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La otra España del votante de Vox

El líder de VOX, Santiago Abascal.

El barómetro de octubre del Centro de Investigaciones Sociológicas deja algunos datos interesantes sobre la visión de los españoles acerca del cambio climático, la guerra en Ucrania, las reivindicaciones de las futbolistas, la situación económica general de España y los principales problemas a los que se enfrenta el país. El fenómeno más singular es la visión disruptiva que en todos estos temas tan dispares tienen los votantes de Vox, distanciados del resto de electores de otras formaciones políticas, incluidos los del PP. 

“Casi” unanimidad en torno al medio ambiente

En el caso del cambio climático es de todos conocido que los de Abascal han hecho bandera de su escepticismo, con un programa en el que supeditan el medio ambiente al “interés de los españoles”, como recoge uno de sus primeros puntos.Vox defiende entre otros temas conflictivos seguir explotando los combustibles fósiles, revertir la futura prohibición de vender coches de gasolina y diésel, potenciar las nucleares, aumentar los regadíos y sacar a España de los acuerdos climáticos. Por poner un ejemplo cercano se ha posicionado del lado de los agricultores en Murcia y son favorables a derogar la ley que reconoce la personalidad jurídica al Mar Menor. 

A la pregunta “¿diría usted que el cambio climático le preocupa mucho, bastante, poco o nada?”, sólo el 32% de votantes de Vox declara estar preocupado en alguna medida, mientras sí lo están el 70% del PP, el 93% del PSOE y el 98% de los de Sumar. 

Este posicionamiento tan diferente del conjunto de la población se vuelve especialmente beligerante y encuentra predicamento en el ala liberal cuando se produce frente a lo que denominan pulsión prohibicionista que pone en liza las libertades individuales, como reducir el consumo de carne, hacer una barbacoa o limitar los vuelos con el objetivo de disminuir la huella de carbono. 

La invasión de Rusia a Ucrania, la preocupación va por barrios 

Cuando hablamos de soberanía e integridad nacional uno puede presuponer un apoyo importante de los votantes de Vox. Lo que sucede es que el partido verde ha sido bastante contradictorio en este tema, como muchos de sus socios europeos. Sólo hay que recordar los malabares que tuvieron que hacer los distintos partidos que se citaron en la cumbre de Madrid, con Marine Le Pen a la cabeza tirando balones fuera. No en vano han convivido la visión más frentista del PiS polaco, derrotados en elecciones hasta hace unos días y cuyo líder Jarosław Kaczyński acusó a Putin de estar detrás del accidente de avión que costó la vida a su hermano gemelo, con el recelo de un Orban que ha intentado surfear la invasión desde la equidistancia con la Unión Europea y con Putin. Ambos, polacos y húngaros, son socios de Vox. No es de extrañar por tanto la división en el seno de sus votantes: sólo un 50% de ellos se muestra bastante o muy preocupados por la invasión de Rusia a Ucrania, frente a un 71% de Sumar, un 74% del PP y un 78% del PSOE.

Feminismo y fútbol femenino

El triunfo de la selección femenina de fútbol y los sucesos posteriores han provocado ríos de tinta y un debate difícil de esquivar para cualquiera, también para Vox. En temas de igualdad la posición de Vox es contraria a la discriminación positiva de la mujer porque a su juicio termina con la meritocracia. La huella de sus políticas ya se nota en algunos gobiernos. Sin ir más lejos el vicepresidente de Castilla y León presumió en sus redes de “eliminar cuotas de género absurdas y discriminatorias” cuando la Consejería de Agricultura eliminó de su cartera las ventajas de la mujer para el acceso a ayudas. No es de extrañar por tanto que las reivindicaciones de las futbolistas españolas hayan provocado un significativo silencio oficial, aunque algún diputado como Carlos Flores Juberías dejara clara su posición a las primeras de cambio con un tuit que habla por sí solo. 

En línea con lo que ya opinaba este diputado, a la pregunta “por lo que usted sabe ¿cree que habría que respaldar las reivindicaciones que están haciendo las futbolistas?” sólo un 41% de votantes de Vox responde afirmativamente, frente a un 64% del PP, un 91% del PSOE y un 95% de Sumar. Resultados idénticos a los que se producen con la pregunta “¿cree usted que las federaciones deportivas de España deberían incorporar a más mujeres en sus juntas directivas y estamentos de entrenadores/as y técnicos/as?”.

Hartos de la política y preocupados por su bolsillo

La visión general de los españoles es ciertamente negativa con la marcha de la economía, sólo un 28% la califica de buena o muy buena. Las cosas están algo mejor a ojos del 51% de los votantes del PSOE y de Sumar, y mucho peor a ojos de la derecha, con sólo un 11% de electores populares optimistas y un 5% de los de Vox. 

Con todo, el dato que sobresale es el de los más críticos, aquellos que la califican de “muy mala”. Un 50% de electores de Vox están en la posición más beligerante, por un 28% del PP, un 6% de Sumar y un 5% del PSOE. 

A la preocupación por la marcha de la economía hay que sumar la desafección. En el pulso electoral de octubre advertíamos que el debate social y ciudadano sobre la amnistía está modificando el humor político de los españoles. A la pregunta del Centro de Investigaciones Sociológicas “¿cuál es a su juicio el principal problema que existe actualmente en España?”  la referencia a “los problemas políticos en general” pasaban al primer lugar por encima del paro y la crisis económica, con un crecimiento continuo y significativo desde antes del verano: 12% en mayo y junio, 13% en julio, 16% en septiembre y 19% en este mes de octubre. Esta tendencia es más acusada aún entre los votantes de Vox. Un 28% de ellos coloca en lo más alto del ranking “los problemas políticos” a mucha distancia de la crisis económica y el paro, con sólo un 5% de menciones, pese a que como hemos visto anteriormente eran los más críticos con la situación económica del país.

Un voto por tanto de cabreo, pero sustentado en una visión de España y del mundo significativamente diferente, no ya del conjunto de españoles, sino de los votantes de su socio natural. Estos resultados apuntan precisamente a esa derivada, Vox ha trabajado con éxito la diferenciación con el Partido Popular en estas y otras banderas, como inmigración, violencia de género o modelo europeo, lo que puede estar sujetando su voto en un momento de fuerte debilidad como el actual, en el que hasta el 20% de sus votantes afirman que optarían por Feijóo. 

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Vox tiene grandes dilemas que resolver encima de la mesa al haberse quedado a medio camino en la estrategia que ya siguiera Le Pen con las clases populares y al mismo tiempo haber perdido fuelle en los barrios metropolitanos de las grandes ciudades, a favor del PP. Su voto se sostiene porque la marca sigue fuerte en grupos de población amplios con intereses comunes como fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, agricultores, cazadores, aficionados a la tauromaquia y otros, pero antes o después deberá aclarar su camino para no entrar en una espiral de difícil solución. 

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Rafael Ruiz es consultor y analista de datos en asuntos públicos en Logoslab

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