ENTREVISTA CON EL PRESIDENTE DEL GOBIERNO
Sánchez: "Ha quedado claro que la derecha política y mediática me odia, pero ¿qué quiere para su país?”
Cada una de las más de 200 leyes que el Gobierno ha sacado adelante en estos años es "una pelea a brazo partido", según Pedro Sánchez (Madrid, 1972). "¿Las vamos a echar por tierra? Merecemos cuatro años más para que se consoliden definitivamente y sean absolutamente incuestionables, incluso para aquellos que con pactos infames las están poniendo en cuestión". El presidente del Gobierno va a por todas y no da ninguna batalla por perdida. En esta entrevista con infoLibre, hecha el pasado jueves en la sala de la sede del PSOE en la que en 2017 volvió al timón del partido cuando pocos lo creían posible, no rehúye pregunta alguna y habla abiertamente de la "deshumanización" y los ataques personales sufridos por él y su familia en cinco años muy de alto voltaje político.
Falta exactamente un mes para las elecciones generales que decidió adelantar tras un duro revés el pasado 28 de mayo y, según él, la izquierda tiene el "deber moral" de alzar la voz contra la derecha y la ultraderecha, que están pactando retrocesos en materia de violencia de género, derechos LGTBI o lucha contra el cambio climático. La consecuencia debe ser ir a votar para evitar que la ola reaccionaria que él describe en otros países de Europa y del mundo se instale definitivamente en España.
Denuncia que el debate público está viciado, asegura que tiene "la mejor de las relaciones" con Yolanda Díaz, con quien quiere gobernar, y que Feijóo debe aclarar de inmediato cuánto cobra del PP sin que los electores lo sepan. ¿Su mayor orgullo? “La vacunación”, dice “en primera persona del plural”.
Durante las negociaciones y pactos del PP y Vox tras el 28M hemos escuchado que la violencia de género no existe y hemos visto cómo desaparecen consejerías y concejalías de Igualdad y se retiran banderas LGTBi. ¿Qué ocurriría en España si Feijóo fuese presidente con el apoyo de Abascal o incluso con él dentro del Gobierno?
No hay ninguna sociedad que avance a golpe de retroceso. Así de sencillo. Conquistas que pensábamos que eran inamovibles se están viniendo abajo o se están poniendo en cuestión por las administraciones del PP con Vox. Lo hemos visto en otras partes del mundo, como cuando el Tribunal Supremo de EEUU echó abajo la constitucionalidad del derecho a interrumpir voluntariamente el embarazo. Esto está ocurriendo también en España en términos políticos.
Estamos viendo cosas absolutamente inimaginables. En términos sociales, políticos y reputacionales, sería una auténtica pena y lástima que España no fuera de la mano de las principales naciones europeas en abordar de manera ambiciosa las transformaciones que tenemos por delante, como la revolución feminista o la transición ecológica, y fuéramos por derroteros como los de la Hungría de Orbán.
Hemos sacado 200 leyes que son 200 peleas a brazo partido, ¿las vamos a echar por tierra?
“Las mujeres son más beligerantes porque carecen de pene”. Esto lo escribió el nuevo presidente del Parlament de Balears gracias a un pacto con el PP, Gabriel Le Senne, de Vox. ¿Qué siente al escuchar esto?
Indignación. Y sobre todo, ganas de que nos movilicemos, de poner pie en pared, de demostrar que merece la pena que España continúe avanzando. No echemos por tierra todo lo que hemos hecho durante estos cinco años, que han sido muy difíciles. Cuando hablamos de las 200 leyes que hemos puesto en pie desde el Gobierno de coalición progresista, tenemos que hablar de 200 peleas que hemos tenido que dar para que salieran adelante. Ocurrió con la ley de eutanasia, la nueva ley del aborto, la reforma laboral o la de las pensiones.
Son 200 peleas a brazo partido que hemos dado, también en Bruselas con los fondos europeos y la solución ibérica. ¿Vamos a echar por tierra todo esto cuando lo que tenemos que hacer es consolidar los avances? Nos ha costado mucho revertir muchos de los recortes y contrarreformas del PP. Y lo hemos hecho con justicia social. Merecemos cuatro años más para que se consoliden definitivamente estas reformas y sean absolutamente incuestionables, incluso para aquellos que con estos pactos infames las están poniendo en cuestión.
Vemos a un Vox muy beligerante y a un PP que trata de proyectar moderación, pero que recurrió el matrimonio igualitario o la ley del aborto. Una vez el Constitucional falló, no tocaron estas leyes. La derecha dice que ustedes alertan contra un “Que viene el lobo”. ¿Hasta qué punto están asentados los derechos y libertades en materia de igualdad?
La batalla ideológica en el espacio de la derecha la ha ganado la ultraderecha. Producto de eso, estamos viendo que el PP se ha ultraderechizado. Escuchar al líder de la oposición decir “divorcio duro” no es casualidad. Asumir el discurso de la violencia intrafamiliar o decir que las concejalías vinculadas con la igualdad y el colectivo LGTBi tienen que desaparecer está relacionado con la asimilación por parte de la derecha tradicional de las tesis y los postulados ultraderechistas. Es lo que está sucediendo en el mundo, en Europa e inevitablemente y por desgracia en España. Tiene mucho que ver con la falta de un corpus ideológico fuerte, sólido y solvente.
El PP se ha ultraderechizado por falta de un corpus ideológico fuerte
La prueba más evidente es que en estos cinco años no se ha discutido sobre las políticas que ha puesto en pie el Gobierno progresista porque son mayoritariamente aceptadas por la ciudadanía. Se ha hablado del con quién pero no para qué. Llegamos a acuerdos con formaciones políticas para hacer avanzar la sociedad en derechos y el PP está pactando con la ultraderecha para recortar y hacer retroceder derechos. Es la disyuntiva a la que nos enfrentamos. ¿Queremos que España continúe avanzando o retrocedemos? En el caso del PP serían 10 años. Ahí está la respuesta a la crisis financiera. En el caso de la ultraderecha no me quiero remontar a tiempos oscuros.
La izquierda lleva años alertando sobre el peligro de la ultraderecha. Pero en las municipales dobló los votos que tenía en 2019. ¿España ha normalizado la extrema derecha? ¿No funciona apelar a ese riesgo para movilizar?
La ultraderecha siempre ha existido en nuestro país. Al principio de la democracia la lideró Blas Piñar. Posteriormente fue asimilada por el PP, esa fue la aportación que hizo Aznar. Lo que ha habido ahora es una separación y el PP está asimilando sus postulados. Muchas veces hablamos del trumpismo. Consiste en incumplir la ley y, por tanto, las obligaciones que se tienen como partido. El PP, primero, ha incumplido los últimos cinco años de manera flagrante la Constitución sin ningún tipo de tapujos.
Habla usted del Consejo General del Poder Judicial.
La ultraderecha verbaliza aquello que la derecha piensa y no se atreve a decir
El PP también ha cuestionado los resultados electorales al decir que ha habido un pucherazo y que el presidente lo está alentando. ¿Qué dijo Vox? Al señor Sánchez hay que meterlo en la cárcel. La ultraderecha verbaliza aquello que la derecha piensa y no se atreve a decir. Finalmente, el trumpismo significa la deshumanización y el ataque personal al líder progresista que tiene el honor de dirigir el país. Ha quedado claro durante estos últimos cinco años que la derecha política y mediática me odia, ahora tiene que aclarar qué quiere para su país. Lo estamos viendo en las últimas semanas: una agenda de retrocesos y cuestionamiento de conquistas sociales. Creo que no conecta con el sentir mayoritario de la ciudadanía española. Todo lo que está sucediendo ahora con estos gobiernos de coalición ultraderechistas demuestran que no hay diferencia. PP y Vox, tanto monta y monta tanto. Contra esto tendremos que movilizarnos el 23 de julio.
Feijóo obvia a Vox en sus discursos y su intención es una victoria como la de Juanma Moreno. ¿Teme que haya votantes progresistas que apoyen al PP para evitar a Vox?
La única manera de que no se imponga esa agenda machista y sí la de conquistas sociales es el PSOE. Evidentemente hay otras fuerzas políticas, como Sumar, de Yolanda Díaz, con la que creo que el entendimiento ha sido mucho más fácil y funcional. Tenemos la ambición de poder gobernar en coalición con Sumar. En el otro lado, hay un potencial Gobierno de coalición de Feijóo con Abascal.
Las fuerzas progresistas tienen el deber de advertir sobre las consecuencias de un Gobierno de Feijóo con Abascal. Es un deber de servicio público
No hay ninguna encuesta que le dé una mayoría absoluta al PP. Inevitablemente tiene que pasar por el Gobierno de coalición con Abascal. No porque lo diga Feijóo, sino que lo está exigiendo Abascal. Lo ha dicho claramente. El PP ha sido equidistante y voluble en función del territorio, pero ha abierto las puertas de par en par a que se produzcan estos gobiernos. En todo caso, desde el punto de vista moral, no electoral, las fuerzas progresistas tienen el deber de advertir sobre las consecuencias de un Gobierno de Feijóo con Abascal. Es un deber de servicio público. Voy a seguir defendiendo la hoja de ruta que proponemos, no con tantas leyes como las que hemos aprobado en esta legislatura, pero sí con su consolidación y culminación.
No tiene ninguna lógica especular con los derechos de las mujeres o del colectivo LGTBI en función del territorio
En Extremadura el PP dice que no va a meter a Vox en el Gobierno. ¿Qué le parece? ¿Es una contradicción con el resto de comunidades del PP?
Bonitas palabras si significaran realmente algo. Insisto, el PP ha abierto ya las puertas a Gobiernos de coalición con la ultraderecha y ha pactado coaliciones con Vox en ciudades muy importantes de Extremadura. Lo que no tiene ninguna lógica es especular con los derechos de las mujeres o del colectivo LGTBI en función del territorio.
La candidata del PP, María Guardiola, ha sido muy clara y ha dicho que no habrá ni un paso atrás en derechos LGTBi o de violencia de género. ¿No se lo cree?
¿Y por qué no lo ha hecho en ciudades importantes de Extremadura? Es la presidenta del PP allí. ¿Por qué sí en Navalmoral de la Mata y no en la comunidad? Hay un enorme cinismo y oportunismo. El PP a nivel nacional está asustado por las consecuencias y dinámicas de los debates que han abierto sus acuerdos de coalición con Vox.
Los debates para Feijóo son como los ajos para los vampiros
Mencionaba la palabra debate. No sabemos cuántos habrá y quiénes serán los protagonistas. Usted ha dicho que a Feijóo le tiemblan las piernas a la hora de debatir. ¿Hay riesgo de que no se celebre ninguno?
Hemos dicho que sí a todos los propuestos por los medios de comunicación. Los ciudadanos merecen toda la información para poder depositar su voto. Me permitirán una broma: los debates para Feijóo son como los ajos para los vampiros. La pregunta es qué teme el PP. Tenemos que debatir. Detrás del verbo derogar hay un evidente riesgo de que se frene nuestra economía. Si ponemos en solfa muchas de las reformas, pactadas con Bruselas, puede haber un impacto presupuestario que tiene que ser aclarado.
Los fondos europeos están en riesgo si se derogan las leyes que pactamos con Bruselas
¿Están en riesgo los fondos europeos?
Ese riesgo existe si se derogan reformas que hemos pactado con Bruselas y que explican los desembolsos de la Comisión Europea para los fondos Next Generation. No es algo inventado, está sucediendo en países de Europa que han pedido revisar los planes de administraciones anteriores o Gobiernos como el húngaro que no los pactan con Bruselas.
Han pasado unas semanas del 28M. ¿Qué reflexiones hace de aquella noche? ¿Qué lecciones ha aprendido? ¿Cómo va a levantar a la gente del sofá para que vaya a votar?
El 29 de mayo todos nos dimos cuenta de algunas informaciones que no teníamos el 27 de mayo. Al dispersar el voto, la izquierda a la izquierda del PSOE nos ha hecho perder representación en gobiernos muy importantes. La lección que afortunadamente Yolanda Díaz ha sacado, y se la reconozco, es aunar y vertebrar ese espacio en una única formación política. En segundo lugar, antes del 28M se especulaba sobre cuál iba a ser la relación entre el PP y Vox. Ahora a las claras sabemos que van en esa dirección. Con excusas bastante absurdas como los porcentajes. Si tienes un 12%…
¿Qué le parece?
Excusas, excusas, excusas.
No parece un baremo muy claro.
No parece un análisis sólido ni una posición política. ¿Lo del 12%? Porque tú lo has dicho. Al día siguiente puedes decir cinco. Bromas, las justas. En la derecha hay un dúo que si puede gobernar, lo hará. La desmovilización de la izquierda abre las puertas a gobiernos del PP con Vox. Esto merece una reflexión por parte de la ciudadanía que a lo mejor no comulga con las tesis progresistas, socialistas o del partido de Yolanda Díaz, pero que evidentemente quiere que el país avance y no retroceda. También podemos hablar de la convivencia reconstruida en Cataluña. La derecha no ha entendido que la ultraderecha cuestiona grandes consensos y no sólo nacionales. Cuando escucho a Abascal decir que el género es ideología, recuerdo que eso ya lo he escuchado antes en boca de [Viktor] Orbán.
En el Gobierno se escuchan comentarios del siguiente tenor: “Creemos que lo estamos haciendo bien en circunstancias extraordinarias, pero en el debate público no importa la gestión”. ¿Lo comparte?
La gestión es muy importante. La ciudadanía espera de sus políticos no tanto palabras sino hechos. Y la prueba de ello es dónde sitúa el debate la derecha. No sólo la política, también la mediática. No habla de que hemos revalorizado las pensiones conforme al IPC o hemos reconstruido el pacto de Toledo. O de la reforma laboral, que ha hecho que uno de cada dos contratos sea fijo. Hablan de con quién se ha pactado esto o aquello.
¿Por qué?
Tienen la convicción cierta y real de que su agenda no es para las mayorías sino para las élites. En segundo lugar: tratan de inocular el odio. Al final se sintetiza en esa disyuntiva que plantean de "España o Sánchez".
Habla de la derecha mediática. Es delicado escuchar a un presidente del Gobierno criticando o protestando por la calidad del debate público y los temas que están en la agenda. ¿Es un fenómeno también ligado a la publicidad y a quién financia a esos medios? ¿Desde lo público hay margen para hacer algo o, al contrario, es muy inconveniente?
Poner un impuesto a las grandes energéticas, las grandes fortunas o las financieras no es algo que salga gratis en términos políticos
El PSOE, otros dirigententes antes y ahora yo, hemos sido incómodos para el poder económico. Poner un impuesto a las grandes energéticas, las grandes fortunas o las financieras no es algo que salga gratis en términos políticos. Hemos visto que la derecha ha votado en contra y ha recurrido ante el Constitucional. Ha puesto todos sus altavoces y a sus sesudos analistas en contra de estas medidas. Las encuestas indican que dos de cada tres ciudadanos están de acuerdo. ¿Cómo desviar la atención? Decir que Sánchez es un monstruo de siete cabezas. Se han saltado todos los códigos éticos de la profesión: me han atacado a mí, a mi familia y a mi mujer. Han hecho todo lo posible por desprestigiarme y deshumanizarme. Ya sabemos que la derecha me odia. Me lo tomo incluso con deportividad. También le pasó a Felipe [González] durante los años noventa. Y a José Luis [Rodríguez Zapatero].
¿Hay un debate público desconectado de la España real?
El debate mediático está absolutamente desnivelado a favor de las tesis conservadoras y nada tiene que ver con la realidad sociológica de nuestro país. Cuando uno enciende la televisión y ve algunas tertulias se pregunta: ¿dónde están los progresistas? ¿Cómo es posible que el debate de la ley de vivienda sólo haya sido en algunos medios sobre la okupación? Se trata de debates interesados que buscan provocar miedo entre la ciudadanía, desinformar y crear bulos. Al final sólo encuentran un único responsable: quien está en el Falcon, que hace todo lo que está en su mano para quedarse en el poder y es frío y calculador. Me están caricaturizando y deshumanizando. Lo hacen en España con mucha intensidad, pero líderes europeos se han enfrentado también a las mismas situaciones.
Los ciudadanos debemos darnos cuenta de la importancia de que los medios sean independientes
¿Hay margen de acción?
Primero, todos los ciudadanos debemos darnos cuenta de la importancia de que los medios sean independientes. Eso significa que hay que financiarlos también con nuestro propio bolsillo. Y denunciar la desproporción de la presencia conservadora en los debates. Nada tiene que ver con la realidad sociológica y con las preocupaciones y soluciones que plantearía cualquier ciudadano.
Si el ciudadano vota por expectativas, ¿qué se puede esperar nuevo, positivo y concreto de un Gobierno presidido por usted? ¿Cuál es el reto de la próxima legislatura? ¿Se trata sólo de culminar lo que está haciendo?
Lo primero es consolidar. Hemos reconstruido consensos rotos y logrado importantes avances. Lo que necesitamos para los próximos cuatro años es que echen raíces y no sean un fulgor, que la ciudadanía los asuma como conquistas y derechos que deben ser incuestionables. En el ámbito de los derechos de paternidad y maternidad, vamos a aumentarlos de 16 a 20 semanas, haciendo que de la semana 17 a la 20 el trabajo sea a tiempo parcial. En pensiones, tenemos que garantizar su sostenibilidad futura con el compromiso de llenar con 5.000 millones de euros al año la hucha. ¿Qué dicen el PP y Vox? Si llegan al Gobierno, la solución ibérica se acaba. Y se termina con algo muy importante: la intervención de un mercado que no funciona. Por tanto, vuelta otra vez al raca raca neoliberal de dejar hacer los mercados. ¿Y qué decir de la transición ecológica? Si gobiernas con un partido que niega la evidencia científica y tú la niegas también, como ocurre en Doñana, la política energética se ve cuestionada. Sería una auténtica pena.
Cataluña, misión encauzada. Hemos tenido que tomar decisiones arriesgadas
Cataluña, ¿misión cumplida?
No, pero misión encauzada. Hemos tenido que tomar decisiones arriesgadas. Han rechinado en buena parte del electorado que ha confiado algunas veces en el PSOE, pero el resultado está ahí. Es una Cataluña que convive. Afortunadamente el alcalde de Barcelona es socialista y el PSC, una fuerza que defiende la unión entre españoles, es primera. Es muy importante para la cohesión de nuestro país. Hasta 2019 era el monotema de la política española. Hemos superado esa coyuntura. Recuerdo mucho lo que dijo Abascal de cómo se resolvían las cosas en Cataluña: a bofetadas. No creo que nos merezcamos volver al peor de los pasados.
¿Qué pasaría en Cataluña con un Gobierno del PP y Vox?
Fuimos a Coillure (Francia) a rendir homenaje a Machado y Azaña. La primera vez, me llamó mucho la atención ver lazos amarillos. Ocuparon un espacio que pertenecía fundamentalmente al republicanismo español. ¿Por qué? Hubo una administración anterior que no dio importancia a la memoria democrática. Ahora no hay lazos amarillos, no se visibiliza al independentismo vinculado al impulso democrático. Cuando hay una España que abraza la causa feminista, de la diversidad, la causa de los derechos civiles y es referencia en transición ecológica, la ciudadanía se expresa menos en ámbitos como el independentista y más a través de causas progresistas.
El fondo del expediente de este Gobierno por la igualdad entre hombres y mujeres es absolutamente formidable
¿El feminismo puede no ser “incómodo”? ¿Cómo tiene que ser? Sus palabras sobre su grupo de amigos han generado polémica.
Me refiero a estudios demoscópicos. En segundo lugar, el feminismo tiene que articular discursos de mayorías porque nos afecta a todas y todos. Es una causa de derechos humanos, no una ideología. La gran virtud del feminismo es que nos interpela a todos y todas. Por lo tanto, hay que señalar a los que cuestionan el feminismo. Siempre he defendido que los discursos feministas tienen que ser amplios. Es lo que he practicado siempre. No tanto en el fondo de las políticas como sí en algunas de las formas. El fondo del expediente de este Gobierno por la igualdad entre hombres y mujeres es absolutamente formidable. Cuando hablamos del salario mínimo, de la revalorización de las pensiones y de la igualdad salarial, estamos hablando de una agenda feminista transversal. Lo creo a pies juntillas: el feminismo tiene que hacer discursos amplios e integradores.
¿En un futuro Gobierno el Ministerio de Igualdad estaría en manos del PSOE?
Nunca he tenido dificultad para compartir espacios y causas. Al contrario. Puedes hacer políticas feministas desde múltiples ámbitos. Por ejemplo, cuando tomo la decisión política de que los fondos europeos tengan cuatro ejes: transición ecológica, cohesión social, cohesión territorial y la igualdad. Discursos amplios.
¿Faltó en la ley del 'sólo sí es sí' ese discurso? ¿La gestión de esa norma es el principal lastre de su Ejecutivo?
Pedí perdón en primera persona y asumí ese error. Puse una solución encima de la mesa y afortunadamente lo corregimos. ¿Me hubiera gustado corregirlo con mi socio? Sin ninguna duda.
¿Le va a preguntar a Feijóo por su sobresueldo, que reconoce ya cobrar?
He leído que está hablando de gastos de representación. No entiendo bien esto de ser político y tener gastos de representación.
Presidentes del PP han llegado a cobrar hasta 100.000 euros además de sus sueldos públicos.
Desde que soy secretario general del PSOE he sido transparente y no ha habido opacidad en ninguno de los ingresos que he tenido. Lo mínimo que se puede pedir en una sociedad como la española, después de lo sufrido durante los siete años del PP, es transparencia, ejemplaridad y decir lo que se cobra. ¿Qué hay que ocultar? ¿Qué miedo tiene?
Los ciudadanos merecen saber el sobresueldo que cobra Feijóo
Dice que no tiene la obligación de presentarlo todavía.
La ejemplaridad no consiste sólo en cumplir con lo que te dice la ley. Los representantes públicos necesitamos ir dos pasos más allá. Si hay dudas sobre cuál es el sobresueldo que está cobrando el señor Feijóo, que se aclaren inmediatamente. Los ciudadanos merecen saberlo.
Mi distancia política con Bildu es abismal, no he gobernado con ellos
EH Bildu centró la pasada campaña del 28M. ¿Le ha dado leyes pero le ha quitado votos? ¿Cuándo se tratará de una manera normal a este partido?
Primero, cuando Bildu haga todo el camino que le queda por recorrer. Lo he dicho en muchas ocasiones: la distancia política que tengo con Bildu es abismal. Pero también digo: eso no significa, como ha dicho la derecha, que haya gobernado con Bildu. Gobernar con un partido es tener ministros y ministras y firmar un acuerdo de legislatura. Lo tuve con Unidas Podemos y aspiro a tenerlo con Yolanda [Díaz] y Sumar. Otra cosa es que en una dinámica parlamentaria podamos coincidir o no con EH BIldu y otras formaciones para sacar adelante leyes.
Insisto en que el verdadero debate es el qué. La gran diferencia entre un Gobierno liderado por el PSOE y otro del PP y Abascal es que ellos llegan a acuerdos para cuestionar los avances. Cuando uno ve que hemos convalidado más reales decretos con el PP que con EH Bildu, nadie plantea que hayamos gobernado con el PP. Se trata de maniobras y despistes de intoxicación que plantean todos los días la derecha política y la mediática.
El expresidente Zapatero le está ayudando en esta campaña. ¿A qué atribuye el entusiasmo que despierta de nuevo en el PSOE y la izquierda?
Le agradezco todo el apoyo que está prestando. Tiene que ver con un sentimiento de pertenencia a una organización que quiere y ama. El PSOE. En segundo lugar, lo que se está viendo cuestionado es mucho de lo que él hizo y nosotros hemos consolidado siguiendo ese camino. Recuerdo que fue Zapatero quien impulsó el autoconsumo. Después llegó Rajoy con el impuesto al sol. Zapatero puso en pie la primera ley de matrimono igualitario o la ley de violencia de género. Abrió un camino.
¿Le gustaría que volviese a la primera línea política? ¿Le ofrecería ser ministro?
[Ríe]. José Luis es un buen amigo, un gran compañero. Demuestra que tenemos mucho equipo y una historia de la que enorgullecernos. Desde luego, me siento más identificado con ese José Luis de la retirada de las tropas de Irak que con ese Aznar que nos llevó a una guerra ilegal.
Felipe González está menos presente.
Pero González hizo cosas igual de importantes que las de José Luis. Hace poco celebramos el aniversario de la ley de salud, que garantizaba la universalidad, gratuidad y naturaleza pública de nuestro sistema.
De lo que más orgulloso me siento es de la vacunación, y lo digo en primera persona del plural
Después de estos años en los que ha habido una pandemia, una guerra de Ucrania o el estallido del volcán de La Palma, ¿de qué se siente más orgulloso?
Diría de lo que hemos hecho, hablaría en primera persona del plural. Para mí, sin duda alguna, es la vacunación. Cuando salgo fuera de España y hablo con líderes e inversores, me preguntan cómo es posible que se haya vacunado más del 90 por ciento de la población. Eso tiene que ver con un compromiso cívico de protegerse y proteger al resto de compatriotas. En segundo lugar, el éxito de la vacunación tiene que ver con la confianza en nuestros profesionales sanitarios.
Cinco años en La Moncloa. ¿Manda menos un presidente del Gobierno de lo que pensaba antes o se piensa desde fuera?
Se subestima el poder de la política. Que da igual que gobierne el PP y Vox porque no van a cambiar nada… hasta que de repente te encuentras ciudades y municipios que declaran zonas libres de LGTBI o, no sé ni cómo calificarlo, que prohíben las concentraciones contra la violencia machista cuando haya una mujer asesinada. Se subestima el poder de la política. Y en otras ocasiones, se sobrestima. El gran desafío que tienen las fuerzas progresistas es comprender que hay reformas que necesitan un tiempo para que den resultados. Para hacer una gran revolución energética vamos a necesitar otra legislatura.
Hillary Clinton me contó una anécdota. Biden, que es muy religioso, utiliza una expresión que está muy bien: “No me juzguéis ante dios sino ante mi oponente”. Ni en Sumar ni en el PSOE lo hemos hecho todo perfecto, ni aspiramos a ser perfectos. Pero hay una hoja de servicios y un proyecto político para los próximos cuatro años basado en la conquista de derechos y avances sociales. Y enfrente ya estamos viendo lo que son capaces de hacer y deshacer nuestros oponentes.