Él mismo dijo que no tiene ya "mando en plaza". Pero para no tenerlo, Felipe González envió un recado a todo su partido. Y no uno intrascendente ni uno que podía pasar inadvertido: pidió al PSOE que apoye a Pedro Sánchez. Porque él, que no lo votó en las primarias del año pasado, confesó, le va a respaldar en "todo lo que pueda". Porque es su "secretario general". Una recomendación que exigió no perder de vista, ya que esa es la "cultura de partido". Ovación de la grada, de los suyos.
El expresidente del Gobierno llevaba meses sin participar en un acto del PSOE. Desde octubre de 2014, cuando la dirección federal conmemoró los 40 años del congreso de Suresnes, aquel en el que se hizo con el liderazgo de los socialistas. Entonces las relaciones con Sánchez dejaban bastante que desear, por las heridas que dejó en la vieja guardia la caída fulminante de aquellos que hicieron uso de las tarjetas black. Y por aquel entonces también el trato con el otro expresidente, José Luis Rodríguez Zapatero, era fluido. La foto de este domingo, ante unos 3.500 asistentes –según cifras oficiales–, no sólo era distinta, era la inversa.
Sánchez eligió a González para que oficiara de protagonista de la clausura de la Conferencia Municipal del PSOE, con el argumento de que se habían cumplido 36 años de las primeras elecciones locales desde el fin de la dictadura. Y lo fue. Cumplió con su papel. El expresidente hizo entrada triunfal con el secretario general –y con los candidatos a la Comunidad y al Ayuntamiento de Madrid, Ángel Gabilondo y Antonio Miguel Carmona–, habló, dio ánimo a su partido porque no está "en mayores dificultades" que las que padecía en aquel 1979, prestó su apoyo explícito y rotundo a Sánchez y sacudió con displicencia a Podemos, aventurando un cúmulo de males si llegasen al Gobierno. Hasta lo comparó con lo que ocurrió con la II República. Y al final, le dedicó a Sánchez un "ponte las pilas".
Zapatero, que apostaba en principio por Eduardo Madina y luego prestó su respaldo al diputado madrileño, ya está muy distanciado de él. Este domingo sólo asistió como mero espectador a la convención socialista. Como convidado de piedra. No intervinoNo intervino. Y no tuvo entrada de honores: ingresó en el plenario del pabellón 2 de Ifema de la capital con el número dos, César Luena, y con otros miembros de la ejecutiva. Entre ambos, Zapatero y Sánchez, se podía percibir esa frialdad. Las cámaras no podían ocultar esa quiebra entre los dos dirigentes, ni tampoco el gesto serio y en ocasiones de brazos cruzados del exjefe del Ejecutivo.
José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez, durante la clausura de la Conferencia Municipal del PSOE, este 12 de abril | ÁLEX BELTRÁN / PSM
González coló su elogio a Sánchez en la parte final de su discurso, cuando no había tocado ninguna tecla interna. De pronto, subrayó que hablaba "mucho" con él. Y lo soltó: "En primarias no le voté a él, pero estoy a su disposición, es mi secretario general y a él voy a apoyar en todo lo que pueda. Es lo que pido como cultura de partido". Fue el momento estelar de la jornada. Lo más aplaudido. Correspondido, además, con el plenario puesto en pie. González acababa de tomar partido en la futura carrera de las primarias, una competición ahora enmudecida por las elecciones del 24-M. Pero era la señal definitiva, después de que, antes de las andaluzas, afirmase en una entrevista en El País que Susana Díaz se quedaría en Andalucía pasara lo que pasara. La baronesa no estaba presente, como tampoco la exministra Carme Chacón, otra de las posibles rivales de Sánchez.
El expresidente, indirectamente, lanzaba una amonestación a Zapatero, ya que sí ha trascendido su ruptura con el secretario general, pese a haberle empujado (como Díaz) en el congreso del verano pasado. Sánchez, durante su discurso, no recogió el guante de González, ni mentó las primarias, pero sus colaboradores más cercanos se mostraban exultantes ante los periodistas. Zapatero, preguntado por los medios a la salida del acto si apoyaba al secretario general, respondió lacónico: "Sí, claro, siempre". Su predecesor y sucesor en Ferraz, Joaquín Almunia y Alfredo Pérez Rubalcaba, no asistieron, pese a haber sido invitados.
González dejó otros dos mensajes en clave interna: instó a sus compañeros a "levantar el ánimo" porque no están peor que en 1979, y arengó a Sánchez. "Si hay una respuesta, será socialdemócrata. Así que ponte las pilas y mucho ánimo", remató.
Defiende a los opositores venezolanos porque es "demócrata"
Pero los severos toques de atención a Podemos, aunque no lo citara, fueron lo más jugoso de su intervención. Más aún cuando el secretario general ha adoptado la estrategia de ignorar a la formación de Pablo Iglesias y a la de Albert Rivera, Ciudadanos. Cargó contra la "moda de la psicopolítica", que es prometer "lo que la gente querría oír". Pidió tener "cuidado" con los que piden el fin del régimen de 1978, como ha hecho el líder del partido morado. "No es la primera vez que vivimos esa aventura en España. Esos que a veces caminan en la psicopolítica de la decepción, del ataque al régimen, eso hundió muy rápidamente a la II República". Cuando algunos intelectuales, recordó, cargaron contra el sistema diciendo aquello de "No es esto, no es esto".
"Y lo que llegó fue el chiquitito [Francisco Franco] y 40 años de dictadura", advirtió. González añadió que la "crisis de la democracia" se produce cuando llega "el Gobierno de los jueces". O sea, la "instrumentalización de la Justicia", a la que sucede la "politización de la Justicia". Hay que "fortalecer las instituciones", reconoció, pero la "mejor manera" es "no instrumentalizarlas".
El exjefe del Ejecutivo situó al PSOE en el término medio. Entre los "inmovilistas" del PP y los "liquidacionistas" de Podemos, a los que no citó. Entonces mandó el encargo a su partico: "Hay que hacer una política de reforma y regeneración seria y os corresponde a vosotros".
El otro ataque a los de Iglesias llegó por la referencia a Venezuela. Se defendió de los que le cuestionan por asumir la defensa a dos líderes conservadores de la oposición, Leopoldo López y Antonio Ledezma. Ha asumido su protección legal porque, ante todo, él es "demócrata". "Me importa más la libertad del que no piensa como yo".
"Exceso de transfuguismo"
González recordó los años en los que los socialistas llegaron al Gobierno, cuando construyeron los pilares del Estado del bienestar. Ahora hay que "reconstruir" lo que se edificó en educación y sanidad, que está "deshaciendo" el Gobierno de la derecha, y también "hacer proyectos nuevos y definir el futuro". Hace falta "recomponer fallas en el edificio de la cohesión que hicimos nosotros, en educación y sanidad, pero hacerlomirando al siglo XXI".
El expresidente reivindicó la utilidad de la política como un servicio a los ciudadanos y cargó contra los "mercenarios" –ahí lo contrapuso con Ángel Gabilondo: "No es un mercenario, no pide nada a cambio"– y los tránsfugas. Recordó que hace 20 años había un "gran lío porque había un exceso de transfuguismo", mientras que ahora "se ha vuelto a sacralizar".
Hubo asimismo mensajes contra el optimismo del Ejecutivo de Mariano Rajoy. Aunque hay "signos" de mejora en la economía, los gobernantes y los "aplaudidores del Ibex 35" presumen "en exceso". Y aunque España esté "saliendo de la crisis", gracias al contexto internacional, el país se está volviendo "un poco más provinciano". "Es uno de los efectos del nacionalismo galopante, que suele ser egoísta y excluyente", reflexionó.
González dio la palabra a Sánchez, que recorrió pasajes de otros discursos [lee su intervención aquí en PDF]. La novedad radicaba en el tiempo político: a poco más de 40 días de unas elecciones cruciales para el partido. A todos sus compañeros, y a muchos de los candidatos locales que tenía allí delante, el secretario general les pidió que hagan una "campaña limpia, próxima, austera, rigurosa, y sobre todo sin descalificaciones y con propuestas". "Sin insultos", "comprometida socialmente", centrándose en los verdaderos "enemigos", que son el "paro, la pobreza y la desigualdad". Si siguen su consejo, lograrán ganar los próximos comicios y "gobernar para la mayoría". Ese, Gobernar para la mayoría, es precisamente el lema de precampaña del PSOE, y la idea central de su spot, dirigido por el cineasta Santiago Zannou (Alacrán enamorado, El truco del manco o el último anuncio de la Lotería de Navidad). Un vídeo en que los socialistas reivindican las conquistas logradas bajo sus mandatos.
Y si unos –el PP– harán bandera de la "economía" y otros –Podemos y Ciudadanos– de la "regeneración", el PSOE, dijo, puede ofrecer ambas cosas, porque ambos son pilares básicos para esa recuperación justa que promete el partido, y para ello está asentado en "tierra firme", porque tiene "ideas, valores, proyectos y equipos renovados" y "ganas de renovar España".
Sánchez presumió de la renovación y paridad de las candidaturas del PSOE –el 83% de sus números uno son nuevos, se han implantado por primera vez listas cremallera–, de su juventud –la media de edad es de 41 años– y de su capilaridad, ya que el partido estará presente en el 95% de los municipios del país este 24-M. Los ayuntamientos, recordó, son "oportunidades" para gobernar para la mayoría, para garantizar los servicios públicos y una recuperación justa y abrir los "cauces de la participación democrática". Son los exponentes, como las comunidades autónomas, del "cambio seguro" que requiere el país y que, como siempre repite, puede proporcionar el PSOE.
Contra los "seres humanos normales" de Rajoy
Contestando a Rajoy, que ayer sábado pidió a sus candidatos que se centren en las cosas que quieren "los seres humanos normales", le llamó "presidente excluyente". Pero esa es su "filosofía de hacer política", no le "importa el sufrimiento de la gente". Justo lo contrario han de ser los alcaldables: el PSOE necesita primeros ediles y concejales que "empaticen con el sufrimiento de la gente".
A los candidatos les dijo que deben explicar a sus electores no sólo por qué hay que apostar por el PSOE –"Para que el futuro de los chavales no dependa de la cuenta corriente de sus padres"–, sino sobre todo "para quién": para los jóvenes que han tenido que emigrar, para los parados mayores o de larga duración, o para las mujeres. Además, Sánchez citó la importancia del "concurso" de los municipios y de las comunidades para sacar adelante las reformas que necesita España: la educativa, la energética, la fiscal, la laboral y la constitucional.
González y Sánchez, durante la clausura de la Conferencia Municipal, este 12 de abril | EFE
Sánchez citó mucho a González en su discurso, mucho a Gabilondo, bastante menos a Carmona y poco a Zapatero, a quien le reconoció la reforma de RTVE o la puesta en pie de la "España de las libertades". El exministro y candidato a la Presidencia de la Comunidad fue quien primero habló en la clausura. Enhebró una intervención menos pasional, y muy centrada en lo municipal: "Aunque sea preciso ser buen gestor para ser un buen edil, un municipio no es sólo una gestoría". "No defenderemos una recuperación que suponga que hay peor salud, peor educación y que se agrede la dignidad de las personas", subrayó. Gabilondo, en línea con Sánchez, sostuvo que su obligación es hacer "propuestas solventes y realistas", porque si no es así... "más vale que apaguemos la luz y nos callemos", terminó.
Por la Conferencia Municipal desfiló mucho candidato pero menos barones. No la de mayor peso, Susana Díaz, pero tampoco el valenciano Ximo Puig o el extremeño Guillermo Fernández Vara. Sí asistieron los secretarios generales de Castilla y León (Luis Tudanca), Castilla-La Mancha (Emiliano García-Page), Murcia (Rafael González Tovar), Galicia (José Ramón Gómez Besteiro) y el presidente de la gestora madrileña, Rafael Simancas. Pero este domingo era el día de Felipe. De él y de su espaldarazo a Sánchez. Y para tomarse "muy en serio" aquello de que los expresidentes son como "jarrones chinos en apartamentos pequeños" dio muestras de saber cómo hacerse valer, sobre todo para un secretario general que recibió su bendición como agua de mayo. Porque Felipe, a sus 73 años, no suele decir nada a humo de pajas.
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Él mismo dijo que no tiene ya "mando en plaza". Pero para no tenerlo, Felipe González envió un recado a todo su partido. Y no uno intrascendente ni uno que podía pasar inadvertido: pidió al PSOE que apoye a Pedro Sánchez. Porque él, que no lo votó en las primarias del año pasado, confesó, le va a respaldar en "todo lo que pueda". Porque es su "secretario general". Una recomendación que exigió no perder de vista, ya que esa es la "cultura de partido". Ovación de la grada, de los suyos.