Los resultados de las elecciones generales del pasado 20 de diciembre, la gestión que Mariano Rajoy está haciendo en este periodo de Gobierno en funciones, su rechazo a someterse a un debate de investidura y la reacción a los escándalos de corrupción han provocado que un sector del Partido Popular lleve semanas reclamando que se debata internamente si el actual líder conservador es la persona mejor preparada en estos momentos para liderar las conversaciones de cara a una eventual investidura o para volver a representar al PP si hay nuevas elecciones. Pero también hay otro sector, más minoritario, que considera que hay principios y valores originales del partido que se han perdido y que es el momento de sentar las bases para la creación de una nueva formación política ubicada ideológicamente más a la derecha.
En este contexto, una de las preguntas más inmediatas que pueden plantearse es la de si hay espacio para un partido con una ideología más conservadora que el de Rajoy. Una cuestión que, de hecho, parece estar calando en dirigentes y exdirigentes del PP según avanzó recientemente el diario El Mundo en una información que apuntaba a que "el ala derecha del PP medita formar su propio partido político". El exportavoz del PP en el Parlamento Europeo y expresidente de PP vasco Jaime Mayor Oreja podría estar detrás de esta operación.
La respuesta que se obtiene a esta pregunta en el entorno del presidente del Gobierno en funciones es que no. "El PP, a lo largo de toda su historia, ha demostrado ser la fuerza aglutinadora de todos aquellos que se sienten identificados con el centroderecha y no hemos cambiado. Ahí seguimos. Y ahí seguimos siendo, además, la fuerza más votada a nivel nacional", señala un miembro del Comité Ejecutivo Nacional.
En todas las conversaciones mantenidas por este diario con dirigentes del PP para sondear la posible acogida de un partido salido de sus mismas siglas sale a relucir el caso de Vox como ejemplo de que una nueva formación no tendría gran respaldo ni a la hora de crear estructuras ni a la de cosechar apoyos electorales.
El partido de Ortega Lara y Abascal
Vox nació en enero de 2014 asumiendo en su ideario y sus principios mucho del argumentario del ala dura del PP, como el rechazo al aborto y mayor dureza en materia de política antiterrorista. No en vano, dos de los promotores de esta formación que concurrió a las elecciones europeas habían tenido vinculación con el partido de Mariano Rajoy y decidieron dar un portazo por diferentes desencuentros. El primero en irse fue el exfuncionario de prisiones y víctima de la banda terrorista ETA José Antonio Ortega Lara. Lo hizo en 2008, en plena etapa precongresual del PP y después de que la expresidenta del PP vasco, María San Gil, decidiera abandonar su cargo por una polémica relacionada con la elaboración de las ponencias del citado cónclave.
Para los conservadores, que se arrogan la defensa de las víctimas del terrorismo, Ortega Lara siempre ha sido un referente moral.
Otro de los nombres es el de Santiago Abascal. Exdiputado del PP en el Parlamento vasco, decidió marcharse poco antes de fundar Vox del partido en el que llevaba militando más de una década desencantado por las actuaciones de Rajoy sobre todo en materia de política antiterrorista. Distanciado de la dirección del PP de Euskadi, previamente había encontrado refugio en diferentes organismos de la Comunidad de Madrid en la época en la que Aguirre era presidenta regional.
Un estreno poco lucido
El estreno del partido de Abascal en las europeas, a las que concurrió con el exdirigente del PP Alejo Vidal-Quadras, no fue bueno. Obtuvieron 244.929 votos, el 1,56% de los sufragios frente a los 4.074.363 (26,06%) que cosechó la lista encabezada por el hoy comisario europeo Miguel Arias Cañete.
En las generales del pasado diciembre tampoco les fue mejor. De hecho, fueron a peor. En una cita electoral a la que se le supone menor índice de abstención que a las europeas, Vox logró que 57.753 españoles depositasen su papeleta en las urnas, el 0,23% de los sufragios.
¿Quiénes son los críticos?
Además de las críticas realizadas desde el día posterior a las elecciones por el expresidente José María Aznar y las lanzadas en la última semana por exidirigentes como Alberto Garre y Jaime Ignacio del Burgo son pocos los cargos del partido liderado por Rajoy los que admiten en público que quizá sea mucho esperar al congreso nacional para renovar la presidencia y dar una vuelta a los equipos de dirección. Esto es lo que pretende el jefe de los conservadores: que cualquier debate de este tipo no se abra hasta que el nuevo Gobierno no se haya formado.
Según las fuentes consultadas hay una explicación al cierre de filas. Se trata de la posibilidad de que se repitan las elecciones. Ante este escenario, si nada cambia, volverá a ser Rajoy el máximo responsable de elaborar las listas al Congreso y al Senado y hay mucho miedo entre quienes tienen escaño de no volver a repetir.
Paralelamente a este goteo de críticas, la Red Floridablanca, un think tank en el que colaboran cargos y excargos del PP, lleva también un tiempo demandado un giro en el partido. Isabel Benjumea, su directora, desvincula a su organización de cualquier tipo de debate o movimiento encaminado a poner las bases para un nuevo partido. En Floridablanca, subraya, se aboga por que "no se rompa el centroderecha y por un congreso abierto". En definitiva: "Regeneración y renovación desde dentro".
Para explicar su posición, Benjumea recurre a la metáfora de que el PP "es la casa común del centroderecha". "Creemos que eso se ha perdido. Y si no se soluciona eso sí que puede dar lugar al surgimiento de nuevos partidos.
¿Han trasladado desde la Red Floridablanca estas inquietudes a la dirección nacional del PP?
Su directora responde que, a día de hoy, "formalmente" no mantienen contactos con miembro de la dirección nacional del PP, pero que "informalmente" sí hablan con muchos miembros del partido. En este sentido, recuerda que hace año y medio fueron invitados a participar en la escuela de verano que la formación conservadora celebró en Lloret de Mar.
Al PP le preocupa "cero"
Otra de las preguntas que se plantean es la de si a la actual dirección del PP le preocupa la posibilidad de que les pueda surgir un rival por la derecha con el visto bueno o la autoría intelectual de dirigentes o exdirigentes que ejerzan de referentes para determinados sectores de su electorado. La respuesta es que no. "La preocupación es cero", subraya un miembro de la dirección del partido. "No estamos en eso. Ni creemos que se dé el contexto para ello. Pero vamos, cada uno está en su derecho de tomar las decisiones que considere convenientes", añade.
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Los más críticos con la gestión de Rajoy, pero alejados de la idea de alumbrar un nuevo partido, señalan que sí sería ahora el momento más adecuado para ello. Pero dudan de que exista un sector en la sociedad tan identificado con los valores de los que hacen bandera. En este caso, vuelven a recuperar el argumento de Vox Voxcritican que el jefe de los conservadores no supiese manejar la situación cuando nació el partido de Abascal para haber evitado la "escisión". "No es que nos haya hecho mucho dato. Pero esos votos habrían sido para nosotros", señala un dirigente regional.
Más preocupa al PP "el daño" que les hizo Ciudadanos en las elecciones generales pese a que el resultado obtenido por la formación liderada por Albert Rivera fue bastante peor que el que le auguraban las encuestas. En los últimos meses, los conservadores se han movido en el difícil equilibrio de desacreditar a Ciudadanos mientras que, al mismo tiempo, eran conscientes de que sus votos les pueden ser muy útiles para dar estabilidad a un eventual Gobierno de Mariano Rajoy.
Si el 26 de junio tuviesen que celebrarse unas nuevas elecciones, el PP confía en que los "bandazos" que ha dado Ciudadanos provoquen un castigo por parte del electorado.
Los resultados de las elecciones generales del pasado 20 de diciembre, la gestión que Mariano Rajoy está haciendo en este periodo de Gobierno en funciones, su rechazo a someterse a un debate de investidura y la reacción a los escándalos de corrupción han provocado que un sector del Partido Popular lleve semanas reclamando que se debata internamente si el actual líder conservador es la persona mejor preparada en estos momentos para liderar las conversaciones de cara a una eventual investidura o para volver a representar al PP si hay nuevas elecciones. Pero también hay otro sector, más minoritario, que considera que hay principios y valores originales del partido que se han perdido y que es el momento de sentar las bases para la creación de una nueva formación política ubicada ideológicamente más a la derecha.