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Los forenses identifican genéticamente los restos de cuatro represaliados en Cuelgamuros

Entrada de acceso a la basílica del Valle de Cuelgamuros.

Los trabajos de exhumación en Cuelgamuros empiezan a dar sus primeros frutos. El equipo de expertos que trabaja sobre el terreno ha logrado ya identificar antropológicamente los restos de una docena de personas y, a nivel genético, los de cuatro de ellas, cuyo ADN coincide con el de los descendientes que los estaban buscando, según ha adelantado elDiario.es y ha podido confirmar infoLibre.

Los restos identificados se corresponden con los de Valérico Canales, Emilio Caro, Flora Labajos y Román González. Todos ellos forman parte del grupo denominado Los siete de Pajares de Adaja, asesinados por una cuadrilla de falangistas y cuyos restos se encontraban en la caja con el número 198, ubicada en la planta cero de la capilla del Santo Sepulcro, en la que se han iniciado las labores de búsqueda.

"Estoy plenamente lleno y satisfecho por haber llegado hasta el final, algo que no se hubiese logrado sin el gran equipo técnico que está trabajando y la voluntad política. Es cierto que es una sensación agridulce, después de tanto tiempo, pero yo creo que es más dulce que agria", celebra a sus noventa años al otro lado del teléfono Fausto Canales, hijo de Valérico Canales, jornalero asesinado en 1936.

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Desde mediados de junio, un equipo de quince expertos de todas las disciplinas trabaja en la capilla del Santo Sepulcro, ubicada a la derecha del altar junto al que yacían hasta hace poco los restos del dictador Francisco Franco y del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera. Distribuida en cinco pisos, esta capilla es la que aglutina más restos mortales de la considerada mayor fosa común de la dictadura. En total, según los datos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, hay algo más de 18.000 víctimas distribuidas en casi siete millares de columbarios. En algunos casos esas cajas son individuales. En otros, colectivas.

Una vez superado ese primer nivel, los trabajos continuarán en los otros cuatro, de abajo a arriba, para buscar los restos de otras 59 personas más. Es el caso de José Antonio Marco Viedma, tío abuelo de Silvia Navarro, un industrial simpatizante de Izquierda Republicana que fue asesinado extrajudicialmente en el verano de 1936 en la tapia del cementerio municipal de Calatayud. También de los hermanos José y Antonio Cansado Lamata, los hermanos Lapeña y Rafael Abril, a quien su hija Mercedes trata de llevar de vuelta a casa con noventa años. O de Aquilino Baragaño, un minero vinculado a la CNT que murió durante la Guerra Civil y cuyos restos fueron llevados a Cuelgamuros en 1959.

El próximo lunes, según ha podido saber este diario, las familias del más de un centenar de personas que están siendo buscadas en Cuelgamuros se reunirán en Moncloa con los técnicos y, con toda probabilidad, representantes del Gobierno para recibir información sobre la evolución de los trabajos. Unas exhumaciones que los colectivos ultras consiguieron mantener paralizadas por la vía judicial durante un año. Y que ahora, con todos los obstáculos superados, comienzan a dar las primeras alegrías.

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