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España, una fábrica masiva de médicos que no cuida y exporta

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13.059. Ese fue el número de personas que el pasado sábado 29 de enero se presentaron al examen MIR (médico interno residente) para obtener una de las 8.188 plazas de especialista convocadas este año. No todos obtendrán una: habrá 4.871 personas que se queden fuera, y ocurrirá así por dos motivos: porque hay demasiados titulados y porque se ofertan muy pocas plazas. El problema es que todos los médicos necesitan una —y realizar los cuatro o cinco años de residencia, dependiendo de la especialidad— si quieren trabajar en la sanidad pública.

"Hay más aspirantes al MIR que plazas porque en España tenemos una sobreproducción de profesionales", lamenta Domingo Sánchez, representante nacional de Médicos Jóvenes de la Organización Médica Colegial (OMC). Según un documento elaborado por el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) y por la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina, España es el segundo país del mundo en número de facultades de Medicina por detrás de Corea del Sur, llegando a alcanzar las 0,95 por cada millón de habitantes, una cifra que duplica la recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sitúa en 0,5 por cada millón de personas el número idóneo. En una década, el número de facultades ha aumentado de 28 a 42.

Resultado: lo que va a ocurrir este año no es excepcional. Año a año, miles de médicos se quedan sin opción de formarse como especialistas. Por poner más ejemplos: en 2021 se presentaron al examen 14.425 personas para 7.989 plazas; en 2020, 16.176 para 7.615; en 2019, 15.475 para 6.797. Siempre ocurre así. No obstante, muchas de las personas presentadas no son recién tituladas en Medicina. Puede ocurrir, explican los residentes consultados, que quien no obtuvo plaza vuelva a presentarse o que quien se arrepintió de la especialidad escogida quiera volver a intentarlo. Aun así, según el documento elaborado por estudiantes y decanos, son alrededor de 7.000 el número de personas que cada año terminan la carrera de Medicina. No se asegura nunca, por tanto, que todos los recién egresados obtengan su plaza.

A eso hay que sumarle otro problema. Como detalla Sánchez, hay muchos titulados que sí obtienen plaza y que, sin embargo, no llegan a incorporarse a ella. Según un documento del Ministerio de Sanidad, en 2020 lo hicieron 190 personas. Tres años antes, en 2017, lo hicieron tan solo 44. El aumento ha sido de un 331%. ¿Por qué ha ocurrido? En esto, según explica Sánchez, ha tenido mucho que ver la pandemia y la elección telemática impuesta por el departamento que dirige Carolina Darias y contra el que tanto se revelaron los aspirantes MIR. "La evolución de este fenómeno de 2017 a 2020 ha sido progresiva y se traduce en que hay un esfuerzo de la Administración por formar especialistas que al final se acaba perdiendo", lamenta.

El Sindicato Médico de Granada, que realiza informes regularmente sobre las elecciones de plaza de los médicos recién titulados, también advirtió de este problema el año pasado. Según denunció, la elección "mal llamada 'telemática" de 2021 había consistido en realidad en una "asignación de plazas sin posibilidad de una verdadera elección en tiempo real y con plena conciencia". Eso provocó, a falta de datos oficiales y según la organización, que alrededor de un centenar de personas no tomaran posesión de su plaza.

Unas condiciones laborales muy mejorables

Otros sí lo hacen. Alberto Espinosa, por ejemplo, lo hizo hace dos años. Escogió la especialidad de Oncología radioterápica en un hospital de Murcia. Cuando lo hizo España estaba sumergida en plena pandemia y pronto pudo formar parte de las movilizaciones que, de norte a sur de España, protagonizaron los residentes. Porque los que sí consiguen plaza y deciden ocuparla se enfrentan a más problemas. El mensaje de las movilizaciones, en cada ciudad, fue el mismo: "Basta ya de abuso". Denunciaban las precarias condiciones laborales agudizadas con la crisis del covid.

La residencia, a pesar de tener un espíritu formativo, acaba convirtiéndose en un trabajo que suple, según denuncian los MIR, la falta de puestos estructurales en muchos hospitales. Más en pandemia. Sin embargo, han criticado durante sus protestas, lo hacen llegando a trabajar hasta 60 horas semanales por un exceso de guardias de 24 horas sin las que, por otro lado, verían muy mermado su salario. Según un estudio realizado por la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM) en el año 2018, un residente madrileño de primer año cobra al mes unos 1.003 euros netos. Con guardias, 1.604.

Las movilizaciones, en cambio, consiguieron poco. "Seguimos igual y ya llega a enfadar bastante. Tenemos mucho cansancio acumulado y nadie se sienta y dialoga. No queremos que nos premien por nada, pero sí que compensen todo lo que hacemos y hemos hecho en la pandemia", lamenta Espinosa, que confiesa que cada vez escucha a más compañeros y compañeras plantearse la posibilidad de salir fuera de España. "Hay mucha gente que antes de empezar o a mitad de su residencia dejan la especialidad. Soportamos un sistema que no incentiva y al final estamos formando a un montón de médicos que o bien acaban en el paro o bien fuera de España", lamenta.

Enrique Cuñat, de la Asociación MIR España, también lo ha constatado. "Teníamos la esperanza de que con la pandemia se nos escuchara y para nuestra decepción no ha sido así. La sanidad está siendo eficiente a nuestra costa y cada vez es más habitual que los médicos recién titulados se acaben marchando", expresa.

El 'exilio', ¿solución?

Alejandro Barros lo hizo. Es, además de presidente de la asociación Médicos españoles en Europa, residente de Neurología en un hospital de Colonia, en Alemania. No le costó tomar la decisión y, de hecho, no se arrepiente de ella. "Terminé la carrera con 24 años y en ese momento, aunque no sabía lo que quería hacer, sí sabía lo que no quería", recuerda en conversación con infoLibre. Le estuvo dando vueltas desde su cuarto año de carrera, cuando se dio cuenta de que el sistema que le ofrecía España para dedicarse a la medicina era poco flexible. "No te admite ni rectificar ni cometer un error, porque entonces eres un fracasado", critica.

Se refiere, por ejemplo, a la imposibilidad de cambiar de especialidad si se escoge una que luego no gusta al residente o si se escoge una por descarte porque la nota del examen ha impedido elegir otra. "Eso influye en muchos aspectos. Dedicarte a algo que no te llena o que directamente no te gusta repercute en tu trabajo y eso al final acaba afectando al paciente", cuenta. Así que quiso buscar otro sistema. "Algo que tratara a los médicos como individuos, no como números", relata.

En Alemania lo ha conseguido. Además de una formación constante que le permite especializarse en más áreas y sin la necesidad de que sea en cuatro años, Barros no tiene guardias de 24 horas, tan solo algunas de 16, y tiene un sueldo bastante más elevado que el de cualquier residente que trabaje en España. No hay datos oficiales, pero la Asociación MIR España recogió una comparativa de Médicos españoles en Europa en la que se refleja que un residente de primer año en España —con variaciones entre las comunidades— gana entre 1.100 y 1.400 euros brutos al mes, mientras que uno en Alemania cobra entre 5.700 y 6.000, dependiendo del hospital y de la especialidad.

Con los médicos adjuntos —los que ya terminaron la residencia y supervisan a los MIR—, ocurre algo parecido. Mientras que en España ganan, según la misma organización, entre 30.000 y 50.000 euros, en Alemania lo hacen entre 60.000 y 125.000. Por eso no solo se van los residentes o recién titulados, sino también los que ya son especialistas. Según los últimos datos disponibles del Consejo General de Colegios de Médicos (CGCOM), correspondientes a 2020, la institución expidió ese año 3.559 certificados de idoneidad a médicos para salir al extranjero. La cifra, no obstante, es menor a la de 2019, cuando se expidieron 4.100. 2020, cabe recordar, fue el año de la pandemia.

¿Y qué destinos escogieron? En su mayoría , según CGCOM, Francia, que obtuvo 581 solicitudes. Por detrás se situó Reino Unido (con 505 peticiones), Irlanda (226), Alemania (165) y Portugal (154).

¿Significa esto que otros países de Europa tengan más médicos que España? Según los datos, no. La OCDE, que recoge la ratio de médicos por cada 1.000 habitantes, refleja que España, con 4,4 médicos en 2019 (últimos datos disponibles), se sitúa a la par de Alemania (con 4,5 en 2020), Suiza (con 4,4 en 2020) o Suecia (con 4,3 en 2018).

El problema, en el futuro

Aun así, aunque no lo parezca, España tiene un problema de médicos. No ahora, pero sí en el futuro. Aunque ahora mismo haya una sobreproducción, a los sanitarios que se marchan a trabajar fuera de España habrá que sumar las jubilaciones que habrá en los próximos años de los profesionales más mayores. Según un informe elaborado por la Organización Médica Colegial en 2018, hasta 2028 se habrán jubilado alrededor de 70.000 facultativos en nuestro país.

"La ratio de médicos por habitante que tenemos ahora mismo va a disminuir por las jubilaciones en masa que se esperan. La generación del baby boom ya se acerca a ese momento, así que si no hacemos una transición en el sistema sanitario tenemos un problema y yo me temo que las administraciones no están siendo capaces de preverlo", lamenta Sánchez.

Por eso es importante retener a los más jóvenes. Y para ello, las condiciones son fundamentales. "Al final, esto es cuestión de oferta y demanda. Toda Europa está en la misma situación, pero si ellos luchan por retener a sus médicos y ofertan condiciones mejores a los extranjeros...", señala Cuñat. Tan solo hace cuatro días se publicó que Francia busca médicos por 12.600 euros al mes. Y sin guardias.

13.059. Ese fue el número de personas que el pasado sábado 29 de enero se presentaron al examen MIR (médico interno residente) para obtener una de las 8.188 plazas de especialista convocadas este año. No todos obtendrán una: habrá 4.871 personas que se queden fuera, y ocurrirá así por dos motivos: porque hay demasiados titulados y porque se ofertan muy pocas plazas. El problema es que todos los médicos necesitan una —y realizar los cuatro o cinco años de residencia, dependiendo de la especialidad— si quieren trabajar en la sanidad pública.

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