"Quien desprecia la vida hasta el punto de maltratar o abandonar a un animal, habitualmente también despliega su instinto agresivo contra una mujer, los hijos, menores, ancianos, vecinos u otros ciudadanos a los que considera inferiores". Son las conclusiones de la jueza Pilar de Lara, que en una sentencia emitida en noviembre de 2017 dictó orden de alejamiento entre dos vecinos lucenses y su perra, que había sido víctima de maltrato. "Sorprende que, a estas alturas, no se hayan fomentado políticas dirigidas a hacer efectivo el derecho al bienestar de los animales, con la concienciación social ya desde la infancia para lograr reconocer que son seres capaces de sentir placer, miedo, dolor, ansiedad o estrés", decía entonces la magistrada. Lo que lleva tiempo siendo un reclamo por parte de la sociedad civil –en 2006 un 71% de los ciudadanos europeos consideraba que el bienestar y protección de los animales era importante o muy importante, diez años después la cifra ha aumentado hasta un 94%, según Eurostat– comienza ahora a ser una prioridad también para el entramado político. Muestra de ello es la unanimidad expresada por el Congreso a la hora de reformar la legislación para cambiar el régimen jurídico de los animales y que sean concebidos como seres dotados de sensibilidad y no bienes muebles, o la propuesta de Unidos Podemos para reformar el currículo escolar con el fin de introducir contenidos relacionados con la empatía hacia los animales.
Esta proposición no de ley, registrada por los diputados Joan Mena y Xavier Domènech (En Comú Podem) en noviembre de 2017, tiene como objetivo impulsar los mecanismos necesarios para que en la próxima modificación legislativa que se lleve a cabo en materia educativa "se introduzcan en el currículo escolar de enseñanza obligatoria, y especialmente en el segundo ciclo de educación infantil, primaria, secundaria y formación profesional, contenidos educativos en la empatía hacia los animales para prevenir, evitar e intervenir en conductas violentas hacia humanos".
Según el Observatorio de Violencia Hacia los Animales (OVHA), una investigación realizada en España a partir de 46 casos de violencia doméstica detectó una coexistencia de la violencia interpersonal y maltrato a animales en un 93,33% de los casos. Tal y como indica la Coordinadora de Profesionales por la Prevención de Abusos (Coppa), "la crueldad hacia los animales en la infancia está relacionada con el bullying y con una mayor probabilidad de que aparezcan comportamientos violentos contra los seres humanos en la edad adulta", mientras que la violencia de este tipo en los hogares "aumenta las probabilidades de que otras formas de violencia también se estén produciendo, y de que los niños presentes puedan estar en riesgo de sufrir maltrato físico o abuso sexual".
Por otro lado, "muchas de las víctimas que ingresan en los refugios para mujeres maltratadas informan de que su maltratador ha amenazado, herido o matado a animales de su hogar" y, de hecho, "un porcentaje alarmante de mujeres maltratadas reportan que tardaron en alejarse de su agresor por temor a represalias contra sus animales". Este porcentaje es, según concreta el observatorio animalista, del 54%, mientras que el 71% de las mujeres que fueron a una casa de acogida y tenían un animal, referían que su agresor había herido a su animal de compañía por "venganza o para ejercer control psicológico".
Educación y biofilia
Joan Mena afirma en conversación con infoLibre que el trabajo en torno a la proposición pasa por "abrirla a que se puedan sumar todos los grupos que así lo crean oportuno". Para ello los esfuerzos se centrarán en la subcomisión para el Pacto por la Educación que opera en el Congreso, de forma que se "aborde la reestructuración del currículo educativo" con el fin de incluir un enfoque de "derechos humanos e igualdad" que incluya "la empatía animal". Mena prevé que el próximo mes de febrero, cuando den comienzo los plenos ordinarios, se articule una reunión con la Asociación Parlamentaria en Defensa de los Derechos de los Animales (APDDA), autora original de la propuesta, y el resto de grupos parlamentarios "para ver cómo se pueden incorporar".
Chesús Yuste, coordinador de la APDDA, explica en declaraciones a este diario la importancia que su juicio reside en la idea de la biofilia. Es, reflexiona, "el vínculo innato emocional de los humanos al resto de seres vivos con los que compartimos el planeta". Poner en valor ese elemento, añade, será pilar a la hora de "construir un poder educativo en el que podamos abordar determinados problemas" así como "dotar de habilidades y valores a las futuras generaciones para mejorar la sociedad que tenemos". Yuste admite que sus expectativas son altas. "Esperamos que sea aprobado por una amplísima mayoría y ojalá por unanimidad", asevera. Fuentes de Ciudadanos explican a este diario que el partido encuentra "positivo infundir el respeto hacia el medio ambiente y por los animales en la educación desde edades tempranas", pero matizan que "cualquier iniciativa debe plantearse con sensatez y realismo". Los cambios en el currículum, dicen, "son algo muy serio y hay valores y principios que deben asimilarse también fuera de la escuela". El PSOE aclara que aún no ha decidido su posición al respecto mientras que el PP no se ha pronunciado todavía, si bien ambos apoyaron la proposición de ley sobre el cambio del estatus jurídico de los animales.
Mariví Vaquer, psicóloga y miembro de la organización de Profesionales para la Defensa Animal (Proda), apunta que la introducción de la biofilia en la educación es "una forma natural" de abordar el aprendizaje de los jóvenes para que, además, "con esa empatía reproduzcan actitudes como la compasión, que se convierte en solidaridad y esta a su vez se transforma en conducta social".
La forma de incorporar esta visión, añade Vaquer, implica un cambio de enfoque: "En vez de ver a los animales como cosas o instrumentos, se verá desde un ejercicio de empatía". Los resultados, estima, serán evidentes. "Hay una correlación, lo vemos en todas las investigaciones y en la práctica diaria", afirma. "Los compañeros con mayor inteligencia emocional, compasivos con los animales, también lo son con otros niños". La psicóloga apuesta por seguir la estela de la proposición de ley que reclama a los animales como seres dotados de sensibilidad, y llama a "modificar los textos teniendo como marco esta propuesta" de forma transversal en todas las materias.
Cambio de perspectiva
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En un documento elaborado por Proda de cara a un cambio de escenario, la organización detalla qué tipo de modificaciones deben predominar en el currículo de educación infantil y en la educación primaria. Apuesta por introducir, por ejemplo, el desarrollo de las capacidades afectivas y empáticas "con todos los seres vivos con los que convive" el menor, e incluye el respeto a los seres vivos y la convivencia con los mismos como parte fundamental en todas las etapas del desarrollo infantil.
En cuanto a la educación primaria, Proda incorpora entre los objetivos a seguir la adopción de "medidas de cuidado y respeto por la naturaleza, protegiendo a todos los seres vivos que habitan en el planeta, debiéndose garantizar que puedan vivir integrados en su ambiente natural". Propone, asimismo, una serie de cambios en los criterios que estructuran las asignaturas troncales. Ejemplo de ello es la introducción, en cuanto a Ciencias de la Naturaleza, de contenido basado en la "búsqueda de alternativas al uso de animales en experimentos escolares, y reflexión sobre su utilización en investigaciones". La empatía como forma de prevención de actitudes violentas, el consumo responsable de bienes, servicios y alimentos o la reflexión sobre "tradiciones no respetuosas con personas y animales" son también algunos de los objetivos planteados en este caso en la asignatura de Ciencias Sociales.
Respecto a la asignatura de Lengua y Literatura, considera necesaria una educación que enseñe a reconocer el "lenguaje discriminatorio e insultante hacia personas y animales". La organización aspira a fomentar hábitos como una actitud crítica ante la compra-venta de animales o la conciencia por una alimentación saludable basada en las relaciones afectivas y de convivencia entre humanos y animales.
"Quien desprecia la vida hasta el punto de maltratar o abandonar a un animal, habitualmente también despliega su instinto agresivo contra una mujer, los hijos, menores, ancianos, vecinos u otros ciudadanos a los que considera inferiores". Son las conclusiones de la jueza Pilar de Lara, que en una sentencia emitida en noviembre de 2017 dictó orden de alejamiento entre dos vecinos lucenses y su perra, que había sido víctima de maltrato. "Sorprende que, a estas alturas, no se hayan fomentado políticas dirigidas a hacer efectivo el derecho al bienestar de los animales, con la concienciación social ya desde la infancia para lograr reconocer que son seres capaces de sentir placer, miedo, dolor, ansiedad o estrés", decía entonces la magistrada. Lo que lleva tiempo siendo un reclamo por parte de la sociedad civil –en 2006 un 71% de los ciudadanos europeos consideraba que el bienestar y protección de los animales era importante o muy importante, diez años después la cifra ha aumentado hasta un 94%, según Eurostat– comienza ahora a ser una prioridad también para el entramado político. Muestra de ello es la unanimidad expresada por el Congreso a la hora de reformar la legislación para cambiar el régimen jurídico de los animales y que sean concebidos como seres dotados de sensibilidad y no bienes muebles, o la propuesta de Unidos Podemos para reformar el currículo escolar con el fin de introducir contenidos relacionados con la empatía hacia los animales.