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La nueva legislatura

Feijóo cita en Galicia a los barones del PP para cerrar filas ante una investidura abocada al fracaso

Feijóo conversa con Ayuso en presencia de Mañueco, Rueda y Moreno en la última edición del acto de apertura de curso político del PP en el municipio pontevedrés de Cotobade.

Feijóo tendrá el protagonismo que busca para hacer valer que, aunque se tratase de una victoria pírrica, fue él quien ganó las elecciones del 23J. El primer paso para escenificar ese triunfo, por más que contradiga la aritmética del Congreso, donde todo apunta a que el PP tiene muy difícil quebrar el muro de 178 votos en contra de la candidatura de Feijóo que levantaron los electores en las urnas, lo dará el candidato conservador este domingo en el Castillo de Soutomaior, en el municipio pontevedrés del mismo nombre.

Allí, aprovechando la reunión anual de militantes con la que el PP gallego da inicio al curso político, Feijóo ha citado a sus barones para representar un cierre de filas después de semanas de dudas tras el fiasco electoral y el revolcón sufrido en la sesión constitutiva del Congreso, donde la derecha fue incapaz de articular una mayoría que le permitiese controlar la mesa de la Cámara.

La cita devuelve al PP al escenario en el que los conservadores, cuando Mariano Rajoy era su líder, pusieron fin al verano durante nueve años, entre 2007 y 2015, hasta que la Diputación de Pontevedra, propietaria del castillo, cayó en manos de la izquierda —PSOE y BNG— y les negó el permiso para la celebración aprobando un reglamento de uso que excluía los actos políticos. Así que el regreso a Soutomaior, después de ocho años, tendrá también un sentido de reivindicación del buen resultado obtenido por el PP el 28M, que entre otras cosas les devolvió el control de la corporación provincial y, en última instancia, la utilización del castillo.

Cada vez más

Hace un año, en la Carballeira de San Xusto (Cerdedo-Cotobade), el lugar a 20 kilómetros de Pontevedra que durante ocho años sirvió de escenario alternativo al acto del PP, a Feijóo le arroparon cinco barones, los únicos que tenía por aquellas fechas: Isabel Díaz Ayuso (Madrid), Juanma Moreno (Andalucía), Fernando López Miras (Murcia), Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León) y su sucesor en Galicia, Alfonso Rueda. 

Este domingo serán más, porque a la lista se han sumado Gonzalo Capellán (La Rioja) y, gracias a Vox, Carlos Mazón (Comunitat Valenciana), Marga Prohens (Illes Balears), María Guardiola (Extremadura) y Jorge Azcón (Aragón), cuya presencia, sin embargo, no será suficiente para ocultar la ausencia de la presidenta madrileña, cabeza visible de la derecha radical del PP y única amenaza seria al liderazgo de Feijóo.

La excusa de Ayuso —no vuelve de vacaciones hasta ese día— recuerda a la que utilizó para limitar su presencia en la convención nacional que organizó Pablo Casado en València en 2021 justo cuando las relaciones entre ambos se empezaron a deteriorar. Por entonces, Casado intentaba frenar el asalto de la presidenta al PP madrileño abriendo un pulso que, como se sabe, acabó, apenas cuatro meses después, muy mal para él.

Fidelidad condicional

Ayuso se mantiene, de momento, fiel a Feijóo. Las voces que, como ella misma reconoció, le piden que dé un paso al frente, después de la decepción que supuso el resultado de las elecciones del 23 de julio, en las que logró ser el partido más votado, pero se quedó muy lejos de un resultado que le permita recuperar la Moncloa, aun con el apoyo de Vox, tienen que esperar. 

El consenso general en la cúpula conservadora es que, mientras no se despejen las incertidumbres que pesan sobre la legislatura, en particular si Pedro Sánchez será capaz de armar una mayoría para ser investido de nuevo presidente, Feijóo tiene la responsabilidad de seguir liderando el partido. Especialmente si el próximo 29 de noviembre, la fecha límite legal, nadie ha conseguido ser elegido y se convocan nueva selecciones para el 14 de enero.

Lo que pasará en el PP, tanto si Sánchez consigue ser investido presidente como si Feijóo no logra mejorar sus resultados en una eventual repetición electoral, es pura especulación. En Génova apuestan por que el actual líder del partido se quede como jefe de la oposición, al menos durante un tiempo, esperando que la legislatura sea inestable y corta. Algunos dirigentes opinan, en cambio, que Feijóo, acostumbrado a gobernar, no asumirá el desgaste de afrontar cuatro difíciles años en la oposición con Vox como único compañero de viaje y acabará dando paso a otro liderazgo. Si Sánchez repite en la Moncloa, el sector más derechizado del partido, tanto si el actual presidente se echa a un lado como si no, empujará para que Ayuso se haga cargo del PP, convencido de que ella triunfará allí donde Feijóo ha fracasado y será capaz de atraer a los votantes de Vox y reunificar el espacio político del centroderecha, roto desde 2019.

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Ayuso, cuyo nombre corearon los seguidores del PP en la noche electoral, haciendo callar a Feijóo en el andamio al que se había asomado en la calle Génova, es la única baronesa que, al menos hasta ahora, se ha atrevido a discutir en público el discurso de la victoria electoral. Desde el minuto uno asumió que el resultado logrado en las urnas era insuficiente para gobernar y consideró inevitable la reelección de Pedro Sánchez.

La relación con Vox

La cita en Soutomaior llega, además, con un cierre en falso de la crisis de relación con Vox, que el propio Feijóo situó el martes en términos de “normalidad democrática” para asegurarse el respaldo de sus 33 diputados en la votación de investidura, pero que el PP sigue sin resolver. La calculada ambigüedad exhibida antes de las elecciones no consiguió acabar con la influencia de los de Santiago Abascal, que siguen siendo la tercera fuerza en el Congreso. Y las diferencias de criterio entre unas comunidades y otras no están ayudando: el presidente andaluz, Juanma Moreno, propone un desmarque claro; Ayuso, en cambio, apuesta por una colaboración abierta que atraiga a los votantes de Vox. En Baleares el PP gobierna con un pacto de legislatura; en la Comunitat Valenciana, Aragón y Extremadura, además de Castilla y León, con un pacto de gobierno. 

Víctima de este dilema sin resolver es el actual presidente murciano, Fernando López Miras, que se niega a dar entrada a los ultras en su gobierno. Si PP y Vox mantienen el pulso y ninguno de los dos cede antes del 7 de septiembre, la repetición electoral será inevitable y la controversia entre Feijóo y Abascal volverá con toda su crudeza.

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