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González transmitió a Sánchez su irritación por el trato a Chaves y le organizó una cena de desagravio

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Ibon Uría

El expresidente del Gobierno Felipe González está molesto por la decisión de Pedro Sánchez de "abandonar" al expresidente de la Junta de Andalucía y del PSOE Manuel Chaves tras su imputación en el caso de los ERE fraudulentos de Andalucía. Ese malestar, compartido también por otro ex secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, fue en aumento tras una conversación telefónica entre Sánchez y Chaves, días antes de que éste renunciara a su escaño en el Congreso de los Diputados, una decisión anunciada el 25 de junio.

Tanto González como Rubalcaba transmitieron su malestar a Pedro Sánchez y le hicieron saber que no compartían su forma de actuar en este asunto, según indicaron a infoLibre fuentes de la dirección del PSOE. El entorno de Rubalcaba, consultado por este periódico, se limitó a decir que no quería realizar "comentario alguno".

En la citada llamada, el expresidente Chaves pidió a Sánchez "cuatro o cinco días más" antes de abandonar la Cámara baja. Lo hizo, según fuentes conocedoras de la conversación, para plantear una nueva acción judicial aún en calidad de diputado. Pero el secretario general del PSOE se negó a conceder ese plazo extra. La tensión entre ambos se elevó hasta que Sánchez zanjó la conversación y dijo a Chaves que "en el PSOE de Pedro Sánchez" no caben los "implicados en casos de corrupción". Esa frase dejó anímicamente tocado al expresidente andaluz. Se sintió "humillado", y así se lo hizo saber a Felipe González.

Al igual que Chaves, el exconsejero de Presidencia de la Junta de Andalucía Gaspar Zarrías, imputado por un supuesto delito de prevaricación administrativa ante el Supremo, dimitió después de ser señalado por el Alto Tribunal y empujado por la actual dirección del PSOE. En los días previos a su renuncia, considerada un error por dirigentes históricos del partido, tanto él como el propio Chaves manifestaron sentirse agraviados por el hecho de que "ni siquiera" Antonio Hernando, jefe del Grupo Socialista en el Congreso, los recibiera. 

Así las cosas, dirigentes de la vieja guardia socialista decidieron promover un encuentro de apoyo a Chaves, una cena a modo de acto de reparación, a la que asistiría Felipe González. De la intendencia se encargaron la ahora eurodiputada Elena Valenciano y el también parlamentario europeo y exministro Ramón Jáuregui. La cita tuvo lugar en Madrid a finales de julio, en un resturante situado en las inmediaciones del Congreso de los Diputados.

Un gesto de apoyo

En torno a la mesa se sentaron Felipe González, Alfredo Pérez Rubalcaba, Manuel Chaves y Gaspar Zarrías. También asistieron el ya mencionado Ramón Jáuregui; el exministro de Trabajo Valeriano Gómez; la diputada Isabel Pozuelo; y José Enrique Serrano, director de los gabinetes de los presidentes González y Zapatero.

Hubo un invitado más: Óscar López, actual portavoz del Grupo Socialista en el Senado tras su salida de la Secretaría de Organización del partido. Los dirigentes conocedores de los detalles del encuentro afirman que se le invitó para que, en caso de trascender la celebración de la reunión, no fuera interpretada como un gesto "realizado a espaldas de la actual dirección". Elena Valenciano finalmente se ausentó por estar de viaje en Haití, adonde acudió en calidad de jefa de la misión electoral de la Unión Europea, pero fue una de las promotoras del encuentro.

La idea que se defendió en esa reunión es que la dirección del PSOE ha permitido, con su mano dura hacia los dirigentes implicados en el caso de los ERE, que la opinión pública identifique a estas personas como "corruptos". Para los veteranos del partido esa equiparación es "una barbaridad", porque ni existe financiación ilegal de la formación ni estas personas se han enriquecido de forma ilegal. Ponerlos a la altura de Bárcena o Granados es, a sus ojos, "un auténtico disparate", apuntan fuentes preguntadas por este medio y que asistieron al encuentro.

De acuerdo con esa tesis, la implicación de los dirigentes andaluces en el fraude de los ERE se circunscribe a "la participación en la elaboración de una ley" que, a posteriori, se pudo emplear para la comisión de irregularidades. El malestar viene dado por el hecho de que la dirección del PSOE, en lugar de "defender a personas como Chaves o Zarrías, que llevan tres décadas dejándose trabajando para el partido, los dejó caer y los abandonó a su suerte".

El apoyo de Felipe a Juan Segovia en Madrid

Las discrepancias entre Felipe González y Pedro Sánchez no quedaron patentes sólo en este caso. También en Madrid, con motivo de las primerias del PSOE-M el pasado julio, se hizo evidente el disenso. En esa elección interna González apoyó al diputado autonómico Juan Segovia y no a Sara Hernández, la candidata Ferraz. Ella, y no Segovia, era la elegida por Pedro Sánchez, la preferida de la dirección. Y fue quien finalmente se alzó con la victoria, aunque por estrecho margen.

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Las fuentes consultadas por este periódico, sin embargo, sostienen que ambos desencuentros no son equiparables y tienen un origen distinto. Mientras que en lo que respecta a Chaves y Zarrías la tensión entre Felipe González y Pedro Sánchez es de fondo –el expresidente no comparte la forma de actuar del secretario general–, en la cuestión de las primerias madrileñas influyó el factor personal. Y fue, de hecho, la clave para que González se decantara por Segovia en detrimento de Hernández.

La figura decisiva en esa operación fue el candidato socialista a la Alcaldía de Majadahonda en las pasadas municipales, que renunció al cargo tras su derrota en las urnas: Borja Cabezón. Cabezón es una persona muy próxima tanto a Juan Segovia como a Gonzalo Miró. Y Miró, hijo de la fallecida cineasta y realizadora de televisión Pilar Miró, ha tenido en Felipe González una suerte de padrino durante años, y es público que ambos mantienen una muy buena relación. Es más, durante años, Cabezón ha sido una persona que ha estado protegida por González en el PSOE.

De acuerdo con las fuentes consultadas por infoLibre,Borja Cabezón intermedió para que González apoyara a Juan Segovia y el expresidente accedió. Segovia aseguró que se trataba de un aval "muy especial" para él y que recibir el apoyo de González le reconfortaba.

El expresidente del Gobierno Felipe González está molesto por la decisión de Pedro Sánchez de "abandonar" al expresidente de la Junta de Andalucía y del PSOE Manuel Chaves tras su imputación en el caso de los ERE fraudulentos de Andalucía. Ese malestar, compartido también por otro ex secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, fue en aumento tras una conversación telefónica entre Sánchez y Chaves, días antes de que éste renunciara a su escaño en el Congreso de los Diputados, una decisión anunciada el 25 de junio.

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