Orgullo LGTBI
Él, ella, elle... las personas no binarias exigen su sitio en las leyes de igualdad
Dicen ser las grandes ausentes de la futura ley LGTBI. Tildan de absoluta decepción su exclusión del anteproyecto aprobado este martes en Consejo de Ministros. Especialmente después de que una primera versión de la norma sí contemplara el género no binario en dos sentidos: a través de la posibilidad de omitir el marcador de sexo en los documentos oficiales y mediante el compromiso de elaborar un informe para estudiar su encaje normativo. Las personas no binarias reivindican su derecho a estar en la legislación. Pero, ¿quiénes son? ¿cuál es su realidad y cuáles son sus demandas? Tres voces del colectivo toman la palabra para arrojar algo de luz en el laberinto del género no binario.
Vayamos por partes. ¿En qué consiste exactamente el género no binario? Se trata esencialmente de una expresión o identidad que trasciende las categorías masculina y femenina. Es decir, una persona no binaria no se identifica como hombre ni como mujer. Aquí el primer matiz: no siempre rechazan este encaje. Algunas personas no binarias van al extremo diametralmente opuesto: se sienten hombres y mujeres. Simultáneamente, o en distinto grado, e incluso de manera fluctuante. En este conglomerado conviven las personas no binarias, cada una con una realidad específica y demandas concretas. En esta coyuntura, parece cuanto menos complejo encontrar su encaje legal. Pero el colectivo lo tiene bien claro: reclaman al menos una tercera casilla en los documentos oficiales.
"No es un género como tal, sino un espectro de género". Habla Kieran Alexander, activista en la Federación Estatal LGTB. "Al final, el género es algo social" y tiene que ver con "los roles asignados", pero las personas no binarias "se salen de esos parámetros". Son, comenta al otro lado del teléfono, "un grupo aparte". Darko Decimavilla preside No Binaries España y aclara algunos conceptos. "Cuando hablamos de personas no binarias estamos hablando de un término paraguas que engloba también al género fluido o a personas agénero, entre otras". Edel Granda, militante en Orgullo Crítico, rechaza la idea de un "tercer género" y afina la definición apelando sencillamente a aquellas personas que se salen del "binarismo hombre-mujer".
Demi Lovato se declaró de género no binario a través de un vídeo en Instagram el pasado mes de mayo. EP
¿Las personas no binarias entran dentro del colectivo trans? Depende. Para Kieran, ser entendido como trans varía en función de las subjetividades. Coinciden Edel y Darko, aunque desde el activismo optan por incluir a las personas no binarias dentro del colectivo trans. "Una persona trans es una persona que no se identifica con el género que le asignan", así que la lógica dicta que quienes se ubican dentro del género no binario entrarían también en la T. "Es cierto que algunas personas no lo quieren ver así, pero para el activismo es importante porque nos atraviesan los mismos problemas", expone Darko.
¿Cuáles son esos problemas? Darko apunta a un gran obstáculo: su invisibilización, si bien algunos personajes de cierto renombre han empezado a reconocerse no binarios, como el caso de Demi Lovato o Ruby Rose. "Estamos fuera del imaginario colectivo, falta educación afectivo-sexual y de género desde la infancia", subraya. Algo así apunta también Kieran al identificar problemas que tienen que ver más con el trato en su día a día. Son trabas que "no se solucionan con una ley", señala, sino que requieren más bien de un "cambio social". Falta información y escasea la pedagogía, lo que conlleva además "discriminación laboral", humillación y ansiedad, completa Edel.
La transición
La expresión estética de las personas no binarias queda, una vez más, sujeta a las decisiones personales. Pero sí es habitual que se las asocie a la androginia, una idea de la que las voces consultadas prefieren huir. "Cada persona busca la identidad estética que quiere y vive su género a su manera", defienden Edel y Kieran. Darko sí reconoce que existe una "mayoría" que transita hacia la androginia. "Normalmente las personas no binarias no hacemos una transición hacia un cuerpo de hombre o mujer, sino que la mayoría intentamos quedarnos en un punto intermedio", lo que a su juicio dificulta el proceso, precisamente debido a una falta de formación entre los profesionales. Edel, que sí se hormona con testosterona, recuerda que las personas no binarias no están contempladas a la hora de iniciar un procedimiento hormonal, así que tienen que identificarse como hombres o mujeres para poder acceder al servicio.
Pero las principales trabas se asientan en el plano psicológico. Darko habla de su propia experiencia: pasó más de dos décadas de su vida sin saber quién era. Empezó a abrir los ojos hace ahora siete años, cuando a los 26 asistió a una ponencia en la que participaban dos personas no binarias. Aquello dio pie a dos años de investigación, lecturas e interlocución con otras personas no binarias. Lo más duro no fue el proceso de identificarse como persona no binaria, sino asimilar su encaje dentro del colectivo trans: "Significaba perder privilegios", reconoce, pero sobre todo suponía asumir que, a partir de ese momento, habría ciertas situaciones que le "iba a tocar vivir".
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Todos, todas, todes...
Las personas no binarias reclaman visibilización. Y el Ministerio de Igualdad responde. "Orgullo de todas, todos y todes", ha decidido estampar este año en su cartel oficial. No es la primera vez que la ministra, Irene Montero, utiliza el lenguaje inclusivo en sus discursos. Kieran expresa entusiasmo ante esta tendencia capitaneada por la titular de la cartera: "Me encanta, me parece genial. Es importante porque ser visible es muy valioso". Darko elogia la "valentía" de Montero, a quien considera la "mejor ministra de Igualdad de la historia". Pero coinciden en exigir un paso más: "Las palabras están bien, pero también se necesitan hechos".
Edel cree importante superar los gestos e ir hacia políticas verdaderamente transgresoras. No sólo basta con un diseñar un cartel que conceda protagonismo al colectivo, también es necesaria una lucha decidida contra la precariedad y la violencia que atraviesan a las personas trans no binarias. El primer paso para ello, esgrimen las voces consultadas, es reconocerlas dentro de una ley propia.