Las referencias del partido ultraderechista Vox a la “invasión musulmana/islámica/islamista” que , afirman, amenaza la “identidad” no solo española, también europea, han sido constantes: años después de recibir cientos de miles de euros de exiliados iraníes opositores al régimen de Teherán, como parte de la financiación de su campaña para las elecciones europeas de 2014. Pese a que los datos desmienten con terquedad el discurso xenófobo de la formación liderada por Santiago Abascal, sus dirigentes y portavoces han construido un relato basado en una “invasión” que, además, está “orquestada por oligarquías” que buscan destruir Occidente. No les molesta cualquier nacionalidad, procedencia, grupo étnico o religioso: consideran que los realmente peligrosos son los provenientes del mundo islámico, una palabra que intercambian con islamista indistintamente, sin atender a sus diferencias. El partido aceptó sin problemas, sin embargo, el dinero procedente del mismo mundo islámico.
El discurso de Vox contra la “invasión islámica” estaba más presente en los meses y años anteriores al mitin de Vistalegre que supuso su salto a todas las portadas, rematado con el gran resultado que cosechó en las elecciones andaluzas del 2 de diciembre. En la campaña de los anteriores comicios en Andalucía, en 2015, la formación advertía mediante un vídeo del supuesto peligro de que PSOE y Podemos cedieran la Mezquita de Córdoba al rito musulmán. El partido representaba un telediario ficticio de 2018, en el que se aseguraba que “dos millones de musulmanes” se habían trasladado a vivir a la ciudad andaluza con motivo de la dedicación del monumento al culto islámico. “¿Quieres un futuro así? Aún podemos cambiarlo”, rezaba la pieza, borrada del canal de YouTube de Vox pero aún disponible en la web del Heraldo de Aragón.
“¿Integración islámica en Europa? Nos lo advirtieron (mayo, 1993). Y cada año que pase sin atajar el problema lo complicará más”. Con estas palabras tuiteaba en mayo de 2017 Santiago Abascal unas declaraciones de Hassan II, rey de Marruecos desde 1961 hasta 1999, en las que aseguraba que la integración de los marroquíes en Francia era imposible por las diferencias “culturales”. Un año después, en mayo de 2018, Abascal cargaba en una carta al director de El Mundo contra PP, PSOE y Cs por “sus votos en Europa en temas como ignorar la invasión islámica, o imponer de forma totalitaria el modelo multicultural".
El discurso de la “invasión” fue recuperado por el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, en julio de 2018. Días después del salto a la valla de cientos de migrantes en Ceuta, el dirigente de extrema derecha visitó la ciudad autónoma. Calificó el episodio de “una auténtica invasión islamista” en un encuentro. El partido no tiene problemas en identificar a la inmigración islámica como negativa y perniciosa, en contraposición a inmigración de países hispanoamericanos, que comparten “una misma cosmovisión del mundo”, en palabras de Abascal en abril de 2018. En ese acto, el presidente alertó acerca de “ese 4% de musulmanes que hay en España”, que teme que se conviertan “en un problema”.
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Pero la “invasión musulmana” preferida de Vox es la que, a su juicio, ocurrió a partir del año 711 en la Península Ibérica y acabó con la llamada Reconquista de los Reyes Católicos, culminada en 1492. Al partido de extrema derecha le encanta recordar y enarbolar este periodo histórico, y de ahí su propuesta de cambiar el Día de Andalucía al 2 de enero. Obviando que, como aseguran multitud de historiadores, ni los acontecimientos sucedidos durante trece siglos son un cuento de buenos cristianos y malos morosbuenos cristianosmalos moro, ni la unidad cultural de los cristianos era tal, ni se produjo una invasión: más bien que la población ya residente asimiló, a lo largo de decenas de años, determinadas costumbres de los nuevos pobladores del territorio.
Vox utiliza islamista (doctrina que defiende el islam como parte esencial y estructural de la organización del Estado) e islámico (referente al islam, sin ninguna otra connotación) como sinónimos. Ha defendido en numerosas ocasiones que la inmigración “islámica”, es decir, proveniente de países donde la religión islámica es mayoritaria, es un problema, por las supuestas diferencias culturales que hacen imposible la convivencia. La organización que –apunta El País– donó a Vox desde su fundación un millón de euros, el Consejo Nacional de Resistencia Iraní (CNRI), proviene de un país islámico como Irán, donde el islam es el culto predilecto.
Su carácter islamista, sin embargo, está más en duda. El CNRI proviene de la Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán (Mujahedin-e-Khalq, MeK), un grupo cuya ideología combinaba “islamismo, marxismo y feminismo”, según detalló el Departamento de Estado de EEUU en un informe del año 2010. El consejo actual niega cualquier influencia del MeK, etiquetado como terrorista por varios países, y defiende en sus principios el laicismo: la separación total entre Iglesia y Estado. El FBI sostuvo en 2004 que el CNRI “es, y ha sido, una parte integral del Mujahedin-e-Khalq”.
Las referencias del partido ultraderechista Vox a la “invasión musulmana/islámica/islamista” que , afirman, amenaza la “identidad” no solo española, también europea, han sido constantes: años después de recibir cientos de miles de euros de exiliados iraníes opositores al régimen de Teherán, como parte de la financiación de su campaña para las elecciones europeas de 2014. Pese a que los datos desmienten con terquedad el discurso xenófobo de la formación liderada por Santiago Abascal, sus dirigentes y portavoces han construido un relato basado en una “invasión” que, además, está “orquestada por oligarquías” que buscan destruir Occidente. No les molesta cualquier nacionalidad, procedencia, grupo étnico o religioso: consideran que los realmente peligrosos son los provenientes del mundo islámico, una palabra que intercambian con islamista indistintamente, sin atender a sus diferencias. El partido aceptó sin problemas, sin embargo, el dinero procedente del mismo mundo islámico.