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El Gobierno recompone las alianzas con sus socios: salva el paquete fiscal y allana el camino de los presupuestos

ERC logra con el PSC la estabilidad que no halló con Junts: Aragonès, a punto de sacar su tercer Presupuesto

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Pere Aragonès está más cerca de terminar la legislatura con los deberes hechos. Al menos, el grueso de ellos. Tras haber cerrado un acuerdo de Presupuestos con el PSC y después de que el Govern haya aprobado el proyecto, lo fía todo a la suerte parlamentaria, especialmente al apoyo de unos comunes que, de momento, se mantienen en el “no”. Ahora bien, si consigue que el Parlament dé luz verde a las cuentas, podrá encarar el próximo año electoral con el viento a favor. Que el electorado se lo compre o no, es otra cosa.

Lo que es evidente es que, si salen adelante, las cuentas de 2024 supondrán un balón de oxígeno para un ejecutivo en clara minoría, liderado por un president que se ha prometido ser el primero en quince años en agotar el mandato. No en vano remodeló hace un mes su equipo, reforzando su círculo íntimo, con la intención de hacer frente a los muchos desafíos que tiene por delante. Una agenda en la que sobresalen las negociaciones con el Gobierno de Pedro Sánchez, amnistía y referéndum incluidos, además de la gestión de la sequía, el traspaso de Rodalies o la financiación autonómica.

Por eso, si consigue que por tercer año consecutivo Cataluña tenga Presupuestos, sumará galones de cara a la contienda electoral de 2025 en un contexto de debilidad parlamentaria. “ERC podrá vender el discurso de que, si ha sido capaz de gobernar con pocos diputados, imaginad lo que haría con más”, asegura a infoLibre el profesor de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra, Toni Rodon. 

De socios a rivales

También el PSC sale ganando, en la medida en que se presenta como un partido responsable que brinda estabilidad con la mirada puesta en las encuestas, que le resultan más favorables a medida que pasa el tiempo. “Al PSC no le interesa que haya elecciones ahora. Deben de tener sus cálculos internos y consideran que, para quedar primeros, necesitarán aliados, alguien que vote su investidura, lo que ahora mismo es complicado en términos de cifras”, señala el politólogo. “Desde la lógica del PSC, se venden como un partido de gobierno, formado por personas serias y ganan puntos de cara a las elecciones”, añade. 

En los próximos meses, ERC y PSC pasarán de socios en los Presupuestos a principales rivales electorales, un camino que con toda probabilidad se irá complicando a medida que se acerque la cita con las urnas. Ambos partidos se necesitan y compiten a partes iguales. Precisamente por ello, hay otro factor clave en este escenario: “el lado humano”. De acuerdo con Rodon, el hecho de que el PSC se “porte bien” con ERC, pactando desde la oposición y facilitando la aprobación de los Presupuestos, puede contribuir a allanar el terreno de cara a una hipotética investidura de Salvador Illa si gana las próximas elecciones. “No se han llevado bien durante mucho tiempo, pero dejar pasar tiempo es una forma de cerrar viejas heridas”, defiende. 

De hecho, parece que ERC ha logrado con el PSC la estabilidad que no había conseguido cuando gobernaba con Junts que, pese a su papel clave en la arena nacional, vuelve a quedar apartada de la política catalana. “Este movimiento arrincona un poco a Junts, aunque dependerá de cómo jueguen sus cartas”, sostiene Rodon. Los de Carles Puigdemont podrían erigirse ahora como la “oposición real”, una alternativa al “tripartito” de ERC, PSC y comunes, aunque habrá que ver si esta estrategia, de darse, acaba siendo efectiva. “Lo que está claro es que Junts queda descolocada”.

La influencia de Barcelona y Madrid

Por otro lado, al éxito del pacto entre Illa y el Govern también ha contribuido la doble negociación de los Presupuestos en el Ayuntamiento de Barcelona y en el Gobierno. A pesar de que ambos partidos se han apresurado a desvincular una cosa de la otra, cuesta de imaginar que sean realidades estancas, teniendo en cuenta los escasos ocho días que han pasado desde que ERC anunció que validaría los primeros Presupuestos de Jaume Collboni y el afán del alcalde barcelonés –que anteriormente había tanteado al Junts de Xavier Trias– de relacionar las cuentas con una probable ampliación de su ejecutivo. “Es como un tablero de juego. A veces no es necesario pactarlo de antemano, pero si yo me porto bien aquí, es con la expectativa, sin que te lo diga, de que tú te portarás bien en otro escenario”, resalta Rodon. 

No obstante, para este politólogo, las negociaciones de los Presupuestos catalanes se han llevado a cabo “más mirando hacia Madrid, donde el PSOE necesita a ERC, que hacia el Ayuntamiento de Barcelona, que es bastante más complicado”. Los republicanos no han querido regalar sus votos a Sánchez en un Congreso que también estará marcado por la decisión que tome el partido de Puigdemont sobre la amnistía. En cualquier caso, lo más probable es que ERC se valga de la situación para redoblar la presión sobre los comunes de cara al Ejecutivo de coalición entre PSOE y Sumar.

El escollo del Hard Rock

Pero Aragonès aún no puede cantar victoria. Aunque haya logrado sumar de nuevo al principal partido de la oposición, que tiene tantos escaños como su propia formación -33-, todavía le faltan dos votos para garantizar que prosperen las cuentas. Y ahí es donde entra En Comú Podem, con quien ya pactaron el año pasado. Los comunes consideran el acuerdo entre el Govern y el PSC “insuficiente” y mantienen como línea roja el Hard Rock, un macrocomplejo turístico en Tarragona cuyo plan director urbanístico está en tramitación. Por ahora, ambos equipos siguen negociando, pero aseguran que, si Esquerra no descarta definitivamente el proyecto de casino, no aprobarán los Presupuestos.

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A diferencia de lo que ocurrió el año pasado, esta vez han sido los socialistas los primeros en pactar con el Govern, lo que sitúa a los comunes en una posición de mayor fuerza. Aunque la lógica parlamentaria y el aliciente de unos Presupuestos expansivos, con claro carácter social, conduce a pensar que acabarán permitiendo la tramitación de las cuentas, tampoco es descabellado imaginarse un escenario en el que las hacen descarrilar. Los comunes no gobiernan ya en el Ayuntamiento de Barcelona, no hay señales de que vayan a sumarse al ejecutivo municipal  -al menos en un futuro cercano- y, por lo tanto, no necesitan buscar socios, como sí tuvo que hacer Ada Colau.

“No sé qué acabarán haciendo, pero cuesta de pensar que dejarán caer los Presupuestos”, apunta Rodon, para quien la formación de Jéssica Albiach está “gesticulando totalmente” con la polémica del Hard Rock. Y es que el pasado año este casino también estuvo en el centro de las negociaciones de los Presupuestos, un dilema que se acabó saldando de forma salomónica: la ley no contempló ninguna partida específica para el macrocomplejo, pero ERC y PSC pactaron en paralelo que el proyecto avanzaría. Por eso, para Rodon, lo más probable es que también ahora la cuestión se salde con cierto “postureo político”. “Lo más probable es que ERC acepte alguna demanda de los comunes y se mantenga el Hard Rock diciendo que se estudiará bien”, intuye. 

En cualquier caso, las dudas deberían disiparse como máximo el 13 de marzo, cuando está previsto que se celebre el debate a la totalidad. Será entonces cuando se sabrá si los comunes permiten que las cuentas de ERC sigan adelante y dan aire al ‘president’ para que respire un poco más. 

Pere Aragonès está más cerca de terminar la legislatura con los deberes hechos. Al menos, el grueso de ellos. Tras haber cerrado un acuerdo de Presupuestos con el PSC y después de que el Govern haya aprobado el proyecto, lo fía todo a la suerte parlamentaria, especialmente al apoyo de unos comunes que, de momento, se mantienen en el “no”. Ahora bien, si consigue que el Parlament dé luz verde a las cuentas, podrá encarar el próximo año electoral con el viento a favor. Que el electorado se lo compre o no, es otra cosa.

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