Elecciones 20-D
El Gobierno cree que no se pueden disolver las Cortes antes de agotar el plazo de dos meses para buscar presidente
Una vez que el próximo día 13 de enero se configuren los órganos de Gobierno del Congreso y el Senado, arranca el proceso para la investidura del presidente del Gobierno. Así lo establece el artículo 99 de la Constitución Española cuando señala que "el rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno". No hay un plazo legal establecido para que esto ocurra, pero la costumbre indica que suele tener lugar unos quince o veinte días después de la constitución de las Cámaras. Para lo que sí hay plazo es para lograr la investidura del futuro jefe del Ejecutivo. Dos meses, según el mismo artículo contados a partir de la primera votación. ¿Puede acortarse este plazo si llega un momento en el que en los grupos se ponen de acuerdo en que va a ser imposible proponer un candidato que concite los apoyos de la mayoría de los diputados? Fuentes del Gobierno consultadas por infoLibre consideran que no recurriendo a la "literalidad del artículo". Pero esta opinión no es unánime.
"Si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del presidente del Congreso", puede leerse en el apartado quinto del artículo 99 de la Carta Magna. Pero nada más. Ninguno de los apartados anteriores del artículo ni ningún otro artículo de la Constitución hace ninguna precisión respecto a un escenario en el que existiese consenso entre los grupos respecto a que no es necesario agotar ese plazo. Es decir, un escenario abocado de forma irremediable hacia una nueva convocatoria electoral. "Hay una laguna en la legislación", comparten las fuentes consultadas por este diario.
Esta "laguna", unida al hecho de que no hay precedentes de un contexto tan complejo como el actual, hace que las interpretaciones del artículo 99 no sean las mismas en el Gobierno, en el Parlamento y en las fuentes del PP consultadas. Así, contrariamente a lo sostenido desde el Ejecutivo, fuentes parlamentarias sostienen que, sin disponer a día de hoy de estudios jurídicos al respecto, sería de "sentido común" que si "todos los grupos parlamentarios" coinciden en trasladar al rey que no van a salir las cuentas para investir presidente a ningún diputado, éste podría no tener que esperar a los dos meses para, con el refrendo del presidente del Congreso, convocar nuevas elecciones.
"Máxima excepcionalidad"
Otras fuentes de la dirección del PP, sin embargo, comparten la tesis del Ejecutivo de la "literalidad" del artículo 99 y destacan que forma parte del "juego parlamentario" agotar los plazos para que los grupos debatan y busquen candidatos alternativos. "Salvo una situación de máxima excepcionalidad que indicara que lo mejor es convocar elecciones" no se imaginan a Felipe VI recortando esos dos meses que marca la Constitución Española.
A día de hoy, en el entorno de Mariano Rajoy están confiados en que, a medida que vayan pasando las semanas, el Partido Socialista irá suavizando su postura respecto a no permitir su investidura ni la de cualquier otro candidato del Partido Popular. Consideran que la presión de los barones y la negativa, ya por escrito en forma de resolución, a sentarse a hablar con Podemos mientras Pablo Iglesias siga manteniendo como línea roja la convocatoria de un referéndum en Cataluña, obligarán a Pedro Sánchez a ir modulando su discurso hasta, como mínimo, garantizar la abstención de los diputados del Grupo Parlamentario Socialista. Esto hace pensar a un sector de los conservadores que no va a sobrar mucho tiempo de esos dos meses. "Ahora no barajamos más escenario que el de que Rajoy salga investido presidente del Gobierno. Pero, salvo que esto dé un giro que ahora parece complicado pasará una primera, una segunda, una tercera...[votación]", considera un miembro del Comité Ejecutivo Nacional del PP.
¿Dos votaciones perdidas?
En su calidad de candidato más votado, Rajoy tiene garantizado ser el primer candidato a la investidura en la fecha que se acuerde a partir del 13 de enero. Pero es consciente de que, salvo sorpresas, saldrá del hemiciclo del Congreso como entrará: como presidente en funciones. En esta primera votación necesitará la mayoría absoluta de la Cámara (176 diputados), muy lejos de los 123 escaños que obtuvo el pasado 20 diciembre.
El siguiente paso se dará dos días después: "De no alcanzarse dicha mayoría, se someterá la misma propuesta a nueva votación cuarenta y ocho horas después de la anterior, y la confianza se entenderá otorgada si obtuviere la mayoría simple". Y pese a que el listón se rebaja, a día de hoy el PP cree que para entonces es "complicado" que todas las conversaciones con el resto de grupos parlamentarios hayan avanzado en la dirección de que Rajoy disponga de los apoyos necesarios.
Además de las negociaciones abiertas con Ciudadanos y el PSOE –las primeras con más éxito que las segundas–, Rajoy se ha fijado en el Partido Nacionalista Vasco (PNV), que obtuvo seis escaños en las generales. Este mismo martes el propio presidente en funciones admitió que había mantenido una conversación con el lehendakari Iñigo Urkullu.
El PP y las nuevas elecciones
El presidente en funciones no dio una sola pista de por dónde había ido el mensaje que le trasladó. No obstante, fuentes del Ejecutivo precisan que había sido "una primera toma de contacto". "Ha ido todo bien. Estamos razonablemente contentos. Hay que seguir avanzando", añaden las mismas fuentes.
Tanto desde el PP como desde el Gobierno señalan con insistencia que la opción de unas nuevas elecciones es la "última". No obstante, están convencidos de que no serían ellos los peor parados, sino el PSOE. "Algo de voto del PSOE iría a parar a Podemos y algo de voto de Ciudadanos iría a parar a nosotros", considera un diputado electo.
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En todo caso, para el PP la celebración de nuevos comicios supondría la apertura de un debate interno sobre la idoneidad de Mariano Rajoy como candidato. Por mucho que él mismo diera un paso al frente este martes asegurando que querría ser él. Y que cuenta con el respaldo de su partido.
Antes de llegar a este escenario, podría darse la circunstancia de que los partidos pusiesen como condición al PP, a cambio del apoyo, que Rajoy no fuese en candidato. Éste intenta ahuyentar el debate. Pero hay sectores del PP que consideran que no sería muy descabellado que se pusiese sobre la mesa. La pelota quedaría, pues, en el tejado de los conservadores.
El PP parece estar dispuesto a escuchar todo tipo de propuestas que acabasen con Rajoy de nuevo en la Moncloa. Pero esquiva, de momento, todo lo que suponga apartar a su presidente.