Con la 'resaca' de las elecciones gallegas todavía presente, arranca la campaña de las elecciones vascas. Se trata de unos comicios que llegan en un momento delicado para el espacio a la izquierda del PSOE tras el resultado del 18F, donde tanto Sumar, el proyecto encabezado por Yolanda Díaz, como Podemos, el partido dirigido por Ione Belarra, se quedaron fuera del Parlamento de Galicia. Al igual que ocurrió entonces, ambas formaciones se vuelven a presentar por separado en el País Vasco —pese a que se estuvo negociando durante meses una candidatura de unidad— y ambas corren el riesgo de no entrar según los sondeos. A favor de ambas formaciones juega que el umbral está en el 3% —y no en el 5% como en el caso gallego—pero, al igual que hace mes y medio, hay una formación de izquierdas soberanista en la ecuación —entonces el BNG y ahora EH Bildu— que se encuentra en claro ascenso, hasta el punto de disputarle al PNV la victoria.
Similitudes con Galicia: una izquierda soberanista fuerte, riesgo de no entrar según los sondeos y candidaturas por separado
El próximo 21 de abril habrá dos candidaturas que representen al espacio de la izquierda alternativa, además de la de EH Bildu. Una conformada por Sumar Mugimendua, Ezker Anitza-IU y Equo encabezada por la activista Alba García Martín, cuyo perfil es prácticamente desconocido para la población, ya que hasta ahora se había mantenido en un segundo plano como coordinadora de acción institucional, de campañas electorales y de programa electoral en Podemos. Y otra liderada por Miren Gorrotxategi, que sí cuenta con un grado de conocimiento más amplio ya que fue cabeza de lista en 2020 y diputada estos últimos años, en representación de Elkarrekin Podemos junto con Alianza Verde. La media de los sondeos otorgan a Podemos entre 0 y 1 escaños y a Sumar entre 0 y 2.
El hecho de que parte de los electores de Unidas Podemos opte ahora por EH Bildu es una de las preocupaciones que sobrevuela en el espacio. Según el sondeo de 40dB publicado esta semana apunta a que la izquierda abertzale se podría llevar el 15% de los votos que en 2020 optaron por Gorrotxategi. Desde la dirección de Sumar consideran que el "voto útil" hacia otras formaciones del espectro progresista no operará de la misma manera en la que lo hizo, a su juicio, en Galicia con el BNG cuando la candidatura de Marta Lois fue perdiendo fuelle a medida que avanzaba la campaña ya que "caló" la idea en el electorado de que tenía muy difícil entrar y votarla implicaba "desperdiciar el voto". En ese sentido recalcan que García sí que tiene posibilidades de hacerse un hueco pese a la fortaleza de EH Bildu porque hay una parte del electorado que "nunca" votaría a la izquierda abertzale por su pasado y consideran que no hay una "pulsión" de cambio en Euskadi que sí estaba presente en Galicia, lo que "les perjudicó". Sin embargo, otras voces de Sumar no son tan optimistas y señalan que se están repitiendo "los mismos errores" que en la campaña gallega, a los que se suma que García es "menos conocida que Marta" y el relato del "voto decisivo" no tiene la fuerza que tenía en Galicia.
En el caso de Elkarrekin Podemos están incidiendo de manera más clara que Sumar en las diferencias con la izquierda abertzale. Así, los morados recalcan que hace años que EH Bildu ha sufrido un proceso de "podemización" al aparcar el eje nacionalista y potenciar su agenda social —como se ha puesto de manifiesto en el Congreso— pero subrayan sus desencuentros en materias como el ecologismo o la educación, además de la cuestión territorial. Otro de los mensajes que Gorrotxategi está potenciando para dejar claras sus discrepancias es que su candidato, Pello Otxandiano, ha hablado "abiertamente" de gobernar junto al PNV en diversas entrevistas. Sin embargo, fuentes de la formación de Ione Belarra no esconden que Bildu es el "partido de moda" como en su momento lo fue Elkarrekin, especialmente entre los más jóvenes. En ese sentido creen que toca "capear el temporal" pese a la difícil campaña y las encuestas a la contra.
Ambos partidos difieren en si pasará factura o no ir por separado. Desde la coalición que dirige la vicepresidenta Yolanda Díaz achacan el mal resultado de Galicia a otros motivos ajenos a la falta de entendimiento con Podemos —como, por ejemplo, a la escasa implantación territorial— y subrayan que, aunque ambas candidaturas se hubieran presentado juntas, el resultado final no hubiera variado. Sin embargo, en el caso de Euskadi es distinto ya que ambas se sitúan en torno al 3% por lo que, en caso de concurrir en una misma candidatura, lo más probable es que hubieran superado de forma holgada esa barrera. En Elkarrekin Podemos sí están incidiendo en esa falta de unidad como uno de los elementos de la campaña, situando la responsabilidad en Sumar, que admitió que no se daban "las condiciones de confianza" necesarias para llegar a un acuerdo.
Diferencias con Galicia: un umbral de entrada más bajo, un proyecto más asentado y más tiempo para preparase
Ambas organizaciones destacan el hecho de que la barrera electoral esté situada en un 3% como un factor que les beneficia porque les da más margen para conseguir representación —aunque asumen que se quedarán lejos del 8% que obtuvo Elkarrekin en 2020, cuando consiguió 6 escaños—. La clave está en sobrepasar ese porcentaje en alguna de las tres provincias vascas, aunque a nivel general no se llegue a ese total. Es lo que le pasó a Vox en en los últimos comicios autonómicos, cuando obtuvo un diputado por Araba aunque únicamente obtuvo el 1,9% de los votos. En Euskadi el método de elección difiere de los sistemas empleados en otras autonomías, que incluyen el criterio de población además del de representación territorial. En este caso cada provincia reparte 25 diputados, lo que la convierte en la ley electoral menos proporcional de toda España.
Ver másLa batalla por Euskadi: el PNV busca activar su electorado para deshacer el empate con EH Bildu
Otra de las fortalezas de las que presume Gorrotxategi es su grado de conocimiento y de valoración entre los electores, ya que llegó a ser la diputada mejor valorada del Parlamento vasco en las encuestas. Sin embargo, en la última que realizó el Centro de Investigaciones Sociológicas quedó por detrás de los candidatos de PNV, Bildu y PSE, pero por delante de Alba García. fuentes moradas destacan que cuentan con una estructura territorial mucho más asentada en Euskadi que en Galicia y una marca que, pese a la difícil situación de Podemos a nivel nacional, "funciona". El caso de Sumar es el opuesto, ya que García no es apenas conocida y el proyecto de Díaz no ha logrado asentarse. Sin embargo, desde la organización subrayan que la implantación a nivel municipal de Esker Anitza, la federación vasca de IU, les mucho mayor que en el caso gallego y las fuentes consultadas creen que jugará a su favor.
Otras fuentes de Sumar, sin embargo, ponen de manifiesto que el de su candidata es un perfil demasiado desconocido para el público y admiten que hay un "descontento generalizado" dentro del partido de Díaz sobre cómo se está planificando la campaña, especialmente por las consecuencias que pueda tener para las catalanas y, sobre todo, las europeas, si finalmente no se consigue representación. Uno de los precedentes que juega en su contra es el hecho de que el 23J, la coalición de Sumar en la que también estaba integrada Podemos solo obtuvo un diputado por Vizcaya, frente a los dos que obtuvo Unidas Podemos en 2019.
Por último y, a diferencia de lo que ocurrió con el adelanto gallego, en esta ocasión ambas organizaciones han tenido tiempo para prepararse, ya que estas elecciones estaban previstas en el calendario —aún sin conocer la fecha exacta— tiempo atrás. Ambas organizaciones reconocen que han podido planificar mejor estos comicios, aunque lo cierto es que no son unas elecciones deseadas por ninguno de ellos. Los de Díaz esperan tomar impulso en las catalanas y sitúan las europeas como prioridad, mientras que los de Belarra llevan muchos meses preparando su candidatura a Bruselas con la exministra Irene Montero como candidata. Estas son unas elecciones "de transición" que, pese al difícil contexto, llegan en un momento en el que al menos Sumar ya se ha constituido como partido mientras que para Podemos la situación es más compleja, después de llegar a ser tercera fuerza en las autonómicas vascas en 2016 con 333.700 votos. Sus luchas internas, con cuatro secretarios generales generaron la imagen de falta de estabilidad de la que no se han recuperado.
Con la 'resaca' de las elecciones gallegas todavía presente, arranca la campaña de las elecciones vascas. Se trata de unos comicios que llegan en un momento delicado para el espacio a la izquierda del PSOE tras el resultado del 18F, donde tanto Sumar, el proyecto encabezado por Yolanda Díaz, como Podemos, el partido dirigido por Ione Belarra, se quedaron fuera del Parlamento de Galicia. Al igual que ocurrió entonces, ambas formaciones se vuelven a presentar por separado en el País Vasco —pese a que se estuvo negociando durante meses una candidatura de unidad— y ambas corren el riesgo de no entrar según los sondeos. A favor de ambas formaciones juega que el umbral está en el 3% —y no en el 5% como en el caso gallego—pero, al igual que hace mes y medio, hay una formación de izquierdas soberanista en la ecuación —entonces el BNG y ahora EH Bildu— que se encuentra en claro ascenso, hasta el punto de disputarle al PNV la victoria.