“Ifema se ha convertido ahora en el hospital milagro. Tanto es así que la paciente mayor que hemos tenido en este hospital de campaña tenía 103 años. Por eso se llama el hospital milagro, porque prácticamente todas las personas que han venido aquí han sanado, han curado para después pasar a hoteles medicalizados o irse a casa con los suyos”. Son palabras de Isabel Díaz Ayuso, pronunciadas el 1 de mayo, en el acto de clausura del hospital de campaña que se convirtió en un mitin con gente amontonada incumpliendo todas las recomendaciones sanitarias y los gobernantes repartiendo alegremente bocadillos de calamares.
Lo cierto es que el milagro de Ifema pasó de largo para quienes más lo necesitaban: las residencias de mayores. De los 472 geriátricos que estaban operativos en la Comunidad de Madrid durante la pandemia, en 470 no se realizó ni un solo traslado a Ifema. Los otros dos centros enviaron en total 23 personas: 12 la residencia Monteverde, de Villaviciosa de Odón, y 11 la Sol Salud, de Collado Villalba. El hospital de campaña estuvo operativo seis semanas, entre el 21 de marzo y el 30 de abril.
Así consta en una respuesta facilitada por la Consejería de Sanidad a una solicitud de información pública planteada a través de Transparencia por un periodista de infoLibre. En su contestación especifica que estos datos fueron aportados por el Summa 112, el Servicio de Urgencias Médicas de Madrid, que es el encargado de gestionar las ambulancias.
Hay que destacar que en el geriátrico de Villaviciosa nadie se contagió con el coronavirus en marzo y abril, mientras que en el de Collado 22 residentes tuvieron covid-19.
Estos datos confirman que los mayores fueron excluidos de Ifema de forma aún más radical que del resto de hospitales de la Comunidad. El Gobierno de Ayuso aprobó el 18 de marzo un Protocolo que en la práctica impedía trasladar a los hospitales a buena parte de las personas que vivían en residencias, al establecer como criterios de exclusión padecer un determinado nivel de dependencia o de deterioro cognitivo. En los dos peores meses de la pandemia, marzo y abril, la aplicación de ese Protocolo se tradujo en que 7.291 personas fallecieron en los geriátricos sin ser trasladados a un hospital. Una cifra que equivale al 77% de todos los residentes fallecidos (9.470), por covid-19 o por cualquier otra causa, según desveló infoLibre la semana pasada.
Las cifras de Ifema plantean además una primera pregunta clave: ¿qué sentido tiene montar un “hospital milagro” y excluir justo al colectivo que está padeciendo de forma más brutal la pandemia? Es decir, a las personas que más necesitan ese “milagro”.
Los datos son abrumadores: Ifema atendió a 3.811 personas, según datos oficiales, así que los 23 residentes trasladados allí suponen el 0,6% del total. Pero resulta que en marzo y abril, de los 9.470 fallecidos que vivían en geriátricos de Madrid, 5.795 lo hicieron con coronavirus o con síntomas compatibles. Una cifra que representa un 43,5% de todos los decesos por esa causa en la región a fecha 30 de abril, último día que estuvo abierto el hospital de campaña. Así que no había ninguna duda de que eran los mayores quienes más necesitaban los cuidados hospitalarios.
Y si ampliamos el foco, comprobamos que en aquellos dos meses se contagiaron con la enfermedad 10.298 residentes. Así que la Comunidad de Madrid trasladó a Ifema exactamente al 0,22% de todos los mayores que padecieron el virus.
El “milagro” tuvo, por tanto, una explicación muy terrenal: se excluyó del hospital de campaña al colectivo con la mortalidad y la tasa de contagio más alta.
Y de esa forma, de los 3.811 pacientes atendidos en el hospital de campaña, sólo fallecieron 17.
Hay una segunda cuestión en torno al funcionamiento del Ifema que permanece sin aclarar: ¿por qué estuvo sólo seis semanas abierto un centro cuyos resultados consideraba tan excelentes el Gobierno de Madrid? La versión oficial es que, como el número de contagios se había reducido, ya no era necesario mantenerlo abierto puesto que era menor la presión sobre los hospitales de la región.
Pero esa versión requiere una importante matización en lo que respecta a los mayores de las residencias. En los nueve días anteriores al cierre –del 21 al 30 de abril, ambos inclusive–, perdieron la vida 960 personas que vivían en geriátricos de la Comunidad de Madrid. De ellos, 549 lo hicieron en la propia residencia sin ser trasladados previamente a un hospital. Esta cifra supone el 57,2% del total, lejos ya del 77% de media que se registró en el conjunto de marzo y abril, pero aún muy por encima de lo que era habitual antes de la pandemia. ¿El “hospital milagro” no podía ayudar a esos mayores que seguían falleciendo en las residencias de forma masiva?
El caso es que una paciente de 103 años fue atendida en Ifema y sobrevivió, así que Ayuso pudo explicar aquel 1 de mayo a la humanidad que estaba clausurando “el hospital milagro”.
“El asombro del mundo”
La humanidad no es una hipérbole. Al menos no, si se hace caso a la presidenta madrileña. “Este proyecto ha sorprendido al mundo. Numerosos países nos han llamado, se han interesado por el proyecto porque ha creado al final una tendencia, ha sido un símbolo de la lucha contra una pandemia como la que está teniendo el planeta. Y es un orgullo saber que se han interesado por esto tantos otros países”, proclamó en aquel acto de clausura.
La idea no era nueva. Dos días antes, ya se lo había adelantado a los grupos parlamentarios durante un debate en el pleno de la Asamblea de Madrid. “Señorías, ¡lo que ha ocurrido en Ifema sorprende al mundo! El jefe de expertos de covid-19 de la OMS visitó la instalación y la describió como extraordinaria, ¡como un milagro! No hay ningún hospital en el mundo que haya manejado 1.000 enfermos de Covid de manera simultánea, algunos de los cuales estaban graves. Y la mejor noticia: el número de altas ha sido superior a los 4.000 pacientes, que volvieron a casa o a hoteles entre aplausos, porque cada vez que uno de ellos recobraba la vida se iba con un aplauso. ¡Ese ha sido el maravilloso ambiente que se creó en el hospital de campaña!”.
En el acto de cierre del “hospital milagro”, Ayuso no se quiso quedar corta con las comparaciones: “Como el Dos de Mayo, como la Puerta de Alcalá o como El Escorial, Ifema es ya un símbolo más de la Comunidad”.
El Escorial e Ifema.
A los diputados no los sorprendió con imágenes tan potentes, pero merece la pena recordar el relato de Ayuso que consta en el diario de sesiones, aunque sea un poco extenso:
“El día 20 nace el hospital de campaña de Ifema. Todo cuanto rodea a este proyecto es impresionante y servirá para siempre de ejemplo de lo que somos capaces de hacer los españoles… El esfuerzo logístico y de coordinación de Ifema pasará, sin duda, a la historia, ¡no existen precedentes; en pocas horas convertimos una feria de muestras en el hospital más grande de España! Todos colaboramos, mientras algunos grupúsculos a izquierda y derecha de mi Gobierno no dudaron en intentar denigrar este grandísimo esfuerzo […] Así se construyó un macrohospital de 1.350 camas, con 16 de cuidados intensivos, con 1.000 profesionales sanitarios, también con servicio de lavandería, de limpieza y de catering, en el que han llegado a ingresar más de 4.000 pacientes, de los cuales ha habido 17 fallecidos. Gracias a ello aliviamos la presión en los hospitales y pudimos salvar más vidas. Ifema salvó a los hospitales al principio y ahora, asumiendo el grueso de los pacientes de coronavirus y, además, les permitirá poco a poco volver a la normalidad”.
Ifema “salvó a los hospitales”, según Ayuso, que sin embargo no aclaró las razones por las que su Gobierno aplicó entonces un Protocolo que excluía el traslado a los hospitales de buena parte de los residentes. Ese Protocolo se aprobó el 18 de marzo, justo cuando se decidió montar el hospital de campaña.
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Las palabras de la presidenta madrileña no convencieron a la oposición. “¡Ifema no ha maravillado al mundo, señora Ayuso! ¡Ifema habrá maravillado a sus directores de comunicación y marketing! […] ¡Ifema es su gran tapadera propagandística!”, resumió la portavoz de Más Madrid, Mónica García, quien aprovechó su intervención para explicarle a Ayuso que en la Comunidad hay “tres hospitales que son más grandes que Ifema”.
Algo menos incisivo se mostró el socialista Ángel Gabilondo: “Yo no pretendo dejar de reconocer lo que Ifema ha supuesto. Sin embargo, hay un aspecto del hospital de Ifema que es obligado comentar: me refiero a sus costes de oportunidad, no a una cantidad económica sino a lo que se pierde, se deja de hacer o tener cuando se hacen ciertas cosas, porque para poner en marcha ese hospital han cerrado 102 centros de Atención Primaria y los servicios de Urgencia de Atención Primaria”.
Una idea en la que también insistió Jacinto Morano, de Unidas Podemos: “Cuando han tenido que afrontar esta crisis, ¡han tenido que destaparse los pies para taparse la cabeza!; es decir, han cogido a los profesionales de Atención Primaria para llevarlos al Ifema, con el efecto de que la Atención Primaria, que es evidentemente uno de los elementos centrales para el cuidado de una situación de pandemia, no ha podido proteger adecuadamente a los madrileños y madrileñas”.