula socialista ve en el partido naranja un socio potencialmente estable y con el que puede llegar a acuerdos en materia de regeneración, lucha contra la corrupción, y con el que aspira a pactar un programa económico común. Frente a ello, la opción de Podemos "provocaría división interna", en palabras de un cargo socialista. "Sería como tener la oposición dentro de casa", explica otra fuente del partido de Sánchez.
De momento, el dirigente socialista que ha expresado esta idea con mayor claridad en público fue César Luena, en una rueda de prensa ofrecida el 25 de enero: "por tradición y trayectoria" el PSOE prefiere un Gobierno en solitario a una en coalición con otros partidos, argumentó el secretario de Organización. Desde entonces, los socialistas no han insistido en este mensaje en público para evitar la idea de que son ellos quienes no quieren pactar con Podemos.
La segunda cuestión que lleva a Sánchez a preferir a C's por encima de Podemos, aunque se trata de un asunto de menor importancia, es la relación personal. Fuentes socialistas señalan que mientras Sánchez tiene "buen feeling" con Rivera, su complicidad con Iglesias es nula. "Al fin y al cabo –explican voces del PSOE– Sánchez y Rivera son dos 'niños bien', muy echados para delante". Y tampoco hay que olvidar que las formas de Podemos han molestado al PSOE en varias ocasiones: por ejemplo cuando anunció su propuesta de Gobierno, cuando exigió que la investidura se celebre en 15 días o cuando apremió a Sánchez a negociar antes de recibir el encargo del rey.
Un equipo negociador a medida
Prueba de esta preferencia es el equipo negociador elegido por Sánchez, mucho más próximo a Ciudadanos que a Podemos. Los seis nombres que lo integran fueron aprobados en una reunión de la dirección del partido este miércoles: Antonio Hernando, Meritxell Batet, Jordi Sevilla, Maria Luisa Carcedo, José Enrique Serrano y Rodolfo Ares. Fuentes próximas a la dirección del PSOE comentan que Serrano y Ares son los dos más "moderados" y los que tienen mayor bagaje negociador. El primero de ellos fue jefe de gabinete de los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Respetado por la vieja guardia del partido, Serrano "aporta tranquilidad" a los miembros más veteranos del PSOE. De Ares, por su parte, destacan su capacidad de planificación y estrategia. Fue, por ejemplo, el hombre de confianza de Rubalcaba para negociar con Batasuna el alto el fuego de ETA en 2006.
A su lado, Meritxell Batet y Maria Luisa Carcedo tienen un perfil mucho más técnico. Buenas conocedoras del programa del PSOE y de las propuestas de otros grupos. Batet fue coordinadora del programa para el 20-D y es secretaria de Estudios del partido. Carcedo es responsable de Política Social. La delegación negociadora se completa con Hernando –portavoz del PSOE en el Congreso y hombre de confianza de Sánchez– y con Jordi Sevilla. Este último tiene muchas posibilidades de convertirse en vicepresidente o ministro de Economía, en caso de que el PSOE lograse formar Gobierno, y no es precisamente afín a Podemos: en enero acusó a Iglesias de intentar "repartirse los sillones". El líder morado, por su parte, reprochó a Sánchez en uno de los debates electorales que Sevilla se sentara en el consejo de administración de PwC.
El equipo de Ciudadanos lo integrarán José Manuel Villegas –vicesecretario general del partido–, Juan Carlos Girauta –portavoz del grupo parlamentarios–, Luis Garicano –miembro de la Ejecutiva y coordinador del programa económico de la formación– y Marta Martín –diputada por Alicante–, además de asesores sectoriales especializados en cada tema. Según afirmaron Sánchez y Rivera en sus respectivas ruedas de prensa, negociarán desde este viernes en torno a cinco grandes ejes: empleo, lucha contra la corrupción y medidas de regeneración, desigualdad y agenda social, política exterior y Unión Europea y, finalmente, reforma constitucional y crisis de convivencia en Cataluña.
Podemos y el PP mantienen los vetos
Las intenciones de Sánchez de lograr la investidura con el voto de Ciudadanos y la abstención de Podemos o PP, en cambio, no convencen en absoluto al partido de Iglesias. Su portavoz en el Congreso, Íñigo Errejón, apremió a Pedro Sánchez a decidirse ya por Ciudadanos o por Podemos y exigió que no se dilaten los plazos en una búsqueda de hacerlos coincidir con los calendarios internos de los partidos. Errejón también acusó a Sánchez de organizar la actual ronda de contactos más de cara a la galería que para lograr efectos reales, y agregó que "esta situación en algún momento se bifurca en un sentido o en el otro" y que el candidato de Ferraz no debe intentar "vender cosas que son absolutamente incompatibles", en referencia al acuerdo a tres con Podemos y C's.
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En lugar de esa opción, Errejón esgrimió que representantes de los grupos independentistas catalanes –ERC y Democracia y Libertad– podrían plantearse la abstención "para no bloquear un Gobierno de cambio". Agregó que el portavoz de En Comú Podem en el Congreso, Xavier Domènech, y "otros compañeros" han mantenido contactos con ambos grupos y manifestó que, "a priori, las dos formaciones se han mostrado a la escucha y han manifestado que no lo apoyarían pero que podrían plantearse, según en qué casos, una abstención". Errejón sostuvo que los partidos catalanes "en realidad" ya no ponen como condición la celebración de un referéndum en Cataluña, aunque opinó que la consulta sigue siendo "el mejor instrumento" para poner fin a la actual situación en Cataluña.
Mariano Rajoy, por su parte, tampoco ve con buenos ojos la deriva del PSOE. Manifestó este jueves que su partido votará contra la investidura de Sánchez con independencia de los apoyos que presente. El líder del PP subrayó que sigue convencido de que lo mejor es un Gobierno liderado por él mismo con el apoyo del PSOE y de Ciudadanos, lo que permitiría hacer "reformas pactadas durante mucho tiempo". Cualquier otro escenario, subrayó, no contará con el apoyo del PP y sería, además, "un lastre y una amenaza cierta para la economía española y la recuperación". A priori, estas palabras de Rajoy alejarían la posibilidad de que los conservadores se abstuvieran en la votación para hacer presidente a Sánchez, algo que los socialistas aún no descartan por completo.
El PSOE, sin embargo, no da la batalla por perdida e insiste en que Ciudadanos y Podemos, por ejemplo, no son "incompatibles". El portavoz socialista en la Cámara baja, Antonio Hernando, defendió este mismo jueves esa tesis. Reiteró que esos dos partidos pueden coincidir en medidas de "la agenda social" e insistió en que "hay más transversalidad de la que parece". Y aunque admitió que "va a ser muy difícil" alcanzar un acuerdo, pidió una actitud de "generosidad" que permita pactos amplios y sin vetos. "¿No son incompatibles [Podemos y Ciudadanos]?", se le preguntó directamente a Hernando en una entrevista en TVE. "Yo no lo creo", zanjó él.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, prosiguió este jueves con su ronda de contactos de cara la investidura. En esta ocasión fue el turno de Albert Rivera, líder de Ciudadanos. Al término de esa reunión, ambos señalaron que hay espacio para el diálogo y el entendimiento entre PSOE y C's, y anunciaron que sus respectivos equipos de negociadores iniciarán los contactos este mismo viernes. Sánchez se mostró especialmente conciliador y, preguntado por el veto de Rivera a Podemos o su afirmación de que es necesario contar con el PP, se limitó a señalar que "se verá en el camino" cuál es la composición del futuro Gobierno y hasta dónde se puede llegar.