El testimonio desplegado este miércoles por el presidente del Gobierno ante el tribunal de Gürtel durante dos horas menos nueve minutos dejó tras sí un mensaje de apariencia granítica –"jamás me he ocupado de asuntos económicos"– pero resquebrajado en puntos cruciales del relato. Las fisuras se hicieron especialmente evidentes en sus explicaciones sobre el porqué de su drástica orden de ruptura con el grupo de empresas de Francisco Correa en 2004, la ausencia de denuncia y el mantenimiento de la relación comercial pese a las instrucciones que, según el presidente, transmitió el PP a todas las organizaciones regionales y de las que, confirmó por la noche el partido, no queda rastro escrito. Rajoy también resbaló en su versión sobre el significado exacto de los célebres SMS de apoyo que envió a Luis Bárcenas en 2012 cuando el extesorero ya estaba imputado en el caso: de hecho, aduce que su célebre mensaje de texto al hoy extesorero cuando ya estaba imputado – "Luis, hacemos lo que podemos"– no tiene "ningún significado" y que podría haber empleado "otra frase cualquiera"
Fue el abogado de Luis Bárcenas, cuya estrategia de defensa es hoy radicalmente opuesta a la que en 2013 le llevó a confirmar y dar detalles sobre la contabilidad B por él mismo manuscrita, el que torpedeó el interrogatorio de las acusaciones con continuas protestas por las preguntas sobre la supuesta financiación ilegal y el pago de sobresueldos. El presidente de la sala permitió la mayor parte de las preguntas planteadas sobre ese apartado pero frenó, en seco o sobre la marcha, algunas de las más afiladas. Y no solo en ese campo. Por ejemplo, las relativas a por qué la trama siguió trabajando para el PP después de 2004 –"lo desconozco absolutamente", respondió Rajoy cuando el abogado de los socialistas valencianos le expuso que las empresas Gürtel habían seguido proveyendo al PP de servicios– otra sobre si cuando Bárcenas dijo que en su cuenta suiza había dinero de "inversores" se refería al PP –no tenía "ni la más remota idea" de la cuenta suiza– o una tercera sobre si el líder conservador prestó ayuda al extesorero con los jueces, los fiscales o la Policía. "Esa es una pregunta impertinente –zanjó el magistrado Ángel Hurtado– porque lleva una carga incriminatoria importante".
El presidente hizo un auténtico leit motiv de la derivación de responsabilidades hacia los "servicios económicos" del partido –a cuyo frente estaban el octogenario Álvaro Lapuerta, exonerado de culpa por demencia sobrevenida– y Luis Bárcenas, ausente en esta sesión como el resto de los 37 acusados salvo uno. Ni Rajoy se ocupaba ni sabía nada relativo a las finanzas del partido ni "jamás" conoció la existencia de una caja B ni cobró un solo euro en sobresueldos en negro ni podía vigilar lo que sucedía "en los 8.000 ayuntamientos" del país.
La línea argumental de Rajoy, aquella que le llevó a remarcar una y otra vez que su ocupación es la política estatal y no la contabilidad ni los percances que puedan registrarse a pequeña escala –esgrimió tres veces que no puede saber lo que ocurre en los 8.000 ayuntamientos del país– le llevó a remarcar, por ejemplo, que cuando a finales de 2004 Lapuerta le informó en presencia de Esperanza Aguirre de que se preparaba el que los investigadores del caso consideran el mayor pelotazo urbanístico de la trama, en el municipio madrileño de Arganda del Rey, así como otro conflicto con el precio de venta de otro suelo en Majadahonda lo que hizo fue "encargar" a la entonces presidenta de Madrid que averiguase qué sucedía y tomase cartas en el asunto. "La reunión fue clara: Hay un problema con estos Ayuntamientos y le dije a Esperanza Aguirre: ocúpate de esto". Rajoy negó que se le hubiera informado de que en alguna de las empresas involucradas en la operación de Arganda participase uno de los nombres propios del momento: Ignacio González, entonces vicepresidente de Madrid y ahora encarcelado por la Operación Lezo.
1. Rajoy no aclara en qué consistía la "utilización" del nombre del PP que hacía Correa
En sus dos horas menos nueve minutos de declaración nadie consiguió que Rajoy aclarase qué significa exactamente que el grupo de Correa hubiera estado "utilizando" el nombre del PP ni que precisara por qué ordenó prescindir de sus servicios si no había "ninguna prueba" de ilegalidad ni sabía siquiera en qué municipios se había producido esa actuación. Es más, el presidente aseguró que dieron instrucciones a todos los territorios para que el partido no volviera a trabajar con esas empresas. Pero ni recibió respuesta de las direcciones regionales ni supo que en realidad Correa había seguido trabajando en Madrid y Valencia. "No tuve conocimiento porque no me preocupo de esos temas", respondió en un momento del interrogatorio.
Ángel Galindo, abogado defensor de José Luis Peñas, el acusado cuyas grabaciones secretas dieron munición a la Fiscalía para desarticular la red corrupta, le preguntó al testigo si había llegado a encargar algún dictamen jurídico al partido para confirmar o descartar que la actuación de esas empresas. Rajoy no respondió a ello. Galindo intentó que Rajoy confirmase aun de manera implícita que supo que "la trama iba por los ayuntamientos usando nombre partido "para conseguir contratos públicos". Pero el presidente reaccionó con rapidez: "Como he explicado antes el tesorero no me habló de ninguna trama sino de que había unos proveedores que estaban usando el nombre del PP, ¿pero es algo legal, ilegal, tienes algún tipo de prueba? [le pregunté] y él me dijo que no pero que no le gustaba".
Una vez que Benítez de Lugo le preguntó si era cierto que fue él quien dio la orden de cortar con Correa, Rajoy asintió, dató ese momento a mediados de 2004 y amplió así su respuesta: "El tesorero [Álvaro Lapuerta] me dijo que algunos proveedores del partido estaban utilizando el nombre del PP en Ayuntamientos de Madrid, le pregunté si había algo que él considerara que no se ajustaba a derecho, me dijo que pruebas no tenía pero que no le gustaban". Preguntó a Lapuerta qué proponía en consecuencia, el tesorero sostuvo que debían "dejar de trabajar con esos proveedores" y así mandó Rajoy que se hiciera.
En el segundo turno de preguntas, las formuladas por el letrado de los socialistas valencianos, Virgilio Latorre, las cosas se le complicaron a Rajoy. El letrado preguntó si Rajoy sabe cómo supo el tesorero que esas empresas estaban utilizando el nombre del PP. "Supongo que alguna gente se lo habría dicho", respondió con vaguedad. Luego negó conocer a Joaquín Molpeceres, el empresario que, según Bárcenas, dio la voz de alerta contra Correa. El abogado Latorre intentó apretar pero el presidente de la sala intervino. "Si no lo sabe es bastante", dijo.
Latorre prosiguió en su intento y le pidió al testigo si podía concretar qué era la "utilización indebida del nombre" del partido. Rajoy no aportó detalles. No había "ninguna prueba" de que su actuación fuese contraria a la ley pero por lo que le habían dicho "no me gustaba". "No se le vuelve a concretar y punto". ¿Y en qué municipios ocurrió aquello", insistió el letrado. "No me acuerdo". Y aquí llegó uno de los momentos clave, cuando el abogado expuso que, sin embargo, Correa había seguido trabajando para el partido: "Lo desconozco absolutamente porque cuando yo doy esa instrucción son los servicios económicos que creo que remitieron a todas las organizaciones regionales un documento diciendo que no se contratara con este grupo, yo lógicamente no voy a hacer el seguimiento, tiene usted que entender que es muy difícil porque hay 8.000 municipios en toda España".
2. Y qué significa "Luis, hacemos lo que podemos"?
Fue Wilfredo Jurado, el abogado que representa a un grupo de concejales socialistas madrileños en el proceso, quien puso en dificultades a Rajoy al abordar los célebres SMS que envió a Luis Bárcenas en 2012, cuando la situación procesal del extesorero comenzaba de nuevo a complicarse tras un primer sobreseimiento que luego revocó la Audiencia Nacional.
"Meses antes de que se conocieran las cuentas suizas de Bárcenas –espetó Jurado a Rajoy– usted envió el SMS que decía "Luis, no es fácil pero hacemos lo que podemos". ¿Qué estaban ustedes haciendo?" Rajoy contestó alegando que "estábamos en otro contexto temporal", que tiene "la costumbre de responder a los mensajes de la gente" y, sobre todo, esto: "Podía haber utilizado esa frase u otra frase cualquiera. No tiene ningún significado". "¿Significa que no estaban haciendo nadaq?", repreguntó el abogado. "Significa lo que significa hacemos lo que podemos. Significa que no hicimos nada que pudiera perjudicar ningún proceso".
Jurado leyó un segundo SMS, el más célebre d etodos: "Luis, lo entiendo, sé fuerte". Y disparó un nuevo interrogante: "¿Qué es lo que entendió?" Rajoy respondió ahora del siguiente modo: "Lo he dicho en numerosas ocasiones, uno manda muchos mensajes pero como he señado antes no dice absolutamente nada, hasta el punto de que no lo llamé [a Bárcenas]". ¿Ni directa ni indirectamente a través de otra persona?" "No", respondió el presidente.
También el abogado defensor de Peñas hurgó en la herida de los SMS y de una información vinculada del mismo diario, El Mundo, sobre el supuesto encargo que Rajoy habría hecho al exdirigente del PP Alfredo Prada para que hiciera "gestiones" destinadas a "apartar a las fiscales del caso". "Absolutamente falso", proclamó tajante Rajoy segundos antes de que el presidente de la sala impidiera al letrado Ángel Galindo seguir por ese camino La pregunta, dijo el juez Ángel Hurtado, es impertinente "porque lleva una carga incriminatoria importante". Galindo intentó que Rajoy explicar si había pedido una rectificación a El Mundo. Hurtado no lo consintió: "Las noticias de prensa se ventilan en la prensa". Capítulo cerrado.
3. ¿Y por qué aparecería su nombre en esos papeles si Bárcenas no albergaba enemistad hacia Rajoy?
Crecido a medida que avanzaba el interrogatorio de José Mariano Benítez de Lugo, de la asociación Adade, la que logró su citación como testigo y que fue el encargado de abrir el interrogatorio, Rajoy trastabilló en esa ronda inicial una vez que el letrado le preguntó si en el año 2000, fecha en que su nombre aparece por primera vez en la contabilidad paralela como perceptor de supuestos sobresueldos opacos, Luis Bárcenas albergaba algún tipo de enemistad hacia él que explicase el porqué de esas anotaciones. "Yo no tenía ningún tipo de enemistad que yo sepa", respondió. ¿Por qué aparecería entonces su nombre dentro de esos papeles?", repreguntó Benítez de Lugo. Rajoy no tuvo que contestar. "Pregunta no pertinente", zanjó el presidente del tribunal, Ángel Hurtado. El jefe del Ejecutivo negó con énfasis, dureza y reiteración haber cobrado un solo euro en negro. Y si Bárcenas declaró que durante 20 años había llevado una contabilidad paralela, lo que ahora él mismo denomina anotaciones extracontables, Rajoy tampoco tiene ni idea de ello: "Jamás me he ocupado de nada de contabilidad"
Para entonces, el presidente había repetido ya en "numerosas ocasiones", como él mismo dijo luego, que "jamás" se ocupó de asuntos económicos. Que jamás supo, por tanto, nada de a quiénes contrataba el partido. Lo suyo siempre ha sido y es hacer política, no manejar el dinero de la organización. Cuando esa idea ya se había afianzado en una sala con muchos más periodistas, abogados y público que acusados –solo se sentó en el banquillo en exalcalde de Majadahonda, Guillermo Ortega, por "respeto" al segundo testigo del día, Pío García Escudero, citado a instancias suyas–, Benítez de Lugo asestó el golpe. "En marzo de 2009, usted dijo en una entrevista a Juan Ramón Lucas en Radio Nacional esto sobre Correa: "Ni un solo euro [han dado] al PP y lo digo con absoluto conocimiento de causa". ¿Por qué tenía absoluto conocimiento de causa?", inquirió el letrado. Y Rajoy buscó esquivar la contradicción así: "No controlaba pero [Correa] era proveedor. Era una respuesta de puro sentido común". "¿No por conocimento de causa?", repreguntó. "Por puro sentido común como era perfectamente entendible".
Antes de eso, Rajoy había ido sintiéndose progresivamente cómodo a medida que veía cómo la primera parte del interrogatorio se movía dentro del temario que, a tenor de sus respuestas, había preparado con tesón. Cuando su tocayo de Adade recordó que Bárcenas había declarado ante el juez Pablo Ruz, uno de los instructores del caso Gürtel, que quienes recibían los sobresueldos eran el presidente del partido, los secretarios generales y los vicesecretarios y el presidente de la sala hubiera declarado imprertinente la pregunta porque no roza sino que se sumerge de cabeza en la pieza de los papeles de Bárcenas, el letrado de la acusación hizo un segundo intento: ¿recibían sobres esas mismas personas? "No parece un razonamiento muy brillante", contestó Rajoy. Los 16 integrantes del público rieron. Y Rajoy se esponjó en el insólito chaflán –entre los abogados defensores y el tribunal– donde se había sentado a las 10.06 de la mañana.
Benítez de Lugo no tiró la toalla. Rememoró cómo Francisco Correa declaró al inicio de la vista oral, en octubre, que cobraba de empresarios y se lanzó de nuevo en tromba: "¿Nunca le comentó ningún empresario que había entregado dinero para el partido?" "Jamás", proclamó rotundo Rajoy antes de calzar su respuesta con un estrambote: "No sé si ha equivocado de testigo". Benítez de Lugo protestó por eso último y el presidente de la sala reconvino al presidente: "No quiero observaciones tampoco. Pero no se le puede advertir antes de que la haga". El público rio de nuevo. Rajoy se relajó.
4. ¿Y cómo sabe que el PP pagó su viaje familiar a Canarias en 2004?
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Rajoy se cuidó de no utilizar términos que pudieran traducirse luego en paralelismos entre su declaración y la de la infanta Cristina en el caso Nóos. Pero en algunas preguntas se curó en salud. La primera y más ilustrativa, la que transcurridos 37 minutos desde el inicio de su comparecencia le formuló el abogado Benítez de Lugo sobre el viaje a Canarias que tras las elecciones de marzo de 2004, que desalojaron al PP de Moncloa en beneficio del socialista Zapatero, hizo en compañía de su familia.
¿Quién pagó ese viaje?, preguntó el letrado de Adade. “Lo pagó mi partido hasta donde yo sepa”, respondió Rajoy. El letrado le reprochó que hubiera dado una réplica a la gallega. Y Rajoy, que a esas alturas esperaba ya salir por completo airoso de una visita a la Audiencia que había comenzado esquivando, vía garaje, el batallón exterior de cámaras, se permitió un primer gesto de socarronería: “La contestación tiene que ser gallega porque no podría ser riojana”.
Más tarde, ya en el turno del letrado de los socialistas madrileños, el presidente topó de nuevo con el viaje a Canarias. Y esta vez no hubo ironía. Porque Wilfredo Jurado utilizó aquel paréntesis de descanso como palanca para subrayar las contradicciones del presidente sobre su proclamada ignorancia total en materia de contabilidad y finanzas. “¿Cómo sabe que pagó el PP aquel viaje a Canarias, ha visto las facturas?” No, respondió el testigo antes de subrayar que nunca comprueba ninguna factura de los viajes del partido. Pero ese, contraatacó el abogado, era “un viaje particular, no del partido ni de ningún acto”. ¿Cómo sabe que lo pagó el PP?, insistió. El presidente de la sala intervino entonces: “Ya está respondida la pregunta”.
El testimonio desplegado este miércoles por el presidente del Gobierno ante el tribunal de Gürtel durante dos horas menos nueve minutos dejó tras sí un mensaje de apariencia granítica –"jamás me he ocupado de asuntos económicos"– pero resquebrajado en puntos cruciales del relato. Las fisuras se hicieron especialmente evidentes en sus explicaciones sobre el porqué de su drástica orden de ruptura con el grupo de empresas de Francisco Correa en 2004, la ausencia de denuncia y el mantenimiento de la relación comercial pese a las instrucciones que, según el presidente, transmitió el PP a todas las organizaciones regionales y de las que, confirmó por la noche el partido, no queda rastro escrito. Rajoy también resbaló en su versión sobre el significado exacto de los célebres SMS de apoyo que envió a Luis Bárcenas en 2012 cuando el extesorero ya estaba imputado en el caso: de hecho, aduce que su célebre mensaje de texto al hoy extesorero cuando ya estaba imputado – "Luis, hacemos lo que podemos"– no tiene "ningún significado" y que podría haber empleado "otra frase cualquiera"