Las familias de banqueros Botín y González encuentran otro filón en el negocio de los fondos de inversión

Felipe Morenés Botín-Sanz de Sautuola, en una imagen de archivo.

El Banco Santander cosechó en los nueve primeros meses del año un beneficio de 8.143 millones de euros. Es la mejor cifra de su historia en los primeros tres trimestres. En las crónicas, la palabra "récord" se entremezcla estos días con el recordatorio de un anhelo bien conocido de Emilio Botín, el que fuera presidente de la entidad desde 1986 hasta su fallecimiento en 2014, a su vez hijo del anterior presidente de la entidad, otro Emilio Botín. Ese anhelo era alcanzar los 10.000 millones de euros de ganancias en un año, cifra que el banco va camino de superar en 2023. No es el tipo de deseo que pueda cumplir cualquier hijo de vecino. Pero sí, aunque póstumamente, Emilio Botín, que si pudiera hoy ver por un instante cómo van las cosas no sólo sonreiría ante el volumen de las cifras del imperio Santander, con orígenes a mediados del siglo XIX, sino también ante el éxito cosechado en el siglo XXI por sus herederos.

Y se trata –esto es clave– de un éxito que no se limita al Santander.

Los Botín son hoy un ejemplo de la pujanza de los grandes apellidos en el sector de las nuevas finanzas, las gestoras de activos y los fondos de inversión, realidad sobre la que infoLibre pone el foco a partir de este mismo artículo dentro de su serie sobre los popes de la economía financiarizada. No es un mensaje que refuerce la fe en las reglas equitativas de la supuesta meritocracia, en realidad un concepto/mito con tanto calado en la mentalidad popular como falta de respaldo empírico.

El capitalismo español deja un mensaje claro: no hay nada que genere más dinero que tener dinero. Porque ahí, en el mundo de los fondos, del capital riesgo y los private equity, en todo ese espacio en el que el discurso idealista indicaba que la visión y el olfato y la ambición debían tener la capacidad para compensar una desventajosa posición de partida en cuanto a patrimonio y contactos, también se hacen fuertes y extienden su dominio los apellidos de la aristocracia financiera, empezando por dos emblemáticos.

¿Cuáles? Botín y González.

"La clase superior tradicional no ha quedado rota con los fondos de inversión, sino que se ha reorganizado para gestionar ella misma la revolución financiera", señala el profesor de Economía en la Universidad Complutense Andrés Villena, especialista en redes de poder en España. A su juicio, la internacionalización ilimitada de las finanzas podía constituir, a priori, una amenaza para la primacía de los grandes apellidos financieros españoles, pero la realidad está demostrando una significativa capacidad de estos para perpetuar sus posiciones de ventaja. "La estructura es bastante clara: hay nuevos vehículos de inversión, pero los apellidos son los mismos de siempre. La clase dominante sigue ahí para captar las nuevas oportunidades", expone.

Ana Botín y Suala

Ana Botín-Sanz de Sautuola y O'Shea (1960), hija de Emilio Botín y de la marquesa Paloma O'Shea, es sobre todo y ante todo la presidenta ejecutiva del Santander, cargo por el cual percibió 11,7 millones de euros en 2022, según la información comunicada por el banco a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Es además la imagen de la entidad, por delante incluso de su rojo corporativo. La propiedad del Santander está atomizada hasta el punto de que hay sólo un accionista por encima del 5% de los derechos de voto, Blackrock. No obstante, quizás es Ana Botín –y no Larry Fink, el presidente de la megestora estadounidense– el primer rostro que a uno se le venga a cabeza al oír "el Santander".

A pesar de esta identificación, Ana Botín no se dedica en exclusiva al banco. Además de diversos cargos dentro del grupo –en Open Bank, Universia y otras empresas–, es consejera de The Coca-Cola Company. Y ha protagonizado diversos empeños más, al margen del gigantesco transatlántico bancario cuya presidencia heredó de su padre, que a su vez la heredó del suyo. Uno de sus más destacadas iniciativas fue la creación en 2000 del fondo Suala Capital Partners, que llegó a gestionar más de 200 millones de euros y que, como veremos ahora, ha marcado camino en la familia.

Centrado en operaciones de capital riesgo, entre sus principales operaciones estuvo la adquisición y posterior venta de la compañía francesa de envases Mivisa, logrando para sus inversores 178 millones de euros de beneficio tras haber invertido 39, según publicó Cinco Días. No todas las operaciones fueron tan bien. La suspensión de pagos de Paconsa, empresa de transporte refrigerado en la que había entrado Suala, fue un revés para el fondo montado por Botín, que vendió su participación en 2005.

Felipe Morenés y Stoneshield

Felipe Morenés Botín (1986) es hijo, nieto y biznieto de presidentes del Santander y está casado con Julia Puig, heredera de la saga empresarial de perfumes, moda y belleza Puig. El mayor de los tres hijos de Ana Botín y Guillermo Morenés, que parece decidido a hacer de los fondos su camino, tiene una carrera enteramente ligada a las finanzas. De la misma manera que su madre se fogueó como veinteañera trabajando en JP Morgan, él empezó en la megagestora de activos Lone Star, donde entabló relación con el argentino Juan Pepa. Ambos fundaron en 2018 Stoneshield, que Morenés define como "mezcla de real estate, private equity e, incluso, venture capital", es decir, de empresa del sector inmobiliario e inversora que emplea distintas fórmulaspara entrar en el capital de las sociedades.

Morenés y su socio invierten en múltiples sectores, no están especializados sólo en uno. En 2021 infoLibre publicó que Stoneshield, con una estructura con cuatro sociedades en Luxemburgo para minimizar el pago de impuestos, controlaba el segundo grupo más grande en España de residencias de estudiantes, Micampus. Pero el alojamiento de universitarios es sólo una de las áreas en las que opera. También lo hace en vivienda, innovación tecnológica o logística. En el terreno del ladrillo, Stoneshield elevó en agosto al 25% su participación en la promotora Neinor Homes, surgida en 2015 de la compra por parte de Lone Star de la promotora de Kutxabank. Neinor, que presume de activos de un valor superior a los 1.800 millones de euros, tiene a Morenés en su consejo de administración.

Stoneshield, cuya aspiración es "ser un grupo a nivel europeo", se nutre de fondos de inversores de Norteamérica, Medio Oriente y Europa. Los beneficios de las operaciones, si los hay, se reparten entre los inversores y los gestores. En su información corporativa, la compañía no muestra el pedigrí familiar de Morenés. Lo que sí hace es presumir de contactos. Así lo hace en un texto en la web, enteramente en inglés: "Utilizamos nuestra amplia red de contactos ["network", es la palabra en inglés] y nuestras exclusivas asociaciones estratégicas ["unique strategic partnerships"] para crear un valor excepcional en sectores con desequilibrios entre la oferta y la demanda".

Javier Botín y JB Capital Markets

Llegamos a Javier Botín (1973), hijo de Emilio, hermano de Ana, tío de Felipe. Además de consejero del banco y presidente de la Fundación Emilio Botín, en cuyo patronato coincide con sus cinco hermanos, es presidente ejecutivo de JB Capital Markets, compañía que fundó en 2008. ¿Qué promete la compañía? "Acceso privilegiado a una amplia base de inversores" y detección de "oportunidades de inversión basadas en un profundo conocimiento de los mercados españoles". Es frecuente que la prensa salmón se refiera a la empresa como una "boutique de inversión".

El nombre de JB está ligado a la lucrativa operación con Vitaldent, que la compañía de Botín compró y vendió con unas plusvalías de en torno a 200 millones de euros. "Vitaldent saca una gran sonrisa a Javier Botín", tituló en 2019 El País una crónica de balance de la exitosa operación especulativa, un golpe encima de la mesa de JB, que se reivindicó como gallito dentro del mercado de las finanzas españolas.

No todo han sido éxitos en la carrera como inversor de Botín hijo. Antes de JB Capital Markets, cofundó en 2000 M&B Capital Advisers. La M es de Morenés, su cuñado, el marido de su hermana Ana, Guillermo Morenés. Y la B del propio Botín. La asociación salió perjudicada cuando las operaciones realizadas por la compañía con el dinero de sus clientes se vieron afectadas por la estafa del inversionista bursátil, asesor de inversiones y financiero Bernie Madoff. Las inversiones de la compañía relacionadas con Madoff rondaron los 150 millones de euros, según publicó la prensa tras el estallido del caso en 2008.

Ricardo Gómez-Acebo, inversor

Ricardo Gómez-Acebo Botín, hijo de Paloma Botín –otra hija de Emilio–, y por lo tanto sobrino de Ana y Javier, también tiene tarjeta de visita de "inversor" y así se presenta en Linkedin. Su padre, Ricardo Gómez-Acebo, es primo de Simoneta Gómez-Acebo, hija de la difunta infanta Pilar. En el currículo de Ricardo Gómez-Acebo Botín figura el paso como socio por los fondos de capital riesgo Longrass (2015-2018) y Curve Capital (2017-2018). Antes de todo ello, entre 2012 y 2015 Gómez-Acebo Botín trabajó en la multinacional financiera Morgan Stanley.

Ni el Santander, ni JB Capital Markets, ni Stoneshield, ni Neinor, ni Overactive Media, la compañía a través de la cual infoLibre trató de contactar con Ricardo Gómez-Acebo, respondieron a las cuestiones planteadas para este artículo.

Beatriz González y Seaya

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Beatriz González, hija del expresidente del BBVA Francisco González, es fundadora (2011) y socia directiva de Seaya, una gestora con más de 300 millones bajo administración que controla tres fondos: Seaya Ventures, Seaya Andrómeda y Seaya Cathay Latam, con base en México y formada en colaboración con Cathay Innovation, una gestora internacional, para empresas en América Latina. La lista de empresas participadas por los fondos de Seaya abarca nombres tan sobresalientes como Glovo, Cabify, Wallbox o Filmin. Antes de montar Seaya, González fue analista en Morgan Stanley y trabajó en dos compañías de inversión, Darby Overseas y Excel Partners, antes de que Telefónica la fichara en 2008 para su área de inversiones.

González lleva más de una década dando que hablar en el agitado mundillo startup. "Que se mencione su vinculación familiar suele gustarle entre poco y nada", arrancaba El Confidencial una crónica sobre su ascendente carrera en 2016. Es una constante: los hijos de grandes nombres propios de la empresa española no quieren que se destaque su linaje. Pero, a pesar de la exitosa carrera de González, es difícil ignorar quién es su padre, Francisco González, que fue presidente de Argentaria entre 1996 y 1999, durante su privatización, y del BBVA después, hasta 2018, con una gestión investgada por el caso Villarejo.

Seaya no respondió a las preguntas de infoLibre.

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